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Academia Sociedad

Cannabis, fúmese bajo su propio riesgo

11/01/2023
Por: Carlos Olimpo Restrepo S. - Periodista

La despenalización del porte y consumo de marihuana para uso recreativo se ha extendido por el mundo en la última década, y ha llevado a que cada vez más personas usen esta planta sin restricciones y que los Estados aumenten sus recaudos por dicho concepto.  El debate se centra ahora entre los beneficios medicinales de algunos de sus derivados y los riesgos para la salud individual y pública.

Persona prepara un cigarrillo de marihuanaAunque en Colombia el uso recreativo de la marihuana no está permitido por la ley, la despenalización del porte de la dosis mínima facilita el consumo a las personas. Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F.

Las propiedades medicinales de algunos derivados del cannabis están probadas, pero también es cierto que se trata de una droga adictiva, cuya ingesta o inhalación acarrea afectaciones para la salud, como lo advirtió la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito —UNODC— en el Reporte Mundial de Drogas 2022, que recoge datos hasta 2020. 

En Colombia, el informe oficial más reciente es el Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas 2019, elaborado por el Dane y el Ministerio de Justicia, según el cual, cerca de dos millones de colombianos entre los 12 y 65 años han consumido o consumen marihuana recreativa. El documento va acompañado de advertencias sobre los riesgos para la salud

En lo local, la Secretaría de Salud de la Alcaldía de Medellín realizó una investigación —cuyos resultados fueron publicados en marzo de este año— sobre el riesgo químico de las sustancias que se venden en las calles, la cual concluyó que «en la ciudad se encuentra circulando marihuana de alta potencia, esto es, marihuana que contiene altos porcentajes de tetrahidrocannabinol o THC —factor psicoactivo del cannabis— cannabidiol o CBD —agente terapéutico—».  

Para Adrián Restrepo Parra, docente del Instituto de Estudios Políticos de la UdeA, estos informes se deben mirar con cuidado, pues «se hacen y publican con el filtro de la guerra contra las drogas y el delito», y destacó que no es adecuado comparar las muestras adquiridas en las calles de Medellín con los informes sobre los efectos del cannabis en la salud elaborados en Uruguay y Canadá, donde el mercado y el consumo son legales. 

«La calidad de la marihuana es la que incide en la salud. Las dosis adquiridas en las calles de Medellín presentan, además de alto THC, sustancias como betún, yodo, orina, entre otros componentes usados por los traficantes para hacerla rendir», explicó Restrepo, quien es coordinador académico del Diploma en la planta de cannabis. 

El investigador admitió que «otro extremo sería decir que el consumo de la marihuana no hace daño, claro que tiene un impacto en la salud humana, pero debemos mirar, con respecto a otras drogas, cómo es ese daño». 

Afectación a la salud

Afiche de campaña sobre los riesgos de la marihuana en fumadores pasivos
En meses recientes se han visto campañas en algunos espacios de la Universidad  que buscan crear consciencia sobre los efectos del humo de marihuana en personas que no son consumidoras activas.  Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F.

Héctor Julián Pérez Madrid, médico toxicólogo del Laboratorio Integrado de Medicina Especializada —LIME— de la Facultad de Medicina de la UdeA, señaló que en Canadá, donde se permite el uso recreativo desde hace unas dos décadas, «hay un estudio que muestra cómo el consumo diario o casi diario de marihuana se relaciona con la aparición de episodios de psicosis y de esquizofrenia, y si la utilización empieza antes de los 16 años hay riesgo de deterioro cognitivo».  

El investigador aclaró que esto depende de la potencia del THC y que, según la investigación canadiense, en personas que hacen uso infrecuente de cannabis —tres o menos veces por semana— no se presentan estos problemas de salud. 

Estudios de la Universidad de California y de la Asociación Americana del Corazón, entre otros, han mostrado, desde hace una década, que los consumidores pasivos también pueden sufrir algunos problemas de salud si la exposición al humo del cannabis es frecuente

Sobre Colombia, el médico Pérez indicó que entre los factores que pueden acarrear otros problemas de salud se encuentra que, como la mayoría de los cultivos son ilícitos, no hay un control sobre lo químicos con que se fertilizan o con los que se atacan las plagas, aunque «no hay un estudio serio sobre lo que se consume en Medellín».  

