Academia

El anuncio de los ganadores del Premio Literario Casa de las Américas fue hecho el pasado 26 de enero en La Habana, Cuba, donde nueve escritores Latinoamericanos fueron reconocidos por sus trabajos en campos como la novela, la poesía y el ensayo. Entre el grupo de galardonados hay dos colombianos, docentes de la Alma Máter y orgullo UdeA. 

Uno de ellos es el profesor Pedro Agudelo Rendón, a quien lo tomó por sorpresa el correo electrónico del presidente de Casa de las Américas, donde lo felicitaba y le notificaba la decisión del jurado de otorgarle la distinción en la categoría de Ensayo de tema histórico-social con su obra América pintoresca y otros relatos ecfrásticos de América Latina. 

“Esta obra resalta lo que pensamos de Latinoamérica, bajo esa lógica retomo un concepto muy importante para la reflexión social y cultural, y se refiere a los imaginarios que tenemos como pueblo”, explicó el docente. El jurado indicó en su concepto que la obra del profesor Agudelo es capaz de transportarse por distintas expresiones culturales que representan y que a la vez forman una identidad propia como latinoamericanos. Los evaluadores de esta categoría fueron Pablo Mella, de República Dominicana, Berenice Ramírez López, de México, y Aurelio Alonso, de Cuba.

“En una prosa clara y elegante teje expresiones de la literatura latinoamericana con iniciativas de la denominada comunicación para el cambio social y con relatos de viajeros europeos del siglo XIX; así como convoca la fotografía periodística, expresiones de las artes plásticas contemporáneas que se intersecan con lo precolombino, y con la creatividad popular vehiculada en el lenguaje ordinario”, dice el concepto del jurado. 

Actualmente el profesor Agudelo es integrante del Grupo de Estudios Literarios -GEL- y es docente de la Facultad de Comunicaciones. Con su trabajo ha sido merecedor de otras distinciones como una mención de honor en el Premio Internacional de Ensayo Mariano Picón Salas de la Fundación Celarg (2013), el Premio Nacional de Literatura (2015) otorgado por el Ministerio de Cultura y la Universidad Industrial de Santander, y también fue nominado al Premio Nacional de Literatura en la modalidad de poesía (2016).

Guarda una estrecha relación entre su labor docente y su oficio como escritor, pues para él las clases son el insumo principal para el debate y, por supuesto, para encontrar nuevas temáticas de trabajo; “para mí el aula de clase es un lugar para el pensamiento, no es para repetir teorías ni para adoctrinar personas, son espacios para que fluyan los sentimientos de los estudiantes”, comentó Agudelo, agregando que este reconocimiento lo siente como un homenaje no solo al oficio de escritor, sino su labor docente. 

Además de este reconocimiento internacional, el sello editorial de Casa de las Américas hará la publicación de la obra como parte del premio a los ganadores. Y las buenas noticias no paran, pues el profesor Agudelo recibió esta semana, por parte del Fondo Editorial ITM, su más reciente publicación titulada Cuerpo (En)marcado.

Tríptico de la infamia, una terna de premios  

Por otra parte, el profesor Pablo Montoya también estuvo dentro del listado de autores reconocidos en esta edición del Premio Casa de las Américas con una de sus obras más laureadas: Tríptico de la infamia, que fue reconocido también con los premios Rómulo Gallegos (2015) y José Donoso (2016). 

¿Qué representa para usted este reconocimiento?

El premio José María Argueda es muy significativo, honorífico, que se da a una novela no postulada por mí ni por la editorial, sino que es una decisión que toma un jurado independiente de cualquier presión. 

Es un premio muy prestigioso porque lo han ganado escritores muy importantes de América Latina. Este premio lleva el nombre de un escritor muy esencial para nuestra historia literaria, que es José María Argueda. 

Estoy muy contento por todo eso. Es un reconocimiento más a Tríptico de la infamia y creo que esto hace que los libros míos vayan teniendo un mayor reconocimiento más allá de las fronteras colombianas. 

¿Vienen nuevos retos en su producción literaria?

Sí, claro. Yo estoy permanentemente –cuando no escribiendo– pensando en qué es lo que voy a hacer, qué es lo que voy a escribir. Yo no escribo por presiones o por temas de moda, simplemente escribo asuntos que me inquietan, que me angustian muchas veces, que tienen una presión muy fuerte sobre mi vida.

Ahora estoy escribiendo una novela sobre mi periodo como estudiante de música, una novela musical. Es una novela de formación, que tiene que ver con el aprendizaje de un chico que tiene con la música y que va derivando progresivamente en la literatura; es una novela extensa, llena de música de pies a cabeza, que sucede en Tunja, que fue donde yo estudié música en los años 80. Y que muestra un poco desde esas perspectivas la situación del país. Ese país de la década del 80, que fue un país tan convulso, tan brutalizado por la violencia. Ahí voy.

Yo creo que nadie está pidiendo una novela musical en este en el país, que tenga una literatura atravesada de narcos, de paramilitares, de otras temáticas a veces muy interesantes, a veces muy mal tratadas; sino que yo estoy escribiendo una novela que siento que debo escribir y cuya temática y contenidos son la relación que tienen los personajes con el arte y la música. 

¿Como profesor este premio qué representa?

Estos premios pareciera ser que cada vez me están distanciando un poco de las labores académicas porque son premios que jalonan demasiados viajes, demasiados compromisos, y que inclusive estimulan la escritura literaria. 

Pero creo que la universidad y particularmente la Universidad de Antioquia ha recibido con alegría estos reconocimientos y me ha generado un espacio para dar mis clases, para seguir escribiendo y la idea es tratar de equilibrar estas dos facetas: la de la investigación académica y la de la escritura literaria.