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La ética en tiempos de la inteligencia artificial

05/02/2021
Por: Luz Marina Restrepo Uribe - Periodista

Hasta hace unas décadas era impensable vivir asistidos por máquinas. Los Supersónicos, una serie animada de televisión, nos permitió imaginar mundos posibles a tan solo un abrir y cerrar de ojos, donde las tareas domésticas eran ejecutadas por Robotina, el primer prototipo de lo que luego sería la inteligencia artificial.

Desde que salió el primer episodio de los Supersónicos en 1962 muchas cosas han cambiado en el mundo, y aquello que se creía irrealizable ahora parece más posible. La inteligencia artificial es una realidad que genera controversias: de un lado, el progreso que representa para la humanidad al involucrar en las más recientes investigaciones el uso de los computadores cuánticos para el desarrollo de la inteligencia artificial, y de otro, la ética.

Por ello, hay quienes cuestionan la capacidad que pueden tener las 'maquinas' a la hora de tomar decisiones. Al respecto, el doctor José Ignacio Latorre, físico cuántico, investigador, director del Centre for Quantum Technologies de Singapur, quien participó en el conversatorio Complejidad, ética y talento, en la ciencia de la frontera(*), advirtió que cualquier avance de la ciencia conlleva responsabilidades: «hay que legislar que la ética de los algoritmos cumpla los criterios que la mayoría decidimos y no las corporaciones».

Sin embargo, de acuerdo con el doctor Latorre, desde hace rato se delega la toma de decisiones a máquinas como en el caso de los semáforos para regular el flujo de personas y automóviles en las vías. En el fondo se trata de decidir entre lo que está bien y lo que está mal. «Una Inteligencia artificial que controle un arma podrá decidir entre bien y mal; todas las herramientas autónomas que toman decisiones lo hacen siguiendo un programa y ahí se puede poner lo que se quiera»

Al respecto, el investigador insiste en que sean los parlamentos en cada país los que legislen acerca de la inteligencia artificial, cuáles son los principios que se deben imponer en ciertos momentos para bien de la colectividad y no de individuos. En este sentido recordó que la humanidad siempre ha hecho descubrimientos y que a ellos le siguieron discusiones acerca de la ética y cómo se verán afectados los sujetos por el uso de los nuevos dispositivos.

«La ciencia moderna empezó en el siglo XVII cuando se presentó la separación entre ciencia y Dios, fue un salto que hizo infinitas las posibilidades y desde entonces se empezó a escribir el mundo de manera más precisa” explica el doctor Latorre, para quien el siglo XX fue la época de la física cuántica y la relatividad, en tanto el siglo XXI será el de la tecnología de la información y por lo que se avizora la segunda mitad de este siglo se planteará la ética de la información.

Formación de talentos y voluntad política

Los grandes progresos que ha tenido la mecánica cuántica se relacionan con el control que los investigadores han hecho de la materia a nivel de átomos individuales, lo que se refleja en la creación de computadores cuánticos y la simbiosis que se puede establecer entre estos y la inteligencia artificial. Esta situación ha generado mucha expectativa en el ámbito empresarial y por supuesto en los centros educativos donde se forman los talentos en estas áreas del conocimiento.

El profesor José Ignacio expresó que es importante «que los estudiantes se apasionen y persigan sus ideales con intensidad y que no tengan miedo a los cambios. A los jóvenes hay que decirles que sean apasionados, que tengan vocación, que estudien, que se sumen a los equipos más potentes de la tierra… ese es el mejor bien que le pueden hacer a su país».

La ciencia se desarrolla en los lugares donde hay voluntad política, y, en este sentido, el doctor Latorre reconoció que es necesario distinguir entre países que cuentan con políticas claras para invertir en ciencia y tecnología, que entienden que el conocimiento es la base de la economía, y aquellas naciones que están al vaivén de la clase política con visiones a tres o cuatro años que les impide tomar decisiones de largo plazo.

El académico manifestó ser partidario de educar acerca de lo que es una sociedad asistida por la inteligencia artificial, pero al mismo tiempo es necesario regularlo lo antes posible; esto tiene que ver con una carta de derechos de la humanidad para lograr un desarrollo más armónico.

Educar a la población para que entienda que es la inteligencia artificial, y que si se asimilan como entes jurídicos tienen derechos y retos, lo que implicará sostener discusiones serias en cuanto a educación, ética e inteligencia artificial.

El director del Centre for Quantum Technologies de Singapur, José Ignacio Latorre, además, planteó que las universidades deben tener una variada programación académica, ser abiertas a las discusiones que se propicien en las distintas áreas del conocimiento, establecer diálogos con otras instituciones tanto del país como del mundo, realizar docencia, investigación y transferencia de conocimiento a la sociedad, en particular acercarse a las empresas para fortalecer los procesos formativos.

«Hay que desarrollar las propias investigaciones con humildad, como personas de universidades públicas y por eso mantener distancia con empresas a las que solo les interesa hacer negocio con el conocimiento». Como profesor, Latorre reconoció la importancia de la libertad de cátedra, del docente implicado en el proceso educativo de sus estudiantes, de generar conocimiento y transmitirlo, que trabaja en la transferencia de saberes de una generación a otra.

(*) Convocado por el Programa de Egresados de la universidad de Antioquia.

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