Sociedad

Foto: cortesía Luis Carlos Palacio.

Si usted vive en el barrio El Poblado y es mujer, puede conseguir un trabajo digno más fácil y, sin embargo, su salario probablemente será muy inferior a un vecino del mismo sector.

Esta es una de las conclusiones que por medio de muestreos, encuestas y modelaciones obtuvo el grupo de Macroeconomía aplicada de la Facultad de Ciencias Económicas, en la línea de investigación en Mercado laboral, dedicada desde hace cuatro años a analizar las condiciones del trabajo formal e informal en Medellín.

Sus integrantes, los investigadores de la Universidad de Antioquia, Edwin Esteban Torres Gómez y Mauricio López González, señalaron que el rastreo a la caracterización de los ciudadanos (sexo, ubicación geográfica, formación, etc.) arroja que en general y hasta 2017, las probabilidades de obtener trabajo formal por parte de las mujeres —aún con mayor nivel de educación— eran en promedio, en Medellín, de un 52 % y de un 58 % para los hombres.

En El Poblado, las mujeres tienen mejores oportunidades de un trabajo formal o digno en un 68 % (más alto que el promedio de Medellín). Pero este porcentaje las pone en desventaja si se considera que los hombres vecinos del mismo barrio, pueden conseguir empleo formal en un 82 % de los casos.

Esta brecha entre las oportunidades laborales en condiciones dignas y salarios de hombres y mujeres se mantiene para toda la ciudad. Sin embargo, en los barrios más populares, dijo el investigador Torres Gómez, el margen de diferencia entre hombres y mujeres es menor porque en oportunidades de empleo formal se registra para las mujeres, 52 % y para los hombres, 58 %.

Por ello, concuerdan en que se debe considerar la vulnerabilidad de las mujeres en el aspecto laboral, porque «no solo son las oportunidades de conseguir empleo de calidad, sino también la diferencia en salarios que se mantiene hasta 2017. Una mujer con trabajo informal ganaba 566.000 pesos y otra, empleada formal, un millón 503 mil pesos», condición que advierte el investigador López González demanda políticas públicas al respecto.

Así mismo señalan los investigadores que un segundo grupo vulnerable son los jóvenes de la ciudad, «a quienes se debe facilitar programas de primer empleo para que adquieran experiencia y puedan cualificarse más. Según el profesor López González «la primera experiencia laboral si es positiva, rinde enormes beneficios a largo plazo para la vida laboral, pero un mal enganche puede generar frustraciones».

Por su parte, el investigador Torres Gómez comenta que un tercer grupo son los ex combatientes de las Farc, porque «son personas que requieren para acceder al trabajo formal, por lo menos 13 años de educación, es decir haber cursado la básica media y una técnica, y al no cumplir este requisito muchos tienen que conseguir un trabajo informal o delinquir».

López González afirma que los avances de los estudios económicos realizados señalan la urgencia de atender los grupos vulnerables laboralmente de la ciudad. Destaca, por ejemplo, la necesidad de más educación preventiva de embarazos juveniles porque estos son un factor que impide la consecución de oportunidades de empleo formal. Igualmente brindar oportunidades de primer empleo para los jóvenes y establecer políticas claras de empleo para reinsertados y ex combatientes.

Insisten los investigadores de la Alma Máter, en afianzar el emprendimiento con valor agregado, porque en su primera fase o construcción, las empresas regularmente se establecen en condiciones laborales no adecuadas y los empleos que generan solo se formalizan después de que el negocio o empresa prospera. «Esto explica, en buena medida, la informalidad, que, en el caso de Medellín, puede ser mayor por la vocación histórica de emprendimiento de sus habitantes».