Periódico Alma Máter

Foto: Dirección de Comunicaciones/ Alejandra Uribe Fernández. 

Hace parte de su búsqueda del color como inagotable fuente de posibilidades. Hace cerca de diez años que Fanny Sanín no visitaba a Medellín. Volvió para entregarle a la Universidad de Antioquia —y a Colombia—- un fragmento de su legado, y con él, la materialidad de sus estudios sobre el color que nacen en su proceso creativo, una alquimia artística en la que trata de librarse de las tonalidades que conoce, incluso, de aquellas que ella misma ha creado para obras anteriores. Su búsqueda en el arte la hace pensar en el color como inagotable fuente de posibilidades.

«Lo más complejo de mi trabajo y lo que más me apasiona es llegar al color. Siempre estoy en búsqueda de colores que sean, ante todo, míos, propios de mi obra. Así que mezclo y mezclo; y busco determinado azul, que no está necesariamente creado, a veces lo encuentro y otras veces llego a un azul que no calculaba», expuso y añadió que, en el caso de la nueva obra que entrega, fue difícil la traducción del azul plasmado en las hojas al que finalmente quedó en la pared del bloque de 49 la Ciudadela de Robledo, en donde también se encuentra una sala temporal con una exhibición de sus estudios previos, desde el más crudo y primario, hasta la propuesta final. 

¿Cómo llegó a la UdeA?

A solicitud de la Fundación Universidad de Antioquia, la maestra donó este mural a la UdeA y, en contraprestación, pidió que se creara un programa de becas de pasantías para estudiantes formación que visiten New York, lugar de residencia de la maestra. 

Para sortear esa complejidad técnica de la elaboración, se acompañó del equipo del Museo Abierto y de un grupo de estudiantes y egresados de la Facultad de Artes, que ayudaron en la traducción de la obra que estaba en el papel a la que se ve en el mural acrílico de 1 metro y 95 centímetros de largo por 4 metros y 15 centímetros de ancho.

Foto: Dirección de Comunicaciones/ Alejandra Uribe Fernández. 

«Sus obras son composiciones simétricas y rígidas: lo que hay a la derecha es equivalente a lo que hay a la izquierda de la obra. A veces el espectador se sorprende al descubrir pequeños estremecimientos o rupturas en medio de la simetría. Es un juego de color y composición, del cual la maestra ha declarado que no representa nada del mundo», opinó Armando Montoya, asesor del Museo Abierto de la Universidad de Antioquia y quien ha liderado la traducción de esta obra. 

No es la primera vez que la maestra Sanín Sader le entrega su legado a la Universidad. En el costado occidental del Coliseo Universitario del campus central pervive el Mural para el coliseo de la Universidad de Antioquia (2013), obra en acrílico sobre ladrillo ranurado que marca el espacio de quienes día a día transitan ese espacio en medio de sus actividades deportivas y o académicas.  

En ambas composiciones son evidentes las anotaciones del pintor ruso Vasili Kandinski sobre el 'efecto psicológico del color' en el libro De lo espiritual en el arte: «el color tiene una fuerza enorme pero poco estudiada, que puede influir sobre todo el cuerpo humano, como organismo físico» (p. 70, 1989). La maestra Sanín Sader es, en la historia del arte colombiano, una de las artistas que se internó en un riguroso análisis de la infinita paleta cromática, en la que están los límites de lo que es sueño y lo que es real.

La obra Mural #2 también conduce a una alusión a lo geométrico: «Mi proceso creativo después de salir de la Universidad de los Andes, en los 60, se enfocó en el expresionismo abstracto. Luego, mientras viví en otros países, mi arte fue evolucionando. Así, después de vivir en Londres durante tres años y ver allí muchas obras de artistas constructivistas que influyeron mi sensibilidad, fui cambiando, hasta llegar a la geometría. Fue un proceso largo, no fue inmediato. Hoy me interesan la geometría y la simetría; pero el color es mi pasión primaria», destacó la maestra, quien en 2015 recibió de parte de la Universidad de Antioquia un Honoris causa con el título de Magíster en Artes.  

Durante el acto de presentación de la obra, el rector de la Alma Máter de Antioquia John Jairo Arboleda Céspedes le entregó a Fanny Sanín el Escudo de Oro Universidad de Antioquia, como reconocimiento a su sensibilidad y destreza, y como reiteración de que en esta casa de estudios permanecerá su legado.