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Academia Sociedad

Una guía para conocer los insectos y hongos de Porce II y Porce III

29/05/2025
Por: Ronal Magnum Castañeda Tabares. Periodista de la Dirección de Comunicaciones UdeA.

Los insectos son los animales más abundantes del planeta, y en cantidad los siguen los hongos, que conforman el reino fungi. Estos dos grupos han habitado la Tierra durante cerca de 450-250 millones de años y tienen un rol vital en el ciclo de la vida. Investigadores de la UdeA publicaron el estudio descriptivo y divulgativo «Guía de insectos y hongos. Centrales hidroeléctrica Porce II y Porce III» (2024), dirigida al lector general con interés en estos temas y en especial a la comunidad de Amalfi, Anorí y, Gómez Plata, Guadalupe y Yolombó, para que reconozcan la riqueza natural que habita alrededor de sus represas.  

Las moscas de las flores del género Toxomerus sp. hacen parte de la orden Diptera, que agrupa moscas, mosquitos y zancudos. Los individuos de esta orden se caracterizan por tener un par de alas y un par de balancines. o halterios, y como parte de su estructura bucal, un aparato succionador o chupador. Pueden alimentarse de plantas, madera o materia orgánica en descomposición, hongos, sangre de mamíferos o anfibios, heces, néctar y carroña. Son importantes bioindicadores del estado de los ambientes naturales. Foto: Carolina Henao Sepúlveda. 

¿Sabía que la mayoría de las plantas florales dependen de polinizadores —sobre todo, insectos— y que los hongos son los mayores responsables de que la materia orgánica de los suelos —hojarasca, carroña— se descomponga y se convierta en nutrientes para la tierra? Sin ellos, el ciclo de la vida colapsaría. Estos dos pequeños grupos de ingenieros silenciosos se encargan de un trabajo pesado de la naturaleza: polinizan, degradan, reciclan, conectan y regeneran ecosistemas.  

Teniendo en cuenta la importancia ecosistémica de estos dos grupos, fue recientemente publicada la Guía de insectos y hongos. Centrales hidroeléctrica Porce II y Porce III (2024), como parte del Convenio BIO, realizado entre Empresas Públicas de Medellín —EPM— y la Universidad de Antioquia entre 2021 y 2024.  

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El líder del convenio de parte de la Universidad, Felipe Cardona, director del Herbario de la UdeA, señaló que le propusieron a EPM hacer un estudio de insectos y hongos que complementara otros que ya se habían hecho en el cañón del río Porce sobre otros grupos de flora y fauna —mamíferos, aves, peces y anfibios y reptiles— de la zona de influencia del embalse, ubicado en el nordeste Antioqueño y administrado por la empresa generadora de energía.  

En total, esta Guía recoge 47 taxones —grupos— de insectos y 40 de hongos, que representan una mínima muestra de la diversidad, variedad, complejidad de formas, colores y estructuras que se encuentran en estos ecosistemas.   

Convenio BIO: Alianza para la conservación de ecosistemas en Antioquia 

El Convenio BIO, una alianza estratégica entre la Universidad de Antioquia y EPM, ha impulsado más de 20 investigaciones para conservar la biodiversidad y gestionar el recurso hídrico en zonas de influencia de proyectos energéticos como Porce II, Porce III, Guadalupe y Riogrande. A través de este convenio, se han realizado monitoreos ambientales, registros de nuevas especies y procesos de educación comunitaria, con el objetivo de tomar decisiones informadas para la protección de ecosistemas terrestres y acuáticos. En particular, en los territorios de Porce II y Porce III, se desarrolló la Guía de Insectos y Hongos, un estudio pionero que busca entender la dinámica de grupos biológicos poco explorados en ambientes tropicales. 

Insectos: polinizadores, descomponedores y reguladores

Se estima que existen cerca de 1.5 millones de especies de insectos en el mundo —sin embargo, cuentan las investigadoras, es un grupo tan inexplorado e inmenso que podrían ser millones más—, siendo el grupo más numeroso y diverso del reino animal.  Tienen un papel crucial en la polinización de plantas, trituración y descomposición de materia orgánica, además de alimentar y regular a otros organismos.  

