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Opinión

Sede de posgrados del sur: Espacio contaminado

28/07/2017
Por: Pablo Montoya, escritor y profesor Facultad de Comunicaciones, UdeA

"... Aquí estamos como arrojados a una de las coordenadas más inclementes de la ciudad.  El ruido que impera en esta sede es sencillamente pavoroso. El flujo automotriz no da respiro, las alarmas de los carros, ese invento de la paranoia humana, se disparan a todo instante..."

Después de dos años de no dar clases y estar sometido al revuelo de los premios literarios internacionales otorgados a mis libros, he regresado al aula de clases. Ha sido estimulante el reencuentro con los estudiante de la maestría y el doctorado en literatura. Ha sido provechoso para mí, y espero que para ellos también, haber leído y discutido una obra esencial como es la de Gabriel García Márquez.

Pero ha sido ingrato impartir las clases en la sede de posgrados del sur de nuestra universidad. Pocos espacios tan inhóspitos como este para dar clases. Han quedado atrás definitivamente los amables lugares de la enseñanza como lo fueron la academia, el liceo, el instituto, el colegio y el campus universitario.

Aquí estamos como arrojados a una de las coordenadas más  inclementes de la ciudad.  El ruido que impera en esta sede es sencillamente pavoroso. El flujo automotriz no da respiro, las alarmas de los carros, ese invento de la paranoia humana, se disparan a todo instante y, para completar, hay una especie de monstruo atroz, en una industria aledaña llamada Familia, cuyas vibraciones atropellan nuestros cuerpos con agresividad.

Durante las semanas que duró mi seminario, me preguntaba de dónde demonios provenía esa vibración que enturbiaba la atmósfera. Poco a poco fui enterándome de la realidad. Por un lado, de los intentos de la universidad para que Familia resuelva este problema de alta contaminación sonora. Y del otro, de las promesas hasta ahora no cumplidas hechas por esa empresa. Con todo, las dos preguntas que me planteo ahora, y que transmito a las directivas de la Universidad de Antioquia, son las siguientes: ¿cómo es posible que una sede de posgrados de una institución acreditada internacionalmente funcione en un lugar así? ¿Por qué se permite esta agravio ambiental a la comunidad académica que trabaja allí?

La Universidad de Antioquia, y esto debería ser una cuestión inobjetable, debe otorgar condiciones idóneas para que las clases de los posgrados que se imparten en esta sede transcurran adecuadamente. El ruido que la asedia por todas partes y, particularmente, el que ocasiona Familia debe resolverse de inmediato. Todos los estudiantes, los profesores y el personal administrativo de esta sede deberían hacer una reclamación vigorosa para que en su lugar de trabajo existan la dignidad y el profesionalismo académico.

Lo del flujo automotriz, sus pitos y sus alarmas, parece imposible resolverlo, dado que Medellín y el poderoso loby automotor nos somete a vivir de este modo lamentable. Pero si, al menos, insonorizaran las salas de clases, estaríamos más protegidos y, acaso, las vibraciones de Familia podrían mitigarse. Y hay que aclarar que es imposible cerrar las ventanas de los salones porque hace calor y los ventiladores manuales impiden, con sus zumbidos, la concentración y no alcanzan para refrescar la atmósfera.

Esta situación, por supuesto, no es única. Forma parte más bien de la cotidianidad de una ciudad como Medellín que le ha apostado todo a las finanzas comerciales deteriorando, sin mayor rodeos, su equilibrio ambiental. El caso de la sede de posgrados del sur de la Universidad de Antioquia y su circunstancia de alta contaminación auditiva suscita este nuevo interrogante: ¿cómo es posible pretender altos rendimientos académicos si las condiciones materiales que rodean la enseñanza y el aprendizaje son deplorables? Sé que un grupo de estudiantes de artes de la universidad, al sentirse tan atropellados, se negaron a recibir las clases en esta sede. El ejemplo es notable y así deberíamos comportarnos todos hasta que se presente una verdadera solución al problema y no sigan las inútiles promesas. 


Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos.  Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

 

 

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