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Ciencia

Al cuidado de la salud de cabras y ovejas

20/10/2016
Por: Valentina Restrepo Tabares – Vicerrectoría de Investigación

Investigadores del grupo Microbiología Veterinaria de la Escuela de Microbiología de la UdeA han determinado las condiciones y efectos que tiene una infección gastrointestinal en las cabras y ovejas de producción láctea y cárnica. 

Fotos: cortesía grupo Microbiología Veterinaria.

Al igual que con los humanos, en algunas ocasiones los campesinos y ganaderos proporcionan medicamentos a los animales enfermos basados más en su experiencia que en la consulta con un veterinario. Esta situación favorece el aumento de la resistencia a infecciones producidas por parásitos como los nematodos, que pueden causar enfermedades gastrointestinales en el animal que los hospeda. 

Los nemátodos son parásitos con forma de gusanos tubulares que, en el caso de los rumiantes, habitan diferentes compartimentos del aparato digestivo. Llegan allí a través del consumo de los pastos y afectan diferentes puntos del sistema productivo, pues reducen la calidad y cantidad de leche y carne.

El mayor problema que perciben los profesores Richard Zapata y Leonardo Ríos, microbiólogos de la Universidad e investigadores del grupo Microbiología Veterinaria, es el poco desarrollo de esta área del conocimiento en el país. “Hay mucho empirismo en el diagnóstico de enfermedades infecciosas a nivel clínico”, expresa el profesor Leonardo Ríos y agrega que los productores o ganaderos se basan en la presencia de síntomas para medicar a los animales, sin ningún respaldo del laboratorio clínico. 

Basados en esto, realizaron un proyecto interdisciplinario en colaboración con veterinarios, que permitió una integración de conocimientos de ambas profesiones. En la investigación se identificó la frecuencia de infección de los nematodos gastrointestinales en el ganado caprino y ovino. Además se estudió el proceso del pastoreo, diagnóstico y medicación por parte de los ganaderos.

Los investigadores encontraron que los ganaderos utilizan de manera inapropiada los medicamentos, pues si bien hay infecciones comunes como la producida por los nematodos gastrointestinales que deben ser tratadas, existen otras infecciones que no causan enfermedad. “Ellos habitualmente utilizan medicamentos muy seguido porque culturalmente consideran que el hecho de que un animal esté infectado es un problema muy grande y lo deben de tratar”, comenta el profesor Richard Zapata.

Esta sobremedicación afecta tanto la producción como el bienestar de los animales. En el primer caso, al tratarse de carne y leche, productos que al final son consumidos por los humanos, el uso de medicamentos tiene un tiempo estimado de retiro, es decir, se debe esperar un número de días antes de comercializar los productos pecuarios, de acuerdo al tratamiento que haya recibido el animal, con el fin de que los medicamentos no pasen al consumidor. “Esto significa pérdidas económicas y se da por falta de evaluaciones diagnósticas que permitan determinar si es necesario implementar un esquema terapéutico”, agrega Zapata.

Parte del proceso investigativo también fue mostrarle a los ganaderos las problemáticas y soluciones encontradas tras años de acompañamiento. Ambos profesores concuerdan en que las comunidades reconocieron la importancia de realizar evaluaciones periódicas en laboratorios para identificar qué es normal en el sistema de producción y, de esta manera, poder decidir en qué momentos tratar a los animales. “Se trata de permitir infecciones con baja cantidad de parásitos para que los rumiantes puedan desarrollar anticuerpos y responder de forma natural a ese tipo de situaciones. Es algo que llamamos estabilidad enzoótica”, expresa el profesor Zapata.

“Que los animales en condiciones naturales sean tratados de manera radical para las infecciones es contraproducente”, afirma el profesor Leonardo Ríos, pues el ganado está expuesto permanentemente a la transmisión de parásitos y si su sistema inmune deja de percibir que tiene el agente infeccioso, “pierde toda la memoria de inmunidad y recuperarla implica más efectos nocivos en su salud”

Además, el profesor Ríos considera que “el mantenimiento de la infección parasitaria es necesaria en esos sistemas productivos, manteniéndolos en unos niveles mínimos que no afecten la salud ni la inmunidad”. En el caso de otro tipo de animales como perros y gatos también se presenta esta situación de exceso de desparasitantes y en ocasiones en humanos tenemos la resistencia al medicamento, por la misma cuestión cultural de tratar todas las enfermedades sin el diagnostico correspondiente.
 
Esto lleva a que los investigadores se encuentren con otra problemática importante en el sistema productivo del ganado caprino y ovino: la ausencia de control y acompañamiento de las instituciones encargadas, mientras que el ganado vacuno cuenta con empresas que respaldan y fortalecen sus sistemas productivos con procesos más tecnificados.  

El profesor Leonardo Ríos agrega que “el nivel de desarrollo de la microbiología veterinaria es muy básico en Colombia y falta más formación e investigación por parte de las universidades”. Los investigadores concuerdan en que existen muchas prácticas culturales que estos estudios han rechazado o mejorado, y ahí está el reto de la microbiología veterinaria: que en un futuro existan laboratorios clínicos de diagnóstico cercanos a los territorios ganaderos.  

Una manera que culturalmente es utilizada para la prevención de las nematodosis en ovinos y caprinos es el pastoreo rotacional, es decir, la rotación del ganado por diferentes potreros. Sin embargo, los investigadores consideran que es una práctica que, al no ajustarse al ciclo de la vida de las larvas, no es eficiente, puesto que las larvas en estado infeccioso duran entre 5 y 7 meses. “Este tipo de correlaciones entre aspectos del ciclo de vida de los parásitos y las prácticas de manejo animal, las hacemos los microbiólogos desde nuestro objeto de estudio para establecer prácticas apropiadas de control e intervención en salud animal”, agrega Zapata.

Es importante mencionar que estos nematodos gastrointestinales solo están presentes en los rumiantes y no se transmiten por consumo de alimentos, porque estos parásitos no tienen la capacidad de adaptarse a organismos diferentes, como los humanos. Sin embargo, se han reportado casos en los que los ganaderos son infectados por la cercanía al proceso, o por aguas contaminadas por la misma larva. 

“Las larvas de los nematodos no se van a acabar, pero lo que nosotros sí tenemos es la posibilidad de convivir con ellos”, dice el profesor Zapata. Él considera que para esto hay que basarse en la prevención: buenas prácticas de producción, buena alimentación del animal, buen uso de los medicamentos y un manejo adecuado del pastoreo del ganado en las épocas donde son más propensos a las larvas.

De otro lado, las cadenas productivas de lácteos y cárnicos de cabras y ovejas aún no han tenido una gran acogida por parte de los consumidores en Antioquia, sin embargo los productores han aumentado; hay pequeñas granjas con menos de 20 animales, que producen lo necesario para la sostenibilidad del hogar y algunos ingresos, otras son medianas, con alrededor de 50 rumiantes, y grandes productores, no habituales, con hasta 500 ovejas y cabras. 

Ya que Colombia es un país con potencial en producción agropecuaria, la demanda en producción y comercialización nacional e internacional de productos de origen animal y vegetal requiere del apoyo por parte de la academia para la implementación de un programa profesional en Microbiología Veterinaria y Agrícola, que satisfaga las necesidades del país. 

Por su parte, el Grupo de Investigación en Microbiología Veterinaria ofrece tres cursos electivos enfocados en esta línea: Microbiología veterinaria, Bioanálisis veterinario e Introducción a las ciencias pecuarias, y al finalizar los tres cursos, los estudiantes obtienen una certificación que les permite aplicar sus conocimientos en laboratorios clínicos veterinarios.

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