Sociedad

Un excobatiente de las Farc en una capacitación en el Laboratorio de Colecciones Ictiológicas de la Universidad de Antioquia. Cortesía del proyecto.

La última vez que Juan Carlos deambuló por la selva no tenía arma, botas o camuflado. Él y nueve de sus compañeros, salieron del Punto de Normalización y Transición de la vereda La Plancha, para pisar nuevamente, ligeros de equipaje, las zonas rurales de Anorí.

Recorrieron durante 15 días el bosque, esta vez sin huir, sin el peso de los fusiles y el miedo sobre sus hombros. Como cooinvestigadores, los excombatientes de las Farc, guardabosques y miembros de la comunidad de la vereda La Tirana, acompañaron a un grupo de científicos de las Universidades de Antioquia, Eafit y CES, a la Colombia BIO: expedición Anorí; una iniciativa del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD- y EPM.

El sector Iracales fue por años zona de ocupación guerrillera y por ende un lugar rico en biodiversidad poco explorado. El objetivo de los expedicionarios era la recolección de información de cada uno de los grupos biológicos presentes allí: plantas, insectos, aves, peces, mamíferos, anfibios y reptiles. Misión para la que los excombatientes y guardabosques fueron pieza clave por su conocimiento de la zona y la fauna y flora que esta alberga.

«Nosotros usábamos lo que sabíamos de la naturaleza para sobrevivir en las montañas de Colombia. El cuidado del medio ambiente es una lucha grande de todos, aquí no importa quién es quién y trabajamos unidos (…) creo que hay muchas especies para estudiar y conocer», destacó Juan Carlos sobre esta nueva experiencia.

Los cooinvestigadores aprendieron metodologías para la recolección de información y las pusieron en práctica durante la travesía asesorados por los académicos. Entre la información recolectada se cuenta el descubrimiento de recursos biológicos de suma importancia para el mundo, según los científicos. 

Capacitación a los cooinvestigadores. Cortesía del proyecto.

Entre los hallazgos se destaca el redescubrimiento de la —Ceroxylon sasaimae— una especie perteneciente a la familia de la Palma de Cera, de la que se calcula hay alrededor de 200 ejemplares en todo el mundo, y que está en peligro crítico de extinción.

«Un momento inolvidable fue cuando encontramos la Palma de Cera, me marcó mucho ver alegría de los biólogos porque la Palma la conozco desde que estaba pequeño, siempre la veía en el bosque pero no sabía la importancia que tiene para la ciencia y el peligro de desaparición en el que se encuentra», relató Obed Quiróz, guardabosques de Anorí.  

La expedición contaba con dos fases. La primera, consistía en la recolección en campo y la segunda una capacitación a los cooinvestigadores en los laboratorios de las tres universidades participantes donde se está procesando el material recolectado.

«​​​​​​​Les enseñamos aquí en la Universidad cómo se procesa lo que encontramos, los espacios donde se hacen dichos procedimientos y cómo se incluye en las colecciones. Esto les permite entender y visibilizar la importancia que tienen estos recursos en los lugares donde ellos se mueven», explicó Heriberto David Higuita investigador de fauna y flora terrestre del proyecto Gestión Integral de la Biodiversidad. 

Era la primera vez del excombatiente en la Universidad de Antioquia. El Herbario, el Laboratorio de Colecciones Ictiológicas (peces) y el Museo fueron sus aulas de clase. «​​​​​​​Estamos aprendiendo de esta Universidad tan hermosa cargada de historia, es algo muy bonito para algunos de nosotros porque estamos conociendo de ella y vamos a tener más conocimientos para cuidar la naturaleza», puntualizó Juan Carlos.

Capacitación en el Laboratorio de Colecciones Ictiológicas de la UdeA. Cortesía del proyecto.

«Los diez excombatientes —entre ellos tres mujeres— y cinco guardabosques realizaron talleres en las otras universidades, enfocados en la propagación de plantas, tiempo de germinación, tipo de riego y cuidado en un vivero, teniendo en cuenta que el proyecto bandera que tienen en La Plancha es la puesta en marcha y desarrollo de un vivero, la capacitación es muy importante para esos proyectos adelante», destacó el biólogo botánico.

En pocos meses todo cambió radicalmente para Juan Carlos. Pasó de proteger su vida en la selva, a proteger las selvas que alguna vez le sirvieron de trinchera. «Para mí lo más importante es esta alianza entre muchas organizaciones para compartir e intercambiar sus conocimientos con nosotros sobre el cuidado de la naturaleza. Nunca voy a olvidar esta experiencia, casi 15 días en las montañas de Colombia»​​​​​​​.

Estas experiencias permiten abrir puertas, plantear diversas alternativas y proyectos de desarrollo para la región, basados en la convivencia y el trabajo colaborativo.

​​​​​​​Por lo anterior, la Universidad de Antioquia reafirma su compromiso y la importancia del cuidado y estudio de los recursos naturales como una opción para las comunidades y los excombatientes en esta nueva etapa que atraviesa el país llamada posconflicto.

El proyecto Gestión Integral de la Biodiversidad es una alianza de la Universidad de Antioquia y Empresas Públicas de Medellín -EPM-, en la que suman esfuerzos científicos, técnicos y administrativos, para la investigación y la conservación de la biodiversidad en zonas de influencia de distintos embalses en Antioquia.

Los cinco programas de investigación y formación que abarca el proyecto son: flora y fauna terrestre; ictiofauna, su hábitat y servicios ecosistémicos; monitoreo de cianobacterias y manejo del melanoides tuberculata; vigilancia en salud pública; y educación ambiental.