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Infección de mosquitos con Wolbachia es un método sostenible a largo plazo

16/10/2024
Por: Carlos Olimpo Restrepo S. Periodista de la Dirección de Comunicaciones UdeA

En 1980 Scott O'Neill empezó a buscar la manera de combatir el Aedes aegypti y hoy, en 14 países y territorios del mundo, la reducción del dengue, el zika y la chikunguña es evidente, gracias a la infección de los mosquitos trasmisores con la bacteria Wolbachia. El científico australiano estuvo en Medellín para presentar los resultados del proyecto en el Valle de Aburrá, adelantado entre el World Mosquito Program —WMP— y el Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales —Pecet— de la UdeA. 

 

Scott O'Neill confía en que el método que creó se expanda por otras regiones de Colombia y otros países, con el fin de disminuir la presión sobre los sistemas de salud pública. Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F.

El Aedes aegypti es el segundo animal que más muertes humanas causa cada año en el mundo, debido a las enfermedades que trasmite: dengue, zika y cikunguña. Por eso, Scott O’Neill decidió buscar una respuesta a este problema y encontró en la naturaleza una herramienta efectiva para controlar la población de este mosquito, como lo muestran las estadísticas recientes sobre Medellín, Bello e Itagüí, donde la reducción de casos de dengue es evidente, pese a que América Latina pasar por un periodo crítico de epidemia de esta dolencia

El científico australiano aprovechó que la bacteria Wolbachia afecta la reproducción de los mosquitos y otros insectos, pero que es inocua para otros seres vivos, para trabajar en un plan mundial de erradicación de estos vectores, para lo cual fundó el World Mosquito Program—WMP—, que hoy adelanta proyectos en 14 países y territorios de América, Asia y Oceanía. 

En Colombia, el proyecto piloto empezó en el barrio París, de Bello, en 2014, y durante los diez años posteriores se extendió a la totalidad de ese municipio del Aburrá, así como de Medellín e Itagüí, gracias a la alianza del WMP con el Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales —Pecet— de la UdeA. 

Le puede interesar: ¡Dio resultado!: estrategia «Wolbachia» frenó el dengue en Bello, Itagüí y Medellín 

En Alma Máter hablamos con este investigador sobre lo logrado hasta ahora en Colombia y el mundo, y cómo se proyecta en el futuro esta lucha contra los mosquitos, que no solo atacan en países tropicales, sino que también hacen daños en países de Europa y Norteamérica. 

¿Cómo fue el proceso cuando usted y su equipo de investigación descubrieron que la bacteria Wolbachia servía para el control biológico del mosquito, a la vez que le impedía a este vector trasmitir el dengue y otros virus?  

La investigación se desarrolló en mi laboratorio durante un período de 15 años, más recientemente en la Universidad de Monash, Australia. Implicó el trabajo de muchos estudiantes y postdoctorados durante bastantes años. 

Luego de este descubrimiento, usted se puso como objetivo acabar con el dengue y luego creó el World Mosquito Program. ¿Cómo fue ese proceso? 

Inicialmente diseñamos y llevamos a cabo las primeras pruebas a campo abierto en el norte de Australia, alrededor de la ciudad de Cairns. A estas les siguieron estudios de campo en Indonesia y Vietnam y la realización de un ensayo controlado aleatorio, de gran tamaño, en la ciudad indonesia de Yogyakarta. Después del éxito de estos primeros proyectos, quisimos probar la eficacia del nuevo método en distintos lugares y escenarios epidemiológicos para determinar qué tan generalizable podría ser su uso en diferentes regiones del mundo. Hasta ahora hemos probado el método en 14 países, con 11,4 millones de personas alcanzadas con el World Mosquito Program. Los resultados han sido notables en todos los entornos que buscamos la reducción del dengue y ahora Brasil e Indonesia están en el proceso de implementar el método a nivel nacional. Ha sido un recorrido bastante difícil, configurar un nuevo paradigma que controla esta enfermedad y, luego, lograr la aceptación y expansión del método, en beneficio de las comunidades necesitadas. Si bien es difícil, personalmente también ha sido muy exigente ver el impacto positivo que el trabajo está teniendo en diferentes partes del mundo. 

 
¿Por qué el WMP impulsó la alianza con el Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales —Pecet— de la Universidad de Antioquia, para la expansión de la Wolbachia en Medellín y el Valle de Aburrá? Háblenos de las lecciones aprendidas de esta colaboración científica. 

Buscábamos asociaciones en las que se pudiera probar el método para validar su eficacia. Cuando me presentaron al profesor Iván Vélez, la capacidad del Pecet y su equipo, era una obviedad hacer una asociación colaborativa para probar el método, y dado el gran problema del dengue en Colombia, en general, vimos que era el lugar ideal. El trabajo ha demostrado con éxito que el método se puede ampliar e implementar en millones de personas de forma rentable y los resultados han sido bastante sorprendentes. Medellín solía ser una de las peores zonas del país para el dengue, pero ya no es así y eso se alinea con lo que vemos en otros países. Esta evidencia del impacto del método será cada vez más visible en los próximos años. 

¿Cuánto tiempo puede durar el impacto de la liberación de mosquitos con Wolbachia en una zona como Medellín y el Valle de Aburrá? 

Nuestras primeras liberaciones de mosquitos Wolbachia se realizaron hace casi 14 años y no vemos ninguna pérdida de eficacia del método para proteger a las comunidades en Australia. Dada esta experiencia, podemos predecir que es probable que el método ofrezca protección continua a las comunidades del Valle de Aburrá durante más años. 

¿Cómo asegura el WMP que el método de Wolbachia sea sostenible a largo plazo en ciudades como Medellín? ¿Qué se hace para mantener la población de mosquitos infectados con Wolbachia? 

La belleza del método es que es intrínsecamente sostenible. Una vez que Wolbachia se establece en la población de mosquitos, se mantiene sin necesidad de volver a aplicarla, por lo que podemos esperar que brinde protección continua a las comunidades. Esto es muy diferente a los programas de vacunación o insecticidas que deben reaplicarse constantemente; como resultado, hace que el método sea muy rentable e incluso, en muchos lugares, ahorra costos para el gobierno, cuando se trata de tratamientos contra el dengue. 

Dado que el dengue es una crisis de salud pública en las Américas, ¿cómo evalúa el impacto del programa en la salud pública en general y en Medellín en específico? 

El impacto en la salud pública que estamos viendo es bastante notable. Esta intervención está controlando no solo el dengue, sino también el zika, la chikunguña  y potencialmente otras enfermedades virales transmitidas por mosquitos que puedan surgir en el futuro. Además, la intervención es sostenible y potencialmente es un ahorro de costos para los gobiernos. Podemos decir que este nuevo método cambia las reglas de juego de la salud pública no solo en América Latina sino a nivel mundial. 

Larvas de Aedes aegypti contagiadas con Wolbachia, las cuales se liberan en edad adulta.Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F.

¿Cómo vislumbra el futuro del control del dengue a nivel mundial, y qué papel cree que jugará la expansión del uso de Wolbachia en la prevención de enfermedades transmitidas por vectores? 

Mi opinión es que este método tendrá un impacto muy grande y significativo a nivel mundial en la prevención de enfermedades transmitidas por mosquitos. Estamos apenas en el comienzo de la adopción y, a medida que más ciudades y países comiencen a adoptar la tecnología, el impacto será más evidente. 

¿Qué investigaciones adicionales se están llevando a cabo para evaluar el impacto a largo plazo de la introducción de Wolbachia en las poblaciones de mosquitos y su efectividad contra otras enfermedades transmitidas por vectores, como el zika y la chikunguña? 

Tenemos proyectos en ejecución en muchos países y, en particular, un programa muy grande en Brasil, donde estamos viendo reducciones medibles de las enfermedades del zika y la chikunguña, y en varios otros países estamos rastreando la efectividad a largo plazo del método. Lo que estamos viendo es que este es eficaz y mantiene esa eficacia a largo plazo. 

¿Cuáles han sido los principales retos que ha enfrentado al liderar un proyecto de control del dengue y otras enfermedades que opera en 14 países? ¿Qué estrategias ha utilizado para asegurar la sostenibilidad y expansión de este proyecto? 

Uno de los principales desafíos es simplemente la introducción de algo nuevo que no es muy conocido. Se necesita coraje político para apoyar el cambio, incluso si es claramente una gran mejora con respecto a los métodos existentes para hacer las cosas. Con el panorama completo de la evidencia global, estoy bastante impaciente por ver que los beneficios de este trabajo lleguen al mayor número de personas necesitadas en el menor tiempo y espero ver una mayor tasa de adopción en el futuro. A medida que nos expandimos, lo hacemos a través de asociaciones locales, como ha sido el caso de Pecet. Buscamos socios de la más alta calidad para trabajar y que tengan el conocimiento local para poder introducir la tecnología con éxito. 

¿Cómo son los esfuerzos en educación con las poblaciones, en especial las de América Latina, para concientizarlas sobre las medidas preventivas contra las enfermedades que transmite el mosquito? ¿Y cómo se ha trabajado para que confíen en el programa de infección del mosquito con la Wolbachia? 

La participación comunitaria es un elemento central de nuestro trabajo dondequiera que vayamos. Dedicamos mucho tiempo y recursos a garantizar que las comunidades estén informadas sobre nuestro trabajo y confíen en los programas que ayudamos a implementar. 

¿Qué lecciones pueden extraer los estudiantes, investigadores y autoridades de salud sobre la importancia de apoyar investigaciones básicas que, a simple vista, podrían parecer irrelevantes, pero que pueden llevar a avances significativos en la salud pública? 

Que la investigación básica puede conducir a descubrimientos inesperados con grandes beneficios para la sociedad. Está bien documentada y la evidencia es clara. 

¿Qué mensaje le daría a los gobiernos y a las instituciones de investigación sobre la importancia de financiar proyectos de ciencia básica que podrían tener un impacto significativo en la salud pública global? 

La financiación de la investigación básica debería ser una prioridad, pero también la investigación de base que se financie sea de la mayor calidad posible, para que la garantía de recursos brinde mejores posibilidades de conducir a nuevos descubrimientos importantes. 

Este contenido cuenta con traducción en Lengua de Señas Colombiana

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