Cultura

Foto: Departamento de Extensión Cultural

A las 6 de la tarde del jueves 26 de Octubre de 2017, el teatro Camilo Torres de la Universidad de Antioquia registraba una tímida asistencia para el