Teniendo en cuenta esta importancia, dos investigadoras del Grupo de Entomología de la Universidad de Antioquia —Geua— de la Alma Máter, dirigidas por la profesora Martha Wolff Echeverri, hicieron visitas a varios sectores de Porce II y Porce III, basados en res ambientes diferentes: 

«Nombramos tres tipos de ecosistemas: muy perturbados, semi perturbados y conservados. Una vez allí, direccionamos los muestreos con unos sistemas de trampas específicos para poder ver ciertos grupos importantes, que son bioindicadores que nos enseñan cómo están los bosques», comentó Carolina Henao Sepúlveda, bióloga, entomóloga y micóloga del Geua.  

«Por terrenos “muy perturbados” nos referimos a pastizales, es decir, zonas muy intervenidas por la actividad humana, homogéneas, con algo de arbustos y sin dosel —techo— arbóreo, por lo que el sol llega directamente al suelo. Los terrenos “semi perturbados” tienen vegetación secundaria, con arbustos y bosques en proceso de recuperación; y finalmente, los “conservados”, son bosques maduros integrados principalmente por árboles altos, principalmente nativos, con mucha hojarasca y otro microambiente», explicó la bióloga Juliana Torres Toro quien también estuvo tomando muestras.  

Mariposas tronadoras, también conocidas como Hamadryas amphinome. Se conocen 20 especies en América, seis registradas en Colombia. Su nombre común proviene del sonido territorial que emiten los machos al batir sus alas, como un comportamiento territorial. Hacen parte del orden Lepidoptera, que agrupa a las mariposas y polillas, que en estado inmaduro son orugas, que se alimentan de las hojas. Su principal dieta como adjultas es el néctar, por lo cual su rol de polinizadoras es fundamental; y también se alimentan de los minerales y de las sales presentes en los excrementos de aves, mamíferos y reptiles. Foto: Carolina Henao Sepúlveda. 

Para hacer los muestreos utilizaron tres tipos de trampas: una para voladores —Van Someren Rydon—,  con cebos de fruta o de carroña; una trampa de intersección —Malaise—, parecido a una carpa de malla fina, que se ubica por poco tiempo en puntos estratégicos del bosque,  para la captura de una gran cantidad de otros voladores; y una trampa de caída —pitfall traps—, para caminadores, utilizando cebo de hígado o pescado podrido, siendo esta una de las técnicas más eficaces para muestrear poblaciones de la superficie del suelo. En trampas no direccionadas —sin cebo—, como del tipo Malaise, hicieron una selección de insectos más representativos, como algunas mariposas o moscas polinizadoras.  

En la Guía de insectos y hongos se presentaron 47 fichas con grupos que representan tan solo una mínima muestra de la diversidad de insectos, pero con valor apreciable por la variedad y complejidad de sus estructuras, formas y colores.  Se encuentran insectos de la orden Lepidoptera, mariposas y polillas; de la orden Mantondea, que reúne mantis religiosas, rezanderas; de la orden Odonata, que agrupa libélulas, caballitos del diablo o damiselas; de la orden Orthoptera, que reúne grillos, saltamontes y langostas; de la orden Phasmatodea, en la que se encuentra la Maria Palitos. 

«Realmente la diversidad en el poco tiempo de muestreo fue enorme. Colectamos en total en todo el muestreo más de 16 000 individuos, de 17 órdenes de insectos, un poco más de la mitad de los que hay en Colombia», puntualizó la investigadora Torres Toro.  

Hongos, los grandes descomponedores 

Hongo copa, nombre común de Cookeina sulcipes. Esta especie pertenece a la división Ascomycota, un tipo del reino fungi que se caracteriza por tener una textura coriácea —de cuero— y elástica. Creciendo en madera en descomposición. En el caso del hongo copa, su tamaño es de 0.5 a 3 cm de diámetro, tiene una superficie interna lisa, naranja claro y superficie externa naranja intenso, cubierta con pelos dispersos. Hasta el momento Colombia no lo ha reportado como un hongo comestible, sin embargo, para México, sí esta reportado como tal. 

Mientras los insectos dominan el aire y la superficie terrestre, los hongos gobiernan el subsuelo: son los ingenieros invisibles de los bosques. Varios investigadores del Grupo de Taxonomía y Ecología de Hongos —Teho—, del Instituto de Biología de la UdeA, visitaron algunas de las parcelas permanentes de flora de los municipios aledaños a los embalses. Estas parcelas son áreas de conservación delimitadas que administra la empresa generadora de energía con la finalidad de caracterizar la vegetación, su composición, dinámicas y diversidad de las especies que habitan las zonas de los embalses. 

Algo interesante de este muestreo es que encontraron, contó Benjumea, lo que serían 12 nuevas especies de hongos que no habían sido reportadas en Colombia; aunque aclaró que hacen falta más estudios para validar con certeza que sí lo sean. Además, encontraron 10 especies que no se habían hallado en Antioquia, «que es un dato bien importante, porque ayuda a enriquecer los patrones de distribución de las especies y a conocer también lo que nosotros tenemos».  

Como la idea de ayudar a reconocer esa diversidad en la Guía se incluyeron 40 especies de hongos, de los 178 recolectados, presentes en el área de protección de los embalses Porce II y Porce III durante el tiempo de muestreo. «Muchas veces la gente se encuentra hongos, pero no saben qué especie es. Elegimos especies muy reconocibles. Hay hongos que morfológicamente se parecen mucho, pero que en el microscopio son otra cosa; unos pueden comerse otros son tóxicos. Seleccionamos especies que tuvieran una morfología muy característica y que con la sola imagen se pudiera identificar.   

Xeromphalina tenuipes, de la división Basidiomycota —de textura coriácea, leñosa, gelatinosa y carnosa—. Este hongo ha sido reportado en para colombia en los departamentos de Amazonas, Antioquia, Boyacá, Cauca, Caquetá, Tolima y Valle del Cauc. Puede encontrarse creciendo sobre madera en descomposición, ya sea de forma solitaria o en pequeños grupos. Foto: Denis Cristina Benjumea.

Encontrar un hongo puede ser difícil debido a su tamaño, apariencia discreta y hábitats variados —como suelos húmedos, madera en descomposición o simbiosis con otros organismos—, lo que exige búsquedas exhaustivas en lugares a veces inaccesibles. Además, muchos son difíciles de identificar y su presencia se da por lo general en áreas remotas o densamente vegetadas lo que también complica su localización.  

Según la bióloga Denis Cristina Benjumea, investigadora del grupo Teho, lo que el caminante logra ver, es el cuerpo fructífero del hongo. La parte más importante está bajo tierra, como una red de hilos microscópicos que forman una estructura conocida como micelio, red de filamentos subterráneos que actúan como «raíces» y que pueden extenderse, a diferencia de las de los árboles, por kilómetros.   

Lo curioso es que solo se pueden ver los hongos cuando «deciden» reproducirse, en condiciones adecuadas, en suelos con buenos nutrientes y con buena humedad. Así nacen sus cuerpos fructíferos o fructificación, o la típica figura de «sombrilla» con la que se les asocia. «Es como el fruto del árbol», comparó la bióloga. Por eso, encontrar un hongo, es hallar un ápice del complejo sistema subterráneo que rodea a este organismo.   

En el muestreo lograron colectar 178 especímenes, una pequeña parte de lo que tiene el territorio. «Todas se sometieron a un análisis macroscópico para tomar medidas, color, sabor, textura y luego, a través de un análisis microscópico, buscamos saber qué especie es. Decimos 178 especies, aunque faltan es tudios para definir si esos 178 hongos diferentes, sí son especies distintas». Según el Catálogo de Hongos de Colombia (2023), en el país hay registrados 7241 especies.  

 

Porce II y Porce III, la riqueza de los bosques tropicales 

El área circundante del embalse Porce II se encuentra en un valle abierto con colinas bajas y redondeadas, rodeadas de depósitos aluviales como terrazas y barras laterales, pero sin una llanura de inundación continua. Las pendientes son pronunciadas —varían entre 22° y 25°—, y el clima es muy lluvioso —2300-3300 mm al año— y cálido —19°C - 22°C—, típico de un bosque húmedo tropical, con gran diversidad de flora y fauna. 

A unos 5.5 km río abajo, comienza el embalse Porce III, ubicado cerca de los municipios de Amalfi, Anorí y Guadalupe, entre 110 y los 175 km de Medellín, según la localidad. Este proyecto hidroeléctrico tiene 4680 hectáreas, de las cuales 464 ha son el embalse y el resto son bosques protegidos en diferentes etapas de crecimiento, incluyendo zonas de reforestación con especies nativas. Estos bosques forman un corredor biológico que conecta con el área protegida Cacica Noria y otros ecosistemas importantes. 

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