¿Por qué la migración colombo-venezolana?
¿Por qué la migración colombo-venezolana?
« ...En el caso de la frontera colombo-venezolana, al menos durante cuatro siglos, puede hablarse de un sistema de interacción regional estructurado a partir de intercambios comerciales, culturales y de población... »
“Las migraciones internacionales no sólo aparecen como un problema más a solucionar en este nuevo orden, sino como el testimonio más evidente del ´desorden´ intrínseco que no se llega a resolver.
Las migraciones son alarmantes porque son una prueba de la miseria en el seno de la riqueza, del autoritarismo en un mundo que quiere ser democrático, del prejuicio en sociedades pretendidamente multiculturales. Una prueba concreta, construida por personas que en su movilización demuestran la evidencia de un orden no sostenible, y por esto, amenazante para el futuro de la humanidad” (Mármora, 2003, p. 40)
En primer lugar, por razones demográficas, estadísticas y de ubicación geográfica:
a) Se habla de entre 3 millones y 5 millones de colombianos en Venezuela. Se habla de aproximadamente 1.500.000 venezolanos en Colombia, con pronósticos hacia el 2020 de 3 millones de venezolanos en Colombia
b) Migración Colombia, sigue reportando hoy en día como marcadores de diferenciación los siguientes: 30% venezolanos, 40% colombianos retornados, 30% colombo-venezolanos.
c) A datos del año 2018, los venezolanos, los colombianos retornados y la población % colombo-venezolana, que ascienden a 1.300.000 tienen una vocación de permanencia de un 85% y están distribuidos geográficamente en un 50% en 7 departamentos fronterizos entre Colombia y Venezuela (Norte de Santander, Guajira, Arauca, Casanare, Guainía, Boyacá) y otros departamentos cercanos a las fronteras (Atlántico, Santander, Cesar, Bolívar, Magdalena, Sucre, Córdoba); un 25% reside en Bogotá; otro 25% en distintas regiones de Colombia.
En segundo lugar, por razones históricas, culturales y económicas
a) Existen y se mantienen activos desde hace más de dos siglos, lazos históricos transfronterizos que se remontan, incluso, a la conformación de los Estados-nación de Venezuela y Colombia.
b) Los intercambios económicos y comerciales han sido intensos a lo largo del siglo XX, afectados de manera cíclica en el siglo XXI al vaivén de las contradicciones políticas entre los gobiernos de Caracas y Bogotá.
c) Activas y muy vigentes redes transnacionales y transfronterizas familiares y entre connacionales (cadenas migratorias) en donde los aspectos culturales y sociales juegan un papel importante para dar continuidad y estabilidad a los procesos migratorios.
En tercer lugar, la dinámica migratoria colombo-venezolana se inscribe en las siguientes tendencias globales:
a) Una tendencia hacia las migraciones masivas
b) Una tendencia hacia las migraciones forzadas, en contextos de crisis económicas, políticas, ambientales, de violencias generalizadas y violaciones de derechos humanos
c) Una tendencia a convertirse en “desplazamientos prolongados” en los lugares de llegada, tal como los colombianos en Venezuela con el desplazamiento forzado transfronterizo en los últimos 20 años (Población con Necesidades de Protección Internacional), o los desplazados forzados internos en Colombia (hace más de 30 años).
d) Una tendencia hacia el nexo entre migraciones-desplazamiento y refugio (tal como son nombradas en el campo de la investigación, o a las migraciones mixtas (tal como son nombradas en el campo de las políticas públicas), haciendo difusas las divisiones entre migraciones económicas/políticas, o las migraciones voluntarias/forzadas.
Dicho en una apretada síntesis. En el caso de la frontera colombo-venezolana, al menos durante cuatro siglos, puede hablarse de un sistema de interacción regional estructurado a partir de intercambios comerciales, culturales y de población.
Si prestamos atención a las características de esta zona fronteriza habría que afirmar que la flexibilidad circulatoria, amparada en unos fuertes lazos históricos, culturales y comerciales, hace que los cruces fronterizos no autorizados se parezcan más a prácticas culturales y relaciones sociales informales entre comunidades a ambos lados de la frontera, de espaldas a regulaciones, leyes y códigos formales.
Las fronteras en este caso no son un límite para el control político y de la movilidad. Incluso, esa línea fronteriza “imaginaria”, que en realidad es una zona fronteriza binacional, ha permitido que las “identidades nacionales” convivan con identidades transfronterizas, de lo cual una clara expresión son las familias colombo-venezolanas con hijos o padres de ambas nacionalidades y la población con doble nacionalidad legalmente registrada.
Nota
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