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Academia Cultura

«Un libro me llevó a ser arqueólogo»: Eduardo Matos Moctezuma

05/10/2018
Por: Juan Diego Restrepo Toro- Periodista

En este 2018, el influyente arqueólogo mexicano cumplió 40 años en el liderazgo de la excavación arqueológica del Templo Mayor, recinto sagrado de la antigua Tenochtitlán, en el centro histórico de la Ciudad de México.
 

Fotografía: Eduardo Matos Moctezuma. Fotografía secundaria: Estatua de Coyolxauhqui. Cortesía Laura Montoya

«Queridos padres: ya sé lo que voy a estudiar… ¡Voy a ser arqueólogo!»

Eduardo Matos Moctezuma había terminado la preparatoria y sus padres le sugerían que estudiara arquitectura, como su hermano, o veterinaria o medicina. Le angustiaba la idea de qué estudiar y no tener una respuesta segura. Pero ese día estaba feliz.

Un amigo, Luis Alberto Vargas, le había prestado el libro Dioses, tumbas y sabios, del escritor alemán C. W. Ceram, y estaba impresionado por el capítulo sobre el antiguo Egipto. La historia sobre cómo había sido redescubierto el mundo de los faraones y las momias llevó a Matos Moctezuma a la ciencia por la que sería reconocido como uno de los grandes investigadores de la América prehispánica.

«Eduardo, si quieres estudiar arqueología está muy bien, pero…», respondió su madre tras un silencio prolongado, «¿no sería bueno que en las mañanas estudiaras también en la Escuela Bancaria y Comercial, y que en las tardes te dediques a “lo otro”?».

Matos Moctezuma interpretó este comentario como una insinuación de que si estudiaba arqueología, «se moriría de hambre». Pero su amigo, Luis Alberto, lo convenció.

«A lo mejor sí te mueres de hambre. Pero te vas a morir muy contento porque hiciste lo que tú quisiste». 


De este modo, en 1959, Eduardo Matos se matriculó en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, donde obtuvo el título de arqueólogo, y años más tarde estudió en la Universidad Nacional Autónoma de México – Unam, que le otorgó el título de maestro de Ciencias Antropológicas.

Esta anécdota la compartió durante su visita a la Universidad de Antioquia, previa a la apertura de la 12ª Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, donde realizó un conversatorio sobre nacimiento, enfermedad y muerte en el México prehispánico.

«En todas las épocas y culturas, el hombre se ha negado a morir y no acepta que llegue lo inevitable. Por eso crea otros lugares a los que irá después de la muerte», explicó Matos, quien hizo un recorrido por el ciclo de vida de pueblos prehispánicos como los aztecas o mexicas, desde el nacimiento, que en sí mismo representaba una batalla entre la vida y la muerte.

Pero que en México la muerte es celebrada como una fiesta parece tan verdad como que la Virgen de Guadalupe es mexicana. Pero tanto lo uno como lo otro es discutible. La guadalupana fue venerada primero en Extremadura, España, mucho antes de que se le apareciera a Juan Diego en el cerro de Tepeyac, donde se veneraba a la diosa Tonantzin. «Ahora, pregúntale a un mexicano al que se le acaba de morir un familiar o un amigo, si está de fiesta», dice Matos, para quien detrás de la preponderancia de la muerte en los aztecas, también son importantes las dinámicas relacionadas con la vida.

Este tema ha apasionado a Matos Moctezuma a través de los años y a partir de su experiencia arqueológica en lugares como Comalcalco, Bonampak, Tepeapulco, Tlatelolco, Teotihuacán, Cholula y Tula. Sin embargo, el proyecto Templo Mayor de Tenochtitlán es su trabajo de mayor envergadura.

Por azar, obreros de la Compañía de Luz y Fuerza encontraron en 1978 una escultura que mide 320 centímetros de diámetro y tiene forma de escudo. Se trata de la figura de Coyolxauhqui, la diosa lunar mexica que fue descuartizada por Huitzilopochtli, dios guerrero. 

Este hecho desencadenó que se emprendieran los trabajos arqueológicos de la antigua Tenochtitlán, urbe que alcanzó una población de entre 100 mil y 150 mil personas, es decir, más grande que cualquier ciudad europea de esa época. Los resultados permiten comprender dinámicas sociales de los mexicas como el nacimiento, el parto, la enfermedad, la muerte y la vida después de la muerte. 

En el libro de Ceram, en el último capítulo, el autor relata la historia de Moctezuma Xocoyotzin, quien reinaba desde la ciudad de Tenochtitlán y quien fue asesinado por Hernán Cortés durante la conquista española. De su madre, Matos Moctezuma heredó el apellido de este gobernante, quien pasó a la historia por ser tlatoani de los mexicas entre 1502 y 1520.

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