Además, agregó, las condiciones de almacenamiento en muchos casos «propician la aparición de hongos que, para personas con el sistema inmune comprometido, resulta muy peligroso al consumirla pues produce enfermedades como aspergilosis pulmonar». 

En cuanto al uso que implica combustión, «cualquier cosa que sea fumada ya implica un daño para los pulmones y en este caso en particular también está la posibilidad de un daño neurológico por la actividad de los cannabinoides sobre algunas zonas del cerebro, pero hay que tener claro que esto último se muestra en casos de ingesta frecuente, con dosis elevadas o con cannabis de alta potencia», aseguró el médico Héctor Julián Pérez Madrid. 

Reiteró que «el consumo de menos de tres veces por semana y de baja potencia no tiene relación con daños y muestra que se puede tener un uso recreativo responsable del cannabis, lo mismo que se puede hacer con el alcohol». 

A esto, el profesor Adrián Restrepo agregó que la edad legal para el uso debe estar entre los 20 y 21 años, cuando ya el cerebro está desarrollado, y quienes lo usen deben ser conscientes de hidratarse y alimentarse bien, así como buscar complementos vitamínicos que ayuden en la recuperación física. 

 

Un gran potencial para la medicina 


Marihuana en recipiente o rascador
La potencia de los agentes del cannabis de uso medicinal o terapéutico son diferentes a los que contien la marihuana de uso recreativo. Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F.

Dora María Benjumea Gutiérrez, profesora del Departamento de Farmacia, señaló que «hay registros de hace más de 5000 años que muestran que el cannabis formaba parte de diferentes tratamientos para muchas enfermedades».  

De la mano del ser humano, la planta se dispersó por el mundo y se adaptó a diferentes climas, lo cual dio origen a una gran variabilidad en sus principales compuestos, denominados fitocannabinoides, entre los que se encuentran el THC y el CBD. «Esta variabilidad generó que, en el siglo XX, las personas que consumían el cannabis para diferentes enfermedades presentaran efectos tóxicos. Por esta razón, se establecieron impuestos sobre la marihuana, se eliminó de la farmacopea —guía farmacológica— estadounidense y la Convención Única de las Naciones Unidas sobre Estupefacientes de 1961 categorizó al cannabis bajo el régimen de control más estricto, junto con la heroína», indicó la docente de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias de la UdeA. 

«Sin embargo, ya hemos descubierto los efectos del sistema endocannabinoide en nuestro organismo y su capacidad de controlar muchas funciones vitales para los humanos en el cerebro, los pulmones, el tracto gastrointestinal, entre otros. Por esta razón, los fitocannabinoides también van a poder ejercer acciones similares a las de los endocannabinoides, convirtiéndose en potenciales herramientas terapéuticas para el tratamiento de muchas enfermedades y abren todo un panorama para la investigación y el desarrollo de medicamentos a base de cannabis», aseguró. 

Esta investigadora del grupo Toxinología, Alternativas Terapéuticas y Alimentarias aseguró que «es importante resaltar la diferencia entre el uso medicinal del cannabis, que ha sido aprobado en Colombia desde 2018, frente al uso recreativo, que actualmente está prohibido».  

El THC es altamente adictivo, genera mucha psicoactividad, y al fumar o comer marihuana se ingiere mucha más cantidad de THC del adecuado, advirtió la docente, quien agregó que «los medicamentos a base de cannabis están preparados en diferentes formas farmacéuticas para su dosificación; además, tienen controladas las cantidades de los fitocannabinoides, principalmente del THC».  

Lo que sí está probado, señaló, es que hay síndrome de abstinencia tras el cese del consumo intenso y prolongado de cannabis —uso diario durante varios meses—, el cual se manifiesta mediante algunos síntomas físicos y mentales que pueden afectar la vida social y laboral, y causar malestar que requiera atención médica.

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