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Opinión

A la carga por el cargo

15/02/2021
Por: Adrián Restrepo Parra, profesor Instituto de Estudios Políticos UdeA

«... En Colombia la posibilidad de tener un orden institucional democrático y una universidad a su altura conlleva la responsabilidad ciudadana y de los partidos en la selección, promoción y elección de quienes ejercerán las funciones públicas...»

Es responsabilidad de los ciudadanos y de los partidos políticos la escogencia y posterior elección de los candidatos a cargos públicos. Por tanto, los desastres de los gobernantes electos no les competen solo a ellos, aunque finalmente sean la ficha que “queme” su partido o jefes políticos con tal de quedar con oxígeno para la siguiente contienda electoral. 

A los partidos y electores de Trump y del presidente Duque les cabe responsabilidad en las embarradas de sus mandatarios, especialmente porque en campaña distintos sectores activaron alertas señalando la irresponsabilidad de los partidos en promover candidatos sin las capacidades necesarias para encargarse de los asuntos del gobierno y el Estado contemporáneo. 

Las advertencias fueron en vano, Trump y Duque terminaron elegidos, pero los resultados de sus gobiernos han dado la razón a las advertencias. Entre los calificativos que precedían a su famoso apellido Trump, se destacaban supremacista, racista, machista, xenófobo y peligroso. Denominaciones que honró durante el tiempo que estuvo en la Casa Blanca y de las cuales no dejó dudas al cerrar su mandato con el broche de la nefasta toma del Capitolio por sus seguidores, a los cuales él azuzó. 

Con el presidente Duque la inexperiencia en cargos de elección popular y la dependencia de su jefe político han sido su sombra. Llegó al senado, como tantos otros, gracias a la lista cerrada de Uribe Vélez. De allí, sin mayor figuración, comienza su rápido camino hacia la casa de Nariño. Es el primer presidente colombiano en recibir “un cacerolazo” nacional por su mal desempeño. Y, por si fuera poco, desde que empezó su mandato los primeros en considerar abiertas las postulaciones a la presidencia del 2022 para reemplazarlo fueron miembros de su propio partido político, el Centro Democrático.

Por ello, desde ese momento, las pre y las candidaturas a la presidencia vienen a granel, particularmente en el año 2021 el abanico empieza tanto a conformarse como a depurarse para las elecciones en el 2022. Dentro y fuera del partido de Duque la lista de aspirantes a su cargo es larga, o sea, no es solo que rápidamente quieran sucederlo en su puesto, sino que al parecer el perfil para el cargo está ahora al alcance de cualquiera. El desempeño de este gobierno ha socavado la dignidad del cargo.

El ejemplo nacional ha dado licencias de corso para émulos locales. Es así que, en el proceso de elección de Rector de la Universidad de Antioquia, de dos candidatos, uno de ellos registra en Internet, a la par con su desempeño profesional, un escándalo en 2015 relacionado con la elección del Contralor general de Antioquia https://www.las2orillas.co/las-oscuras-jugadas-para-elegir-al-contralor-general-de-antioquia/. Cuestión posiblemente sin trascendencia en su vida laboral porque desde el 2017 ejerce como Procurador Judicial II para asuntos administrativos en la Procuraduría General de la Nación. Lleva tres años sin vínculo formal con universidades.

Además, en uno de los debates con los candidatos a la Rectoría, realizado el 12 de febrero, mostró su desconocimiento del Alma Mater, institución que aspira dirigir. Para ahora sí hacer de la Universidad de Antioquia una a la altura del mundo, entre las 500 primeras del ranking Shanghái, el candidato puso como modelo a seguir la cobertura educativa lograda por la universidad privada con la cual trabajó por varios años. Como es sabido esa es la Universidad de Medellín, que no figura entre las primeras 500 de ese ranking y que no supera en mediciones de ese tipo a la de Antioquia. 

La universidad de alta calidad, como el Alma Mater, es mucho más que clases. La cobertura, que es importante, no puede hacerse a costa de calidad. Es bueno también recordar que la Universidad de Medellín, bajo una nueva administración, hace un par de años viene saliendo afortunadamente de la crisis en que la dejó la incidencia de políticos como Julián Bedoya (https://www.semana.com/nacion/articulo/julian-bedoya-el-graduado-que-incendio-la-universidad/644975/), con quien relacionan, según la nota periodística de las2orillas, al aspirante a Rector de una de las mejores universidades del país. Sin duda, de lo sucedido en esa universidad pueden sacarse muchos aprendizajes, pero no los que intentó establecer el aspirante.

La posibilidad de tener un orden institucional democrático y una universidad a su altura conlleva la responsabilidad ciudadana y de los partidos en la selección, promoción y elección de quienes ejercerán las funciones públicas. Si bien es cierto que por la selección y promoción de los candidatos finalmente las urnas castigan con menos votos a los partidos, incluso con su desaparición, llegar a ese punto supone un alto costo para el conjunto social porque los errores de un estadista, o el error de suponer que se tiene uno, acarrean serias consecuencias para la vida social y política de un país…y una universidad.

Este texto fue publicado en La Silla Vacía el domingo 14 de febrero de 2021


Notas:

1. Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

2. Si desea participar en este espacio, envíe sus opiniones y/o reflexiones sobre cualquier tema de actualidad al correo mediosdigitales@udea.edu.co con el asunto «Columna de opinión: Título de la columna». Ver criterios institucionales para publicación.

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