Z7_89C21A40LOHF80A64A939O14U1
  • Z7_89C21A40L0MUA0AQNNIO0C1KK2

    Teclas de Ayuda de acceso Rápido

    ALT + 1 Inicio

    ALT + 2 Noticias

    ALT + 3 Mapa de sitio

    ALT + 4 Búsqueda

    ALT + 5 Preguntas frecuentes

    ALT + 6 Atención al ciudadano

    ALT + 7 Quejas y reclamos

    ALT + 8 Iniciar Sesión

    ALT + 9 Directorio telefónico

    Letra:

    Contraste:

    Clic aquí para ir a la página gov.co
    jueves, 28 de marzo 2024
    28/03/2024
    Síguenos
    Z7_89C21A40L0MUA0AQNNIO0C1KK1

    Portal U de A

    Z7_89C21A40LOHF80A64A939O1RH1

    Mayerling Correa, intercambio en México.

    Última actualización 30 may. 2019

     


    Un viejo proverbio árabe dice así: “Quien vive ve mucho, pero quien viaja ve más”.

    Leía esta frase en una revista mientras volvía de mi viaje a México y pensaba en lo increíble que era estar regresando después de cinco meses viviendo en un país que no era el mío, que no está tan lejos del nuestro, pero que al fin de cuentas es otro país.

    Soy Mayerling Correa Hoyos, estudiante de séptimo semestre de Bibliotecología en la Escuela Interamericana de Bibliotecología (EIB). Desde que estaba en el colegio había estado haciéndome ilusiones con un día viajar a otro país y conocer su cultura; escuchaba hablar del tema de los intercambios (que en aquel tiempo tenían otro sentido y se hacían de diferente), pero no pensaba entonces en la posibilidad real de materializarlo del todo. Viajar a cualquier parte del mundo es una experiencia que toda persona debería tener la oportunidad de realizar, porque es una manera de reconocer la multitud de realidades en las que nos encontramos inmersos en nuestra “redonda patria” (Barrios, 1986) y, al mismo tiempo, conocer mejor nuestra propia realidad cotidiana, rompiendo con ideas y estructuras sesgadas.

    Al comenzar todo el proceso del intercambio para elegir las universidades, había pensado inicialmente en otras opciones como Argentina o Chile, puesto que en mi dependencia México ha sido ya bastante explorado por otros compañeros de la carrera que han tenido la experiencia del intercambio. Revisé por mucho tiempo las opciones y los convenios que existían entre la Universidad de Antioquia y las universidades de Argentina y Chile, que además debían tener dentro de la lista de programas Bibliotecología o su equivalente en dicho país, ya que no es común y fácil de encontrar en muchos lugares. Cada vez que me decidía por una universidad se presentaba alguna pequeña complicación que me hacía pensar en -quizá- desistir (en contra de mis deseos), y todo esto lo único que hacía era señalarme que mi destino debía ser México, pese a todo lo que había visualizado desde un principio. Con México los trámites y demás requisitos de aceptación resultaron ser más rápidos y amigables, pues ya es un destino que está bastante explorado en mi Escuela y el proceso de movilidad está más fortalecido.

    Después de todo esto empecé a visualizar mi estancia en México y me emocionaba cada vez más con la idea de poder estar en la segunda mejor universidad a nivel de Latinoamérica: la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ahora mimo es un orgullo y un honor para mí poder escribir esto y haber formado parte de esa gran casa de estudios.

    Mi proceso duró dos semestres, desde que me puse como meta y decidí realizar el intercambio, entre elegir la universidad, verificar convenios, realizar trámites, elegir el lugar de estadía, la compra del seguro internacional, los boletos, etc. El tema económico era una preocupación constante, puesto que es algo más difícil acceder a una beca a la que aspiran miles de estudiantes, muchas veces con mejores posibilidades y perfil. Pero esto lo que me demostró es que todo es posible, que desde que nos propongamos algo con convicción el Universo conspirará a nuestro favor. Por supuesto el apoyo de mi mamá resultó fundamental, puesto que fue quien me apoyó en todo sentido y era esencial el tema económico tanto para la ejecución de los trámites como para el sostenimiento, del cual ella hizo parte el 100% del tiempo.

