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Academia

Educación rural para la paz

09/04/2018
Por: Juan Diego Restrepo Toro - Dirección de Comunicaciones

Un grupo de ex guerrilleros y de habitantes de la vereda La Plancha, en el municipio de Anorí, hace parte de distintos programas académicos en un modelo de educación rural que les ofrecen distintas instituciones universitarias lideradas por la Universidad de Antioquia.

 

El docente Jaime Saldarriaga en reunión con la comunidad fariana y habitantes de la vereda La Plancha, en Anorí. Foto: Juan Diego Restrepo Toro.

A sus 37 años, Andrés de Jesús Posada sueña con “prepararse en la universidad”, pero primero debe terminar el bachillerato. Durante su militancia en la guerrilla de las Farc adquirió conocimientos de enfermería, por eso le gustaría hacer el programa técnico profesional en Atención Prehospitalaria con la Facultad de Medicina; aunque el mayor talento de Andrés es la música.

Canto y compongo canciones revolucionarias, populares, parranderas y vallenatos. Gracias al proceso de paz, el año pasado retomé mis estudios porque no había tenido la posibilidad y logré llegar a séptimo grado de bachillerato, relató Andrés Posada, quien se presentó como “excombatiente en reincorporación” y que vive por estos días en la Zona Veredal Transitoria de Normalización de La Plancha, ubicada a siete horas de Medellín y a una hora del casco urbano de Anorí por una vía sin pavimentar. 

La oferta académica hace parte de un proyecto de educación rural incluyente para Antioquia, iniciativa del Plan Especial de Educación Rural promovido por el Gobierno Nacional, en el que participa la Universidad de Antioquia, la Corporación para el Fomento de la Educación Superior, el Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, la Escuela Superior Tecnológica de Artes Débora Arango, la Institución Universitaria de Envigado, la Institución Universitaria Pascual Bravo y la Fundación Universitaria Católica del Norte. 

Lea además Colaboración, clave para la educación rural

Según Mary Luz Marín Posada, profesional de proyectos especiales de la Dirección de Regionalización, la educación rural es una apuesta con enfoque territorial en la relación continua entre los actores locales, sus saberes, necesidades, intereses y aspiraciones, desde una mirada articuladora de lo global con lo local, que amplíe y fortalezca el mundo: "no puede ser educación rural solo para el agro, sino también para cumplir con las expectativas que tienen los jóvenes de formarse en diversos campos de acción”. Como coordinadora de este proyecto para el Nordeste antioqueño, Marín Posada sueña con trabajar colaborativamente, no sumando iniciativas, sino articulando acciones de educación superior. 

Andrés Posada quiere terminar el bachillerato e ingresar a la vida universitaria. Foto: Juan Diego Restrepo Toro. 

Los cursos están dirigidos tanto a los habitantes de La Plancha y veredas cercanas, como a las personas que hicieron parte de la guerrilla, convertida hoy en un nuevo partido: Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, Farc. “Traemos una oferta variada: técnicas laborales, recreación y deporte, artes, cursos cortos y programas de preparación para la vida universitaria”, explicó Sandra Nohavá, profesional de la Corporación para el Fomento de la Educación Superior, quien agregó que los diferentes programas permiten que la comunidad fariana y de las veredas aledañas ingresen al mundo académico según sus necesidades.

“Las universidades nos traen una oportunidad para prepararnos, adquirir conocimientos y desarrollar capacidades”, dijo Andrés Posada. “Me gustaría aprender a manejar la parte vocal, por eso me inscribí al curso de Arte y cultura. Y si termino el bachillerato, la idea es prepararme en algo académico, por ejemplo en enfermería, porque tengo unos conocimientos básicos y los quiero aprovechar". 

Convivencia entre antiguos enemigos

Soldados del batallón Bomboná en la Zona Veredal Transitoria de Normalización de La Plancha. Foto: Juan Diego Restrepo Toro.

Un grupo de soldados del batallón Bomboná compró un pollo asado, empacado para llevar, en el restaurante de la Zona Veredal, atendido por integrantes de la Farc, mientras representantes de las distintas instituciones educativas presentaron la oferta académica. El Ejército Nacional tiene rodeada la zona y antes de entrar, en el puesto de control de la vereda, los soldados detuvieron la chiva que llevaba a los representantes de las instituciones educativas para una requisa de rigor. 

Además del restaurante, la comunidad fariana montó una panadería que abastece a los campesinos de la vereda y también a los soldados. “Ellos se portan muy bien con nosotros” —cuenta uno de los cuatro exguerrilleros que trabajan allí— “nos compran pan, pasteles y churros. Hemos jugado partidos de fútbol en la cancha y por lo menos ya sabemos quiénes son: antes peleábamos y no sabíamos quiénes eran nuestros enemigos”.

Al panadero no le gusta la palabra excombatiente y prefirió no dar su nombre. Como él, distintos integrantes de la Farc no quieren ser reconocidos solo como ex guerrilleros, sino como cualquier persona. Varios de ellos expresaron el miedo de cargar con el estigma de haber sido combatientes a la hora de reincorporarse a la vida civil. 

