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Opinión

Violencias Basadas en Género en la UdeA. Mucho qué hacer

29/11/2022
Por: Sara Fernández, profesora Facultad de Ciencias Sociales y Humanas UdeA

«... HABLAR, escuchar, entender y comprender que es importante hacer algo al respecto. RECONOCER qué se ha hecho bien, qué se ha hecho mal y qué hace falta por hacer es clave. PROCEDER a crear mecanismos de reconocimiento temprano, preventivo, educativo y pedagógico para que nunca suceda...»

Hablar de Violencias Basadas en Género, VBG, es abarcar un concepto amplio, generoso e inclusivo; es hablar de formas diversas, sutiles y multifacéticas en que se manifiestan actos y comportamientos, que por frecuentes y cotidianos, muchas veces no se perciben como violentos, agresivos, descalificadores o degradantes. Curiosamente, de tanto verlas no las identificamos como violentas, de hecho, si estas se dan en el aula de clase o en los campos de práctica podemos llegar a considerarlas normales, habituales, disciplinadoras y hasta formativas del temple y del carácter profesional de la formación universitaria; incluso, como parte de la identidad de la unidad académica a la que se pertenece.

Y resulta que no, que hombres, mujeres, personas no binarias y personas trans que son y forman parte de la comunidad universitaria, de todos y cada uno de los estamentos, de todas y cada una de las sedes y regionales, de pre y posgrado, alguna vez en la vida se han topado con las formas más diversas de VBG; para la mayor parte de ellas es historia pasada, para otras son leyendas de pasillo de la facultad, escuela o instituto, exageraciones que no son para tanto; si además esto ha venido pasando toda la vida… Para otras, es el costo que hay que pagar o asumir para poder graduarse. Para algunas, no menos importante, es la frustración de su sueño de formarse, educarse y prepararse para ser profesional. Cuando no, es la pesadilla de la que quiere despertarse y no lo logra.

Se ha reconocido el silencio institucional. Se ha comentado de todos los obstáculos e itinerarios burocráticos para abordar de manera efectiva la problemática. Se habla de las resistencias a reconocer las VBG y su existencia en el contexto universitario, su negación, exageración y exabrupto al hablarse del Alma Máter. Sin embargo, hay generaciones de estudiantes que cuestionan este operar de la que consideran su casa, cuestionan la dificultad de asumir o entender que existe el problema desde hace rato y que simplemente no debería estar sucediendo ni en esta ni en ninguna universidad con ninguna persona que forme parte de la Institución.

Ante estas dificultades se han extendido formas directas, manifestaciones, denuncias públicas, puestas en escena, flashmob, performance, batucadas, tomas artísticas, tomas pacíficas, tendederos, asambleas, pintas, grafitis, y llegamos a la denuncia directa de presuntos agresores o victimarios mediante lo que se ha denominado escrache; una forma que ha suscitado todo tipo de reacciones por parte de la comunidad universitaria, ha indignado, ha molestado, ha lastimado, ha decepcionado.

Sin, embargo, la Corte Constitucional en su sentencia T 061 del 23 de febrero de este año, ha reconocido esta forma de denuncia directa como un derecho legítimo de la víctima de nombrar y denunciar pública y directamente a su victimario; ante la incapacidad institucional de respuesta efectiva y diligente a las demandas de atención, al inicio de medidas preventivas y a la búsqueda pronta de una solución. Este derecho es exclusivamente reconocido y otorgado a la víctima directa de los actos en cuestión, no a terceros, no a colectivos, sino de las personas directamente afectadas por hechos concretos y directos que les han afectado sus derechos y garantías para desarrollar su rol en la Universidad.

Es entendible la perturbación generada por hechos sucesivos en los últimos meses, los extremos de algunas manifestaciones que no pueden generalizarse, pero es curioso que el llamado sea al repudio y rechazo de las denuncias, más que al cuestionamiento de la normalización e invisibilización de las violencias basadas en género. Llama la atención que se exijan formas, procesos y procedimientos que no vienen al caso para las personas directamente afectadas, entre ellas el desistimiento de la queja, los silencios administrativos, la rotación interminable de una instancia a otra buscando el abandono del proceso; mientras que las personas agresoras no son interpeladas directamente ni cuestionadas, ni amonestadas, ni informadas formalmente de los procesos que se inician en su contra, lo cual es evidentemente contraproducente para la Universidad.

Es de esperar que el contexto universitario, todos los estamentos, todas las personas que se dicen ser de la Universidad, hablen, reconozcan la existencia del problema desde sus formas más estructurales, como las violencias epistémicas, la educación sexista, la discriminación, el racismo, la exclusión en las formas pedagógicas de transmisión del saber hasta los abordajes directos, no consentidos, ejemplos hipersexualizados, comentarios, gestos, actitudes que no promueven el reconocimiento y el respeto del otro, de sus derechos y de sus obligaciones, de las maneras de relacionarse entre colegas, entre pares, entre jerarquías y cargos subalternos.

HABLAR, escuchar, entender y comprender que es importante hacer algo al respecto. RECONOCER qué se ha hecho bien, qué se ha hecho mal y qué hace falta por hacer es clave. PROCEDER a crear mecanismos de reconocimiento temprano, preventivo, educativo y pedagógico para que nunca suceda; para que, si sucede, se reaccione a tiempo, se rechace colectivamente, se proceda individualmente y se tomen medidas correctivas necesarias, oportunas y pertinentes.

La garantía de los derechos es para ambas partes y la Institución y quienes la componen deben insistir en ello: priorizar, resarcir, reparar, contener y proteger a las afectadas. Informar, avisar, alertar, notificar a quienes las afectaron para proceder en consecuencia. CONSENSUAR entre todas las personas implicadas e involucradas con la Universidad qué se va a considerar como VBG partiendo de la normatividad y sus desarrollos necesarios, qué se va a reconocer como falta, qué sanción o procedimiento asumir para tratarla, prevenirla y erradicarla, qué medidas hacen falta que no se han tomado y que son urgentes y perentorias. Para que finalmente, la Universidad de Antioquia pueda decir, sencillamente, que en esta institución pública de educación superior NO TIENE CABIDA NINGUNA FORMA DE VBG.

Somos una fuente inagotable de ingenio, y debemos ser capaces de conversar para llegar a acuerdos que permitan transformar nuestras realidades cercanas, nuestra casa. Tenemos que hablar y sabemos que no será fácil, ¿te sumas al diálogo? ¿Cuándo empezamos? Diálogo #1 - Violencias Basadas en Género 6 de diciembre | 9:00 a.m. a 12:00 m. El el auditorio 10-222 de Ciudad Universitaria. Más información en https://bit.ly/3EYooMa


Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

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