    Conocer México ha sido una de las experiencias -quizá- más maravillosas y enriquecedoras que haya podido tener en mi vida. El intercambio hizo que fuera mucho más valioso, ya que, al no ser solo un viaje con fines turísticos, me permitió conocer el país y la cultura de una forma más cercana y real a la cotidianidad de los mexicanos. El lugar en el que pasé mi estancia fue perfecto, un ambiente familiar y muy amigable, nunca me sentí una forastera y muchas veces no sentía estar fuera de mi patria, ya que compartimos muchas como hispanohablantes y latinoamericanos. Los mexicanos son personas estupendas, generosas, cálidas, alegres, afables, que hacen que uno se sienta orgulloso de la riqueza que tiene este planeta y que cualquier lugar sea nuestra casa. Es hermoso este acercamiento, es hermosa esa oportunidad de conocerlos y de ver en cada persona que me cruzaba toda la riqueza que ese país posee, pues en cada una de ellas veía reflejado cada personaje del pasado, cada tradición, cada elemento y cada historia (mística o no) que llevan anclados como una bandera que desde lejos nos grita los colores del país al que pertenece.

    En alimentos hay una gran variedad y hay de todo, tanto que cualquier persona que viaje a estas tierras corre un alto riesgo de subir de peso. El transporte fue una de las cosas que más me sorprendió, pues un solo trayecto cuesta menos de la mitad de lo que hoy día nos cuesta a los paisas un trayecto en bus o metro. La distancia que recorría de la casa en la que habitaba a la universidad era muy corta, por lo que el desplazamiento no representó mayor dificultad para mí, pues requería de un solo viaje para la ida y el regreso, lo que también significó un gran ahorro. En general los costos son muy similares a los nuestros y muchas veces resulta más económico acceder a los productos tanto de aseo y cuidado personal, los alimentos básicos y la inversión en el transporte. También hay muchas opciones para todos los gustos y bolsillos. Sin olvidar que siempre vivir de manera independiente en cualquier lugar requiere una gran inversión monetaria, aunque sean solo para nuestras necesidades más básicas.

    Por supuesto me quedo con las ganas de conocer muchos lugares que no pude visitar en su momento y la sensación de que el tiempo nunca será suficiente para recorrer tantos paisajes y tanta riqueza cultural, para descubrir las maravillas de nuestro planeta y el Universo mismo. Este intercambio al mismo tiempo me permitió reconocer un poco más el valor de nuestro país, nuestra ciudad, nuestra universidad y de mi propio hogar, al tiempo que identificaba algunas fallas, que solucionándolas nos pueden hacer mejores. Estar en México me dejó con ganas de cumplir muchas más metas y proponerme hacer muchas otras y, cómo no, de volver en un futuro que espero sea cercano. Me permitió darme cuenta de que nuestro hogar es demasiado grande y que solo hace falta la voluntad para salir del sillón (la comodidad) en el que nos encontramos y empezar a caminar. Los límites no existen, no hay más que límites geográficos y hasta esos se pueden franquear. Es este mi mensaje para todos aquellos compañeros de nuestra también maravillosa Alma Máter que todavía están pensando si aventurarse a realizar un intercambio o cualquier otra meta que se hayan propuesto.

     

    Se osado e inesperadas fuerzas acudirán en tu ayuda.

    -Basil King-

    Z7_89C21A40LG0QD0A60GK7NV0GR1
    Z7_89C21A40L0MUA0AQNNIO0C1KS6
     
    Universidad de Antioquia | Vigilada Mineducación | Acreditación institucional hasta el 2033 | NIT 890980040-8
    Recepción de correspondencia: calle 70 No. 52 - 21 | Apartado Aéreo 1226 | Dirección: calle 67 No. 53 - 108 | Horario de atención
    Conmutador: [57 + 604] 219 8332 | Línea gratuita de atención al ciudadano: 018000 416384 | Fax: [57 + 604] 263 8282
    Peticiones, quejas, reclamos, sugerencias, denuncias, consultas y felicitaciones
    Política de tratamiento de datos personales
    Medellín - Colombia | Todos los Derechos Reservados © 2020