Ledis Piedrahita, quien hace parte del nuevo partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, Farc. Foto: Juan Diego Restrepo Toro. 

A Ledis Piedrahita Piedrahita, una integrante de la Farc que tiene 20 años de edad, le interesa ser reconocida como una estudiante. “¡Necesitamos estudiar! Quiero acabar el bachillerato para comenzar una carrera profesional como Ingeniería de Sistemas o Ingeniería en Telecomunicaciones, pero ahora la prioridad de la mayoría de nosotros es terminar el bachillerato”.

Un caso parecido es el de Camila Guerrero, quien se inscribió al curso de inglés y al de belleza, porque apenas está cursando décimo grado de bachillerato en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD. “Inglés es la materia que me da más duro y por eso me inscribí. Además quiero aprender a cortar el cabello”. 

“Quieren estudiar”: Jaime Saldarriaga

Camila Guerrero quiere terminar el bachillerato para ingresar a la vida universitaria. Foto. Juan Diego Restrepo Toro. 

En el almuerzo, varias mujeres explicaron que en la Zona todas las personas participan de las tareas cotidianas. “Acá todos vamos por leña, todos cocinamos y todos lavamos platos”

“Podemos observar que en este territorio muchas cosas funcionan en dinámica comunitaria”, advirtió Jaime Saldarriaga, profesor de la Facultad de Educación, que hace parte de la Mesa universitaria por la paz. "Se vive, se decide y se comparte en comunidad. Hay una serie de saberes sobre el cuidado, la salud y la participación, y por eso vale la pena preguntarse cómo sobrevivió esta comunidad en condiciones de guerra. Aquí hay personas que han hecho cirugías, o que han manejado las finanzas y recursos de su economía, y muchos de ellos quieren estudiar”.

Algunos de los profesores que participan en el proyecto. Cortesía Dirección de Regionalización.

Varios integrantes de la Mesa universitaria por la paz se vincularon al proyecto y diseñaron un aula-taller interdisciplinar como propuesta pedagógica para reconocer la historia de la comunidad fariana, para identificar las nuevas necesidades en sus modos de vida, a propósito de la reincorporación a la sociedad, y para fortalecer sus saberes. 

“La apuesta pedagógica y política es por entender que es una comunidad colombiana. Más allá de si son víctimas y victimarios, a nosotros nos compete reconocer las experiencias de comunidad que se construyeron, ¿qué es eso de haber vivido en comunidad?”, apuntó Saldarriaga, para quien es necesario capacitarlos en la gestión de los derechos, necesidades y servicios en el marco del Estado Social de Derecho.

Como enlace de la Farc para este proyecto educativo, Andrea González busca que los campesinos también accedan a la oferta educativa. Foto: Juan Diego Restrepo Toro. 

Andrea González, otra integrante de la Farc, sirve como enlace del proyecto de educación rural. “Acá funcionamos en colectivo y a ese colectivo le preguntaron si estaba de acuerdo en que fuera yo quien coordinara el proyecto de educación. Todos votaron que sí”. 

Como enlace entre las universidades y la Farc, Andrea resaltó la importancia de que los programas académicos no fueran solo para los excombatientes, sino también para los habitantes de La Plancha. “Al campesino y a la gente de a pie le queda muy difícil acceder al estudio. Nunca había existido esa facilidad de que vinieran las universidades con programas técnicos, tecnológicos y profesionales, y con el programa para validar el bachillerato”, dijo González, quien se inscribió en los cinco módulos del programa de inducción a la vida universitaria que ofrece la Universidad de Antioquia.

En las instalaciones de la Zona Veredal cada persona aporta con las tareas diarias. Foto: Juan Diego Restrepo Toro. 

Este proyecto significa que las universidades salgan de la zona de confort, según el docente de la Facultad de Ciencias Agrarias, Juan Esteban Pérez Montes. “En esta oferta confluyen varias miradas según las distintas instituciones de este grupo colaborativo. Nosotros, como Universidad de Antioquia, en alianza con otras instituciones que conforman el Modelo Colaborativo de Educación Superior Rural para el Nordeste Antioqueño, buscamos una construcción colectiva con la comunidad fariana que permita la formación comunitaria, en el sentido de la educación popular”. 

Para este médico veterinario, el modelo rompe con lo tradicional: “con la clase dictada, con la conferencia del experto que transmite unos conocimientos y después evalúa para certificar quién sabe o no”. 

Se trata de repensar la acción de la Universidad en el territorio, según Pérez Montes. El reto más grande es crear una comunidad académica en lo rural, teniendo en cuenta los distintos saberes: “artes, salud, ciencias sociales, ingenierías… cabemos todos, a pesar de las dificultades en desplazamientos, la lejanía, las comunicaciones, o la falta de tecnologías”. En este sentido, lo fundamental es que la propuesta tenga la participación de la comunidad, y sea validada y avalada por sus integrantes. 

Foto panorámica de la Zona Veredal en La Plancha, en primer plano se aprecia la placa deportiva. Foto: Juan Diego Restrepo Toro. 

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