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Opinión

Basta ya ¡no más abusos a menores de edad!

17/07/2019
Por: Rosa Angélica Zapata, egresada y empleada administrativa UdeA

« ...  Hace más de 100 años, el mismo padre del Psicoanálisis y de la Psicología Moderna Sigmund Freud, emprendió la primera investigación sobre las repercusiones psíquicas de los abusos sexuales en la niñez, sean estas situaciones reales o imaginadas ... »    

Desde octubre de 2018 se abrió nuevamente el debate en Colombia sobre la cadena perpetua  (pena privativa de la libertad de carácter indefinido)  para abusadores sexuales de niños  (violadores y proxenetas),  a raíz del atroz crimen (violación y posterior asesinato)   cometido contra la niña Génesis Rúa Vizcaíno, quien contaba con 9 años de edad y era oriunda de Fundación, Magdalena.  

Se sabe que su cadáver, quemado, fue encontrado en el patio de la casa de su agresor quien pretendía desaparecerla. Más tarde, el infame confesó su crimen y pidió perdón a la familia de la niña, desde el centro de reclusión a través de un video. Posteriormente “el monstruo de Fundación”, como se conoce en los medios, identificado como Adolfo Enrique Arrieta García, fue condenado en mayo de 2019, a 53 años y 8 meses de prisión.    

A la fecha, aún se sigue discutiendo sobre  si se legisla sobre el tema la cadena perpetua para abusadores de menores (violadores y proxenetas)  o si se saca a referendo, lo que implica una inversión de aproximadamente 300 mil millones de pesos por parte del Estado colombiano.  De esto se habla mucho en los medios puesto que es un tema sensible y estremecedor que amerita una pronta solución para mitigar este flagelo que afecta a tantas familias.    

Mi reflexión es atrevida y abarca desde las causas hasta las consecuencias de la práctica del abuso y explotación sexual en Colombia.  Me atrevo a afirmar que el abuso sexual hacia los menores de edad es un efecto colateral de la mala educación sexual impartida desde hace siglos y más aún en nuestros días.

Hace más de 20 años en Colombia el sexo era un tabú, sin embargo, a partir de los medios masivos de comunicación poco a poco se ha ido aboliendo así como de las prácticas contemporáneas que le abren puertas a la diversidad sexual y a la libertad de género.  

Hace más de 100 años, el mismo padre del Psicoanálisis y de la Psicología Moderna Sigmund Freud, emprendió la primera investigación sobre las repercusiones psíquicas de los abusos sexuales en la niñez, sean estas situaciones reales o imaginadas.    

Descubrió que la causa de las afecciones neuróticas comportaba situaciones cargadas de agresividad, tales como el maltrato, las cuales adquirían un precepto sexual en el psiquismo, por medio de los falsos enlaces simbólicos que se crean cuando estas situaciones erótico-agresivas, son objeto de procesos psíquicos defensivos de orden patológico, tales como la represión (fundamento y motor del psicoanálisis).

Según  S.Freud, la represión es un proceso en el cual una fuerza psíquica se opone a la expresión de un deseo en la consciencia (una lucha entre el consciente y el inconsciente).

De hecho, “desde la experiencia que da la práctica profesional y de acuerdo con autores como Arce y Fariña  (2005) lo más eficiente para evaluar abuso sexual infantil son métodos globalizantes que incluyan varias herramientas, pero indudablemente que tengan la construcción evaluativa desde la historia familiar y personal como punto de partida y luego derive a la toma de relato y mediciones que parezcan apropiadas para contrastar los datos recaudados”.  (Rodríguez N.L.M. 2011. 

Disponible en:  https://docplayer.es/93073538-Hacia-una-comprension-contemporanea-del-abuso-sexual-infantil-un-dialogo-necesario-entre-la-psicologia-y-el-derecho.html).

En Colombia se reportan diariamente más de 40 casos de niños violados o asesinados y 80.000 casos están parados en las distintas fiscalías, según recientes estadísticas.  Se sabe que la cadena perpetua, si bien no pararía el flagelo, al menos lo minimizaría.  

De acuerdo con un informe revelado recientemente por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, el abuso a niños y adolescentes se ha incrementado en el país, ya que se pasó de 7.096 casos en 2014 a 12.945 en el año 2018.  Igualmente preciso el mismo informe que de 26.059 exámenes realizados por abuso sexual, 87% les fueron practicados a menores de edad.

Sugiero entonces que a la luz de nuestro contexto y de nuestra época el derecho y la escuela, se deben encargar de iniciar un cambio social (que seguramente nos podría  llevar algún tiempo), para minimizar el abuso sexual hacia los menores, que no solo están amenazados por verdugos que los violan, sino por tutores y proxenetas que los explotan sexualmente.   

Que se comience a legislar de una manera más drástica la pena para los abusadores sexuales de los niños. Que se emprendan nuevas y más campañas formadoras de sujetos más comprometidos con la protección de sus menores a partir de los medios masivos de información.   

Que se realice de una manera más exhaustiva la concienciación de las buenas prácticas sexuales desde la escuela, a través de las escuelas de padres, los planes de convivencia escolar, las mallas curriculares, etc.    

Por último, es importante tener en cuenta que un país maleducado es un país en decadencia y ¡qué maleducados estamos!


Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

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