La gentrificación no es un progreso
La gentrificación no es un progreso
«Es una injusticia social lo que se hace con las comunidades por acomodar a unos pocos con dinero. Si Medellín continúa con esas modificaciones excéntricas en los barrios y enfocada en satisfacer las necesidades y gustos de los nuevos residentes, con mucho mayor poder adquisitivo, la cuidad será inasequible e invivible para muchas personas».
A lo largo de los últimos años Medellín se ha visto envuelto en el boom de la construcción de proyectos urbanísticos y la renovación de áreas deterioradas de la ciudad. Si bien esta revitalización tiene sus beneficios, es importante considerar el impacto que la gentrificación está teniendo en la comunidad local y cuestionar el supuesto progreso que esta otorga y a quienes se lo otorga.
La gentrificación se refiere al proceso de transformación de un área urbana degradada, generalmente antigua y de bajos recursos, en un área mas exclusiva y elegante para atraer una clase socioeconómica más alta, desplazando a los residentes de bajos ingresos que habitaban la zona. A primera vista, esto podría parecer un avance positivo para la ciudad, pero al profundizar en sus consecuencias, nos damos cuenta de que no es necesariamente progreso, y si lo es, es para unos pocos que cuentan con recursos.
Una de las principales problemáticas de la gentrificación en Medellín es la exclusión social que produce, ya que a medida que los barrios anteriormente degradados son renovados, los alquileres y los precios de las propiedades aumentan notalmente, dificultando que las personas de bajos ingresos continúen residiendo en la zona transformada, por lo que se ven forzadas a buscar alternativas en zonas más marginales y asequibles para ellos. Lo anterior produce una segregación social cada vez mayor, donde quienes no cuentan con los recursos monetarios necesarios son relegados a áreas retiradas y de baja calidad. Lo que se traduce en desafíos diarios como realizar largos desplazamientos para ir a trabajar o llevar a los niños a estudiar, entre otras cosas.
Con el fenómeno de la gentrificación se agudizan las brechas de desigualdad entre personas con bajos recursos y personas adineradas, pero claro está que esto no es un acontecimiento nuevo y es una situación a la que probablemente ya nos hemos acostumbrado, de hecho, cada día surgen dinámicas que profundizan las desigualdades económicas para favorecer lógicas capitalistas donde el pobre cada vez es mas pobre y el rico más rico. Aunque haya una mejora económica en el área renovada, la riqueza que esta genera no necesariamente se expande a toda la comunidad, dado que los beneficios suelen llegar a un sector privilegiado y las personas de bajos ingresos que habitan o habitaban la zona no suelen ser los principales receptores de estos beneficios. En este caso quienes cuentan con solvencia económica se apropian de los territorios de quienes carecen de la misma despojándolos de estos con mentiras y engaños o de formas inescrupulosas para satisfacer las demandas del mercado capitalista por el que se rige la sociedad actual. Por lo anterir, con la gentrificación se plantean grandes retos a tener en cuenta en cuestión de inclusión social y acceso a la vivienda para la gente pobre de Medellín.
Además, la gentrificación también tiene un impacto contraproducente sobre la cultura y la identidad de la ciudad, pues a medida que los habitantes de las zonas transformadas son desplazados, gran parte de la historia y las tradiciones locales del lugar se pierden, ya que son remplazadas por otras costumbres de comercio más coherentes con el funcionamiento pensado para esa nueva comunidad, atentado contra la diversidad y la identidad cultural.
Otra cuestión fundamental a tener en cuenta es el impacto ambiental de la gentrificación, ya que la mayoría de los proyectos de desarrollo no son sostenibles ni respetuosos con el entorno. Es decir, se derriban árboles, se destruyen espacios verdes y se pierden áreas naturales en beneficio del crecimiento inmobiliario. Esto puede tener efectos negativos para el ecosistema local y la calidad de vida de los habitantes de la cuidad.
La gentrificación en Medellín no puede considerarse progreso debido a que arrasa con un montón de cosas tanto simbólicas como estructurales que afectan la vida de los más necesitados. Visto que sus vidas se ven afectadas drásticamente por cambios bruscos para los cuales no están preparados ni tendrían por que estarlo. Es una injusticia social lo que se hace con las comunidades por acomodar a unos pocos con dinero. En este orden de ideas, si Medellín continúa con esas modificaciones excéntricas en los barrios y enfocada en satisfacer las necesidades y gustos de los nuevos residentes, con mucho mayor poder adquisitivo, la cuidad será inasequible e invivible para muchas personas.
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