Sociedad

Una de las minas de la cuenta del Sinifaná donde los investigadores estudiaron los impactos de la explotación carbonífera. Cortesía: GEC 

A una hora por carretera desde Medellín y hacia el Suroeste de Antioquia se encuentra Amagá, municipio donde comienza la cuenta del Sinifaná, una región minera, integrada además por Angelópolis, Fredonia, Titiribí y Venecia, con más de 100 años de tradición en la explotación carbonífera en Antioquia y en la que se estima hay cerca de 7.000 mineros y 80 mil familias que viven de esta actividad. Esta explotación, en su mayoría realizada por pequeños y medianos mineros, se hace en un 95% de forma tradicional. 

Los trabajos en la cuenca han generado impactos que van desde la contaminación de fuentes hídricas por el vertimiento de aguas contaminadas, hasta la pérdida de capa vegetal y materia orgánica del suelo; además de la presencia de material particulado y gases, y la contaminación visual por la transformación del paisaje.

Puntualmente, hay impactos en la explosión con la pólvora artesanal fabricada por los mismos mineros pues no pueden acceder a la pólvora autorizada al no contar con un título. Esta es de mayor potencia lo que aumenta la emisión de gases. Sin embargo, “hoy los mineros que, a pesar de que no son formales y que se les considera ilegales, vienen avanzando en mejorar el sistema de medición y control de gases”, dijo Harold Cardona, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y director del Grupo de Estudios Regionales, GER, adscrito al Centro de Investigaciones y Consultorías -CIC- de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Antioquia.

Señaló también que se siguen utilizando técnicas rudimentarias lo que le resta competitividad a la extracción, aunque de esta forma es menos contaminante. “La técnica de martillo percutor es la que más impacta por el uso de combustible pero es la más competitiva. La contaminación se puede mitigar con filtros a los compresores”, apuntó. Además identificaron debilidades en la estructura financiera y económica. 

Con estos resultados los investigadores del GER, junto a la Asociación de Mineros de la Cuenta del Sinifaná, ASOMICSI, propusieron la Guía para una minería más limpia del carbón en la cuenca del Sinifaná.

“Este proyecto nace como un interés por un mineral que es importante para el departamento, un recurso que fue fundamental para el desarrollo de Antioquia y hoy en día presenta datos muy bajos de calidad de vida y competitividad”, mencionó Cardona.

El cuadernillo contiene indicaciones sobre cómo desarrollar un plan de manejo ambiental, cómo identificar sus impactos y cómo poner en marcha estrategias para mitigarlos. “Le estamos apostando a fortalecer los actores locales para que ellos sean generadores del cambio. Ellos son buenos mineros pero hay que fortalecerlos”, afirmó el director del GER.

Los mineros ya son sensibles al problema y eso es un gran avance. Pero en el camino de la regulación, la última palabra la tiene el Estado y hay varios puntos a considerar: el Código minero actual es del 2001, después de que se declaró inexequible la Ley 1382 de 2010, por la cual se modificaba el código vigente; según los investigadores la normativa del momento no se adapta a las necesidades de los pequeños y medianos mineros lo que hace más difícil su formalización; los incentivos para la minería limpia son pocos y es más difícil competir.  Además, se privilegia a las grandes empresas para que accedan al título, paso fundamental para dejar de ser tratado como un minero ilegal. Como si fuera poco los costos de la formalización son altos y solo podrían asumirlos de manera asociativa. 

Es claro que la actividad minera genera impactos porque se extrae un recurso no renovable y entre mayor sea su volumen de producción, las consecuencias aumentarán. En la cuenca del Sinifaná la extracción es subterránea y por eso los efectos son menores a la de cielo abierto, lo que no significa que no se deba avanzar en la implementación de planes para disminuirlos. 

“En Colombia están disminuyendo su consumo de carbón porque cada vez más se usa energía eléctrica o a gas. Hay que avanzar en el que las empresas consuman carbón de manera más eficiente que reduzca la contaminación e identificar alternativas económicas para la región, pero es necesario que estén atadas al mineral y que se construyan con los actores locales”, concluyó Cardona.

Análisis del ciclo de vida

El proyecto de investigación “Evaluación del impacto ambiental de la explotación carbonífera en la cuenca del Sinifaná, a partir del análisis de ciclo de vida” se realizó con una metodología que busca identificar, cuantificar y caracterizar los diferentes impactos ambientales potenciales asociados a cada una de las etapas del ciclo de vida de un producto.

La investigación tuvo varios momentos: se seleccionó la metodología de trabajo, se hizo un inventario de las diferentes etapas del ciclo de vida de la extracción de carbón y se evaluó el impacto ambiental en cada fase para identificar finalmente los mercados verdes, nacionales e internacionales, que le den valor agregado a los proveedores que realizan inversión ambiental.