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Ciencia

Un largo camino para identificar autoinmunidad que predispone a infecciones

25/08/2023
Por: Carlos Olimpo Restrepo S. - Periodista

Hay enfermedades que pueden ser comunes en pacientes con comorbilidades, pero hay individuos que, sin tenerlas, desarrollan infecciones causadas por microorganismos oportunistas como la criptococosis diseminada. Estos y otros casos son estudiados desde hace casi cuatro décadas por el Grupo de Inmunodeficiencias Primarias —GIDP—de la Facultad de Medicina de la UdeA.

En el laboratorio del Grupo de Inmunodeficiencias Primarias, ubicado en la SIU, trabaja un amplio equipo de investigadores de la UdeA. Foto: Dirección de Comunicaciones / Alejandra Uribe Fernández

Imagine que usted tiene un problema de seguridad en su casa y pide ayuda a las autoridades. Pero cuando llegan sus agentes, en lugar de defenderlo de quienes los están amenazando o haciendo daño, lo atacan a usted. Además, otros personajes que pasan por ahí, aprovechan la situación para agredirlo y hacerle más daño.

Esto explica gráficamente, aunque en parte, cómo funciona nuestro sistema de defensas o sistema inmune, en algunas personas afectadas con enfermedades conocidas como autoinmunes. También ayuda a entender mejor por qué un hongo considerado oportunista, llamó la atención del equipo de médicos e investigadores del GIDP, adscrito a la Facultad de Medicina de la UdeA.

En febrero de 2014, el doctor José Luis Franco, coordinador del GIDP, evaluó una paciente adulta en uno de los hospitales de cuarto nivel de la ciudad. La paciente llevaba hospitalizada mes y medio por una infección llamada criptococosis diseminada, causada por el hongo criptococo, que afectaba varias partes de su cuerpo, y con respuesta parcial al tratamiento, a pesar de ser el indicado. Los médicos del hospital consideraron una inmunodeficiencia adquirida como el VIH o incluso secundaria, pero las pruebas de laboratorio fueron negativas. Incluso llegaron a sospechar un trastorno inmunológico primario, por lo cual le realizaron otros exámenes para evaluar al sistema inmune y fueron normales.  

El criptococo, —Criptococcus spp—infecta principalmente a individuos con un sistema inmune debilitado, como durante la infección por el VIH o por inmunosupresión secundaria para reducir el riesgo de rechazo en ciertos trasplantes de órganos. Dado que la paciente era negativa para VIH y no tenía otras comorbilidades, Franco sospechó que pudiese tener una forma de enfermedad autoinmune que se describía en la literatura médica mundial desde años antes y que fue específicamente acuñada en el 2021 como Inmunodeficiencia del adulto, VIH negativo. Esta es causada por autoanticuerpos —producidos por el propio sistema inmune— que suprimen la acción anti-infecciosa de ciertas hormonas o citoquinas del sistema inmune, lo cual favorece infecciones diseminadas por hongos, bacterias y virus, entre otros. El problema era que en el GIDP no tenían como confirmar esto, pues no contaban con la tecnología para ello.

Estudio entre muchas personas e instituciones
 

Desde 2013, médicos e investigadores del GIDP, entre ellos José Luis Franco, doctor en Ciencias Básicas Biomédicas, y Andrés Augusto Arias, doctor en Ciencias de la Escuela de Microbiología de la UdeA, trabajan con médicos e investigadores de los laboratorios de Genética de las Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Rockefeller en Estados Unidos, el Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica  en Francia —INSERM—, y grupos de la UdeA para estudiar las bases genéticas e inmunológicas de la susceptibiliad a las infecciones. Así fue posible realizar las pruebas que confirmaron el diagnóstico definitivo en esta paciente y otros dos más detectados por los infectólogos que hicieron parte del estudio.

