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Academia Ciencia

Encuentros y desencuentros de los hongos y el cáncer

11/03/2024
Por: Natalia Piedrahita Tamayo - Periodista

Las relaciones entre los hongos y los cánceres humanos son múltiples, se dan para bien y para mal y muchas veces a escala microscópica, más allá de lo evidente, incidiendo en el crecimiento o la disminución de procesos que derivan en esta enfermedad. Además, algunos componentes de hongos como la psilocibina pueden ser benéficos para sobrellevar los efectos psicológicos que generan las radio o quimioterapias en los pacientes.

Imagen de referencia. Hongos alucinógenos. Foto: PXhere.

Los hongos —el reino fungi— pueden relacionarse con muchos organismos de la naturaleza para generar asociaciones benéficas. Algunos ejemplos célebres son Saccharomyces cerevisiae o levadura que propicia la fermentación del pan y la cerveza para consumo humano; también Penicillium chrysogenum o notatum​, mejor conocido como el hongo del que se extrae la penicilina, el antibiótico que cambió el curso de la historia del tratamiento de las enfermedades humanas. Asimismo, gracias a las levaduras se han conocido muchas particularidades de los cánceres en humanos.

En algunas circunstancias, los hongos también se relacionan con los mecanismos de expansión de enfermedades crónicas como el cáncer, ya que poseen unos componentes llamados micotoxinas, mohos productores de toxinas que inhiben o aceleran su crecimiento. En Colombia existe una regulación para productos que las contienen como el arroz, las carnes procesadas y el alcohol, que, en situaciones de consumo recurrente, pueden derivar en cánceres como los de hígado, cuello uterino o mama.

«El consumo crónico de alcohol puede alimentar una levadura que se llama cándida y que se nutre de los restos de azúcares de las bebidas alcohólicas que quedan en la boca y las transforman en una especie de carcinoma bucal o digestivo. Cuando la cándida se sale de control en la boca o en el páncreas puede atacar. El cáncer en este último órgano es uno de los de más altos índices de mortalidad», puntualizó Jessica Sepúlveda Rivera, bióloga, investigadora y egresada de la Universidad de Antioquia, quien en la actualidad estudia, en su proyecto de maestría, la caquexia, que es un síndrome asociado al cáncer que provoca la pérdida de músculo esquelético y grasa.

Vuelve a leer: Bacterias y hongos para una agricultura más limpia

La investigadora aseguró que algunos hongos que producen micotoxinas como Aspergillus spp. y Fusarium spp. pueden estar relacionados con el surgimiento de los cánceres humanos. Es una relación —véase destacado— que se da a escala microscópica e incide en el crecimiento o la disminución de ciertos procesos que derivan en patologías relacionadas con esta enfermedad.

Para buscar soluciones, según Sepúlveda Rivera, es importante reconocer el carácter cambiante del cáncer y estudiar cómo evade los ataques del sistema inmune: las células implicadas en estos procesos se dividen, se desplazan y pueden colonizar otros órganos —metástasis—.

Aunque es difícil encontrar una cura para esta enfermedad, «esa búsqueda nos habla de lo específico; ningún cáncer es igual a otro, cada cuerpo lo desarrolla de un modo singular. Algunos sistemas inmunes son avasallados por su presencia y se quedan, otros, terminan derrotándolo. A escala global se investiga la cordicepina como inhibidor de la producción de sustancias proinflamatorias que se activan en el caso de enfermedades crónicas como esta. En otras culturas, del Medio Oriente, se consumen grandes cantidades de champiñones portobello, ya que creen que puede matar las células cancerígenas».

Las relaciones entre los hongos y los cánceres humanos han sido estudiadas en institutos y academias de países como Estados Unidos e Inglaterra; no son tan investigadas en Colombia. Se destacan trabajos como Terapia asistida por psilocibina para el tratamiento de la ansiedad relacionada con el cáncer en pacientes con cáncer metastásico, del Consorcio de Cáncer de la Universidad de Washington, el Centro Médico Johns Hopkins Bayview y el Instituto de Cáncer Dana Farber.

En el caso de la Universidad de Antioquia se destaca el reconocimiento de la funga local que se ha dado en medio de análisis de grupos como el de Taxonomía y Ecología de Hongos —Teho—, BioMicro y de Microbiología y de la Asociación Colombiana de Biología Evolutiva —Colevol—, entre otros.

Aportes de los hongos a la investigación del cáncer
 

Existen unos hongos en particular que han llamado la atención de varios investigadores en el mundo; se trata de los psilocibios, que por sus propiedades alucinógenas han sido especies estigmatizadas, pero que, vistas desde sus usos clínicos, podrían tener un enorme valor.

«Comúnmente conocidos como hongos alucinógenos, estas especies de funga contienen componentes como psilocina y psilocibina, que son estructuralmente muy similares a la oxitocina, un neurotransmisor que regula los estados de ánimo y de ahí viene su potencial terapéutico», explicó Carolina Chegwig Angarita, docente e investigadora de la Universidad Nacional de Colombia en el área de química de macromicetos.

En los años recientes ha crecido el interés en los hongos psicodélicos por su potencial terapéutico para los tratamientos para la depresión y trastornos psiquiátricos, entre otras afecciones médicas. De hecho, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos —Food and Drug Administration, FDA, por sus siglas en inglés— publicó este año la primera guía preliminar de medicamentos psicodélicos, con consideraciones básicas para el desarrollo de fármacos a partir de «psicodélicos clásicos», tales como el LSD, el MDMA —metilendioximetanfetamina, también conocida como éxtasis— o la psilocibina.

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Este año, Australia se convirtió en el primer país del mundo en clasificar los psicodélicos como medicamentos. A partir del primero de julio de 2023, psiquiatras autorizados pueden recetar en ese país MDMA para el tratamiento del trastorno de estrés postraumático y de psilocibina para la depresión persistente. En Colombia aún en el tema de los psicotrópicos —como el yagé, que también es común— no hay regulación. A pesar de que los tratamientos con psilocibina y otros medicamentos alucinógenos aún son experimentales, ha habido avances.

«En la historia del tratamiento del cáncer el paciente es el menos consultado. Jamás le preguntan a alguien si quiere tener una cirugía, la mayoría de las veces se hace para remover lo que haya que remover. Debemos reaprender el arte de curar: en Occidente peleamos contra el cáncer, en Oriente lo asumen. Son pocos los organismos de la tierra a los que no les da cáncer: la vida de los multicelulares está marcada por él. Y en este punto aparece la psilocibina como esperanza», aseveró Sepúlveda Rivera, quien también es miembro de Colevol.

En los últimos años se ha demostrado que cuando alguien es diagnosticado, la radioterapia mata no solo las células cancerígenas, sino las normales, y con ello se debilita el sistema inmune. Ambos investigadores explicaron que, al ser un proceso personalizado, muchas veces los diagnósticos y tratamientos —radioterapia y quimioterapia— por lo general afectan el sistema nervioso. En medio de esto, la psilocibina es un potencial reductor de la ansiedad y la depresión, con dosis controladas y fines médicos.

Normalmente se toma una cápsula de psilocibina en ayunas, se descansa dos días y se vuelve a tomar. El tratamiento dura dos meses y se establecen tiempos entre uno y otro para evitar la resistencia a la psilocibina. Esto se conoce como el método James Fadiman. En Colombia no se sabe mucho de la química de los hongos nativos, pero urge que estos sean analizados, no tanto porque curen, sino porque ayudarían a mejorar la salud mental y, así, la calidad de vida de las personas con cáncer.

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