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Academia Opinión

Dimensión ética de la Comisión de la Verdad

15/05/2018
Por: Francisco Cortés Rodas, director Instituto de Filosofía UdeA

"...La Comisión de la Verdad desarrolla una política de la memoria que considera que la justicia no puede pensarse solamente como castigo al culpable, sino también y principalmente, como reparación a la víctima..."

El martes pasado se posesionaron las once personas que integrarán la Comisión de la Verdad. “El objetivo de la comisión, escribió el padre Francisco de Roux, es la verdad humana, no la jurídica”. La comisión buscará los testimonios más brutales de las víctimas y los victimarios con el fin de esclarecer “una verdad histórica oculta” (Molano).

Se tratará de dilucidar “¿quiénes son las víctimas, y de ellas las más frágiles?, ¿qué fue la totalidad de lo ocurrido?, ¿por qué motivos?, ¿quiénes son los victimarios y qué provecho buscaban y para quién?, ¿qué temores e imaginarios los movían?, ¿qué contexto nacional y estructural propició lo ocurrido?”, aseveró el padre de Roux.

La Comisión de la Verdad debe desarrollar tres tareas fundamentales: realizar rigurosas investigaciones para obtener los datos relativos a la multitud de violaciones de los derechos humanos, someter esos datos a una interpretación lo más objetiva posible, para lo cual requerirá el apoyo de profesionales e investigadores vinculados y comprometidos con la democracia en nuestro país y, finalmente, tras publicar el informe, desarrollar la dimensión ética de la comisión: propiciar en Colombia una reflexión individual y colectiva sobre lo que sucedió en estos años de violencia y buscar el reconocimiento de nuestras responsabilidades y culpas para, a partir de ello, desarrollar un esfuerzo sincero de reconciliación.

El máximo fin de esta comisión debe ser el de propiciar esta reflexión sobre nuestra propia historia dramática y horrenda para que como sociedad podamos estructurar nuevamente nuestras relaciones, de tal manera que estas tragedias y violencia atroz no se vuelvan a repetir.

En sociedades en las que se han producido grandes atrocidades contra la población es conveniente y razonable, además de buscar la verdad fáctica que obtienen los jueces, crear también una especie de foro público, –la Comisión de la Verdad–, para hacer que los perpetradores de graves crímenes admitan la culpa frente a estos hechos y asuman su responsabilidad política y moral –verdad histórica–

La Comisión de la Verdad desarrolla una política de la memoria que considera que la justicia no puede pensarse solamente como castigo al culpable, sino también y principalmente, como reparación a la víctima. Para esto afirma que es imposible olvidar completamente los horrores vividos en nuestro país y que para lograr una transición exitosa hacia la paz no debemos olvidar, sino enfrentar el pasado violento.

La política de la memoria sirve así para rectificar profundas injusticias a través de la restauración de la dignidad humana y civil de las víctimas. Para esto debe tratar a “la víctima con respeto, compasión y benevolencia, y demanda recordar que dependiendo del tipo de violación cometida contra ella, se exigen formas especiales de ayuda, que reflejen una preocupación genuina por su bienestar, el reconocimiento de su valor como persona y el respeto por su autonomía” (Holmgren). La política de la memoria es el gran proyecto de reconciliación que emergió del Acuerdo y que esta comisión se propone sacar adelante con independencia de quien gobierne, por lo cual merece todo nuestro apoyo.

Este texto fue publicado en el periódico ElColombiano el martes 15 de mayo de 2018


Nota

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