El microbiólogo Carlos Andrés Arango Franco, del GIDP, enfocó su trabajo de doctorado al estudio de estos pacientes, para tratar de demostrar si tenían esos autoanticuerpos que bloqueaban alguna citoquina del sistema inmune, algo que no se había estudiado previamente en pacientes en Colombia. 

«El 70% de las personas que tienen criptococosis son VIH positivos. Otro porcentaje es de quienes tienen otras comorbilidades —enfermedades no infecciosas que facilitan el contagio— y, una pequeña parte no tienen factores de riesgo conocidos. Estos son los pacientes en quienes nos enfocamos», aseguró el investigador, quien precisó que de estos casos se han descrito solo unos 60 pacientes en el mundo y recientemente, tres de ellos en Medellín.

¿Y cómo los detectaron si son tan escasos? Isabel Cristina Ramírez, internista y especialista en enfermedades infecciosas, es profesora y coordinadora de la especialización en Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la UdeA y coautora de este trabajo. «Estas personas por lo general entran a los hospitales por urgencias y los médicos se concentran en tratarles la infección y les ordenan algunos exámenes, que no van a servir para encontrar la causa real de este problema: Por eso, cuando detectamos un caso sospechoso lo remitimos al GIDP», explicó. 

Al respecto, el coordinador del GIDP añadió que «a veces es difícil poner en práctica la inmunología en la clínica, porque se percibe como difícil de entender. Esto resulta en que a veces no se detecte el paciente con un sistema inmune dañado».
 

Gracias a las alianzas del GIDP con el Instituto Imagine, Carlos Andrés Arango adelantó parte de su investigación en París. Foto: cortesía Carlos Andrés Arango

Amplia investigación
 

Carlos Andrés hizo su maestría con el GIPD en infecciones fúngicas en humanos. Conocedor de estos pacientes, se propuso estudiarlos más durante su doctorado y viajó al Instituto Imagine en París, en donde pudo evaluar la presencia de autoanticuerpos en los sueros —un componente de la sangre— de estos pacientes y las pruebas funcionales requeridas

«Muy probablemente son muchos más de los tres que hemos encontrado en este estudio, pero puede ocurrir que no todos los médicos busquen apoyo de estos grupos especializados, porque se concentran solo en tratarlos para la infección. Por eso hay que crearles a los médicos la conciencia de que, si tiene un paciente sospechoso, busquen al GIDP», recalcó la doctora Ramírez.

El estudio de los pacientes en el GIDP parte de una hipótesis fundamental, comentó Carlos Andrés: «Primero planteamos que estos individuos tienen este tipo de infecciones severas porque albergan variantes genéticas deletéreas o dañinas en su ADN, que afectan el desarrollo y función del sistema inmune. Esto nos deja sin defensas importantes para defendernos frente a microorganismos invasores, como debería ser normalmente». Estas enfermedades, conocidas antes como inmunodeficiencias primarias —IDP—, se denominan ahora Errores innatos de la Inmunidad —EII— por la Unión Internacional de Sociedades Inmunológicas. 

«Cuando no se detectan anormalidades inmunes evidentes y tampoco se identifican variantes genéticas dañinas, se considera la hipótesis de fenocopia autoinmune, una forma de enfermedad en la que autoanticuerpos inhiben la función de las citoquinas, bloqueando, como en este caso, la respuesta inmune al hongo», como fue en los tres pacientes del estudio de Arango.

Los resultados de estas investigaciones tienen gran alcance médico, pues revelan la naturaleza genética o autoinmune de la susceptibilidad a las enfermedades infecciosas en algunos pacientes. Entender esto es el primer paso en la vida de algunos que llevan un tiempo significativo esperando respuestas sobre su enfermedad. Y ¿qué sigue?  «Idealmente un tratamiento apropiado: para algunos podría ser antimicrobianos por más tiempo y en dosis mayores, para otros la terapia de reemplazo del componente faltante o la modulación del sistema inmune para que no se salga de control, mientras que en otros podría ser incluso el reemplazo del sistema inmune original afectado —trasplante—, por el de un donante compatible sano para reestablecer las defensas», aseguró el doctor José Luis Franco. 

