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Opinión

Los desafíos de la paz y el derecho a la esperanza

26/09/2019
Por: Antonio Hoyos Chaverra, profesor Departamento de Ingeniería Industrial, UdeA

« ...  Tener derecho a la esperanza es saberse humano y usar la capacidad de transcender que nos brinda el pensamiento, para ir más allá del yo y las circunstancias ... »

Las recientes declaraciones de disidentes de la antigua guerrilla de las FARC llamando nuevamente a la guerra, han crispado los ánimos en diversos sectores de la opinión pública del país. Respuestas de todo tipo, sin hacerse esperar, han podido ser oídas, pasando, desde las más reaccionarias y coléricas, hasta las más conciliadoras; mediadas todas, eso sí, por las visiones de temor y horror, que ha dejado la extrema violencia que ha acompañado el desarrollo del país durante los últimos 60 años.

Así mismo, cierto aire de pesimismo y reproche ha tomado para sí, el espacio del entorno que habitamos y el discurso que se escucha y repite constantemente en medios de comunicación y redes sociales; a lo cual, sumados los seguidos desafíos en la gestión de las relaciones internacionales, que han puesto al gobierno de tanto en tanto a evaluar escenarios de confrontación con países vecinos y en la mira de la comunidad internacional, a Colombia como una nación que no honra sus compromisos de estado; genera el escenario perfecto para retornar al pasado de la confrontación y a la comodidad en la que se encuentra en la despersonificación y desprecio por el otro, que ofrece la teoría del enemigo único.

Parece no bastar para calmar los ánimos, que más del 90% de los excombatientes de la extinta guerrilla adelantan hoy el camino, no libre de obstáculos y riesgos, de la reincorporación a la vida civil y que gran parte de los compromisos que adquirieron se están cumpliendo, a pesar de la indiferencia y el desprecio de una buena parte de la población.

En un macondiano hecho, la paz de Colombia les importa más a los extranjeros (en especial noruegos) que, a los ciudadanos del país andino, de la cordillera que se "trifurca" y que ha sufrido sin tregua los vejámenes de la guerra, en sus escasos dos centenarios de existencia.

En un libro titulado "Derecho a la esperanza", que recopila ensayos y reflexiones del industrial antioqueño Nicanor Restrepo Santamaría junto con una breve semblanza de su vida, se puede leer la historia de los múltiples procesos de paz que entablaron los gobiernos de Colombia con los grupos armados que ha conocido el país, de los cuales Nicanor Restrepo fue siempre protagonista, algunas veces por encargos oficiales y otras por un activismo proactivo y constructivo ejercido como miembro de la sociedad civil. En sus textos, Nicanor muestra que los intentos de paz en el país no han estado nunca exentos de dificultades y amenazas. 

Lo anterior, debe recordarnos, que los caminos de la paz no son serenos y nos exigen las cualidades más altas para lograr las transformaciones en la forma de relacionarnos y habitar con los otros el territorio que nos reúne. En la búsqueda de alcanzar, como diría Zuleta, la capacidad de vivir de manera constructiva el conflicto y la diferencia, para crear desarrollo y entendimiento en una sociedad hasta ahora esquizoide (trastorno de la personalidad donde los individuos que lo padecen se caracterizan por la falta de interés en relacionarse socialmente y por una restricción de la expresión emocional).

El derecho a la esperanza se traduce entonces, en la capacidad legítima e irreprochable que tenemos todos a aspirar y buscar vivir en un mundo mejor, que lejos de ser un paraíso de cucaña, podría ser un lugar donde todos caben, sin el afán normalizador de la sociedad industrial ni la indiferencia pragmática ante la fragilidad que ofrece la sociedad líquida. Tener derecho a la esperanza es saberse humano y usar la capacidad de transcender que nos brinda el pensamiento, para ir más allá del yo y las circunstancias.

Es por esto, que el momento actual ofrece, nuevamente, la posibilidad de reafirmar el compromiso con el fin del conflicto armado y con la construcción de las condiciones de paz en un país, que a pesar de las dificultades no pierde la alegría y la capacidad de reponerse, incluso, a las noches más oscuras. Sea este el momento, a invitarnos a discernir los hechos y a recordar, como diría Nicanor, el derecho a la esperanza del que gozamos todos.


Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

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