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Opinión

Primera vuelta al mundo de una embarcación llamada fútbol

01/08/2018
Por: James Rodas Serna, estudiante 7°semestre Licenciatura en Ciencias Sociales, Facultad de Educación

"...con una embarcación repleta de tripulantes, en busca de nuevos océanos futboleros y con la plena intensión de llegar no a las Molucas, pero sí hasta la idiosincrasia de cada lugar, este deporte ha sorprendido; a veces no con las mejores presentaciones, pero sí con la seguridad que siempre dejará algo de qué hablar..."

Antonio Pigafetta fue el italiano quien escribió la gesta iniciada por el navegante portugués, al servicio de la Corona española, Fernando de Magallanes, que en 1519 tomó rumbo por el sur, en busca de las Molucas y queriendo por ahí derecho, hallar una ruta de conexión entre el océano Atlántico y el ya avistado por Vasco Núñez de Balboa, Mar del Sur. Quizás haya sido éste, con sus estupendos relatos, quien nos incitara a pensar en las dificultades que resultan si pensáramos darle una vuelta al mundo.

Desde que Magallanes y sus intrépidos hombres saltaron en sus cinco naves del puerto de Sevilla en busca de las Molucas (unas islas en las Indias Orientales), sabían que su viaje era más que llegar a estas islas. Por ello, Magallanes, un viejo navegante nacido en Portugal, pero que no contó con el apoyo de la monarquía lusa, pidió apoyo del Rey Calos V para que patrocinara su viaje y a cambio él encontraría, a parte de las Molucas, una ruta nueva por el sur.

Por su parte, Pigafetta, un joven italiano que gozaba de buenos estudios, fue a España en 1519 en una visita hecha por Francisco de Chiericato embajador que la corte de Roma enviaba al Rey Carlos V.  Conociendo allí la expedición que armaba Magallanes, pidió permiso al embajador y al rey para embarcarse en ella. Al conocer el permiso, el joven fue embarcado en la Nao Trinidad como sobresaliente y como resultado, Pigafetta escribió el relato del primer viaje que los hombres realizaron en torno del Globo.

Con la expedición en curso y después de muchos lugares visitados e innumerables problemas durante el viaje, que variaban desde motines y sublevaciones de la tripulación por no encontrar el camino, hasta la muerte de algunos hombres por el hambre, Magallanes por fin llegó al lugar del que nunca dejó de creer que existía: el hoy llamado Estrecho de Magallanes y el nuevo océano Pacífico, al que llamó de tal manera por la tranquilidad de sus aguas.

Posterior a ello, el arribo a las Molucas le costó la vida a Magallanes a manos de los nativos del lugar que se aferraron a las tierras que él y sus hombres querían “conquistar”. Un final poco feliz, pero que según Pigafetta no fue impedimento para lograr la primera vuelta en torno del Globo, que culminó Juan Sebastián Elcano el 6 de septiembre de 1522, en la bahía de Sanlúcar, con dieciocho de los doscientos treinta y siete hombres que habían partido tres años atrás.

Han pasado casi 500 años y de seguro muchas vueltas a nuestro Globo se hayan finiquitado; pero hoy, en una sociedad altamente globalizada, el fútbol se ha convertido en una embarcación que navega por los corazones de muchos. A veces hemos visto como encalla en las aguas de la corrupción, de las contiendas políticas y del poder en todas sus manifestaciones. Pero el fútbol se ha convertido en más que ir al estadio, una pelota, unos guayos, unos árbitros polémicos y ahora es toda una tripulación diversa la que la conforma. Su aroma es el de innumerables pueblos
desconocidos, casi vírgenes; sus gritos -no los del cántico en el estadio, sino las voces de aquellos que no pueden expresarse-, son las voces de aquellos que el silencio parece haberse convertido en su único lenguaje.

Varios años pasaron también para la creación de un ente que se encargara de regular este deporte en el mundo, hasta que en 1904 se creó la FIFA, quien años más tarde, para 1930 exactamente, y con el antecedente de varios torneos de fútbol realizados en los Juegos Olímpicos, impulsó y consiguió la creación de los Campeonatos del Mundo, objetivo que se logró en Uruguay 1930, donde se disputó el primer mundial de fútbol de la historia.

En total, esta embarcación ha llegado a diecisiete puertos distintos en las veintiún ediciones de los mundiales (cuatro países han repetido). Todos los continentes han sido visitados por las tripulaciones de una nave que no tiene rumbo final, pero que sin duda ya le ha dado la vuelta al globo.

Por ejemplo, en 2016, los insulares de Papúa Nueva Guinea, un país del que quizás nunca hayas oído hablar, con poco menos de 500km2 y en lo más lejano de Oceanía, recibieron el Campeonato Mundial Femenino de la FIFA Sub 20. De este modo, con ellos, la lista se sigue poniendo más extensa y cada vez más lenguas traducen sus palabras en el idioma de los goles. No hay en la actualidad, un solo pedazo de nuestro Globo en el que no se haya chutado un balón, ni en el que los corazones no se aceleren tras la victoria en el estadio visitante.

La gesta iniciada por Magallanes, contada por Pigafetta y terminada por Elcano, parece haber sorprendido a la sociedad del momento y la humanidad por muchos años. Sin duda, la valentía y el coraje de aquellos navegantes es incomparable, hasta sus equivocas paradas en el río de La Plata creyendo que era el océano y su paso por la llamada Tierra de Fuego, donde pensaron que estaban en el inframundo.

Ahora, con una embarcación repleta de tripulantes, en busca de nuevos océanos futboleros y con la plena intensión de llegar no a las Molucas, pero sí hasta la idiosincrasia de cada lugar, este deporte ha sorprendido.

Finalmente, sé que en la memoria de muchos están los lugares que Magallanes visitó en la Nao Victoria como las islas Infortunadas o las islas de los Ladrones; pero del mismo modo, espero que puertos como Sudáfrica (2010), Corea y Japón (2002), Uruguay (1930), Suiza (1958), Turquía (2013), Rusia (2018) y hasta Colombia (Mundo).

Referencias
Pigafetta, A. (1522). Primer viaje en torno del Globo. Espasa-Calpe, S.A. Madrid, 1963


Ver el texto completo de esta columna de opinión en el siguiente link


Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos.  Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

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