Agregó que en los casos en que existe una variante genética responsable de la enfermedad «podrá establecerse el riesgo de que otros individuos en la familia puedan eventualmente padecer algo similar mediante consejería genética. Para los pacientes VIH negativos con Inmunodeficiencia del adulto, queda un camino para una terapia definitiva y deberán seguir siendo monitoreados en forma permanente para evitar recaídas».

La investigación también sirve como un llamado a la comunidad médica para que se apropie más del conocimiento del sistema inmune. «Esto es como una caja de Pandora, estamos detectando nuevos mecanismos moleculares y conociendo nuevos genes en las células, que son importantes para el control y la erradicación de hongos, bacterias y virus que nos causan enfermedad. No solo aportamos un granito de arena desde el punto de vista de científico, sino que también impactamos positivamente la vida de nuestros pacientes», afirmó Carlos Andrés Arango.

Un grupo con proyección social
 

Un aspecto fundamental para el GIDP es el impacto humano y social en los pacientes y sus familias. El poder acceder a tratamientos modernos y personalizados efectivos puede significar un giro de 180 grados en la calidad de vida. El Grupo, junto con algunos pacientes y sus familias, crearon en el 2006 la Fundación Diana García de Olarte para las Inmunodeficiencias Primarias  —FIP—.

El GIDP cuenta con un portafolio de pruebas especializadas para el diagnóstico inmunológico, ofrecido por el Laboratorio Integrado de Medicina Especializada —LIME—. Allí se realizan más de 30 pruebas para la evaluación del sistema inmune en los pacientes. Además, el GIDP continúa desarrollando proyectos de investigación para establecer las bases genéticas, moleculares e inmunológicas de los EII. Con el apoyo de Minciencias, la UdeA e instituciones en el exterior como la Universidad de Rockefeller y el instituto Imagine de Paris investiga acerca de las bases genéticas y moleculares que gobiernan la respuesta inmune a los microorganismos que nos enferman, como la micobacteria que causa tuberculosis. Su trabajo va de la mano con el de la FIP que apoya económica y logísticamente el acceso al diagnóstico y tratamiento de los pacientes con estas enfermedades en Colombia.

Desde que inició la pandemia, el GIDP trabaja en la Covid-19 en el consorcio internacional Covid Human Genetics Effort —COVIDHGE— conformado por grupos de investigación y universidades de todo el planeta, que se han concentrado en revelar las bases genéticas e inmunológicas de la susceptibilidad y la resistencia a esta enfermedad infecciosa en humanos, aportando a la identificación de variantes genéticas conocidas o novedosas de susceptibilidad a SARS-CoV2, así como al descubrimiento de autoanticuerpos que bloquean la actividad de los interferones tipo I —proteínas que ayudan a regular el sistema inmunológico—, vitales para el control inicial de la infección. 

«Dentro del consorcio sabíamos que esto era posible y por eso se empezó a mirar no solo las células y el ADN de esas personas, sino también el suero y ahí se detectaron los autoanticuerpos en un número importante de individuos», explicó el coordinador del GIDP, José Luis Franco Restrepo, quien precisó que esta información puede servir más adelante para reducir las manifestaciones severas del covid-19.

 

Integrantes del Grupo de Inmunodeficiencias Primarias. A la derecha está José Luis Franco, el coordinador de este equipo. Foto: cortesía GIDP

 

Un congreso para abordar estos problemas
 

El 11 y 12 de agosto de 2023 se realizará en Medellín el Primer Congreso Colombiano de Errores Innatos de la Inmunidad. El GIDP será el anfitrión y en él participarán conferencistas nacionales e internacionales de renombre. 

Los estudiantes de pregrado, postgrado y especialistas del área de la salud interesados en asistir pueden buscar mayor información en la línea de WhatsApp 314 8646956 o descargar el QR en la página web de la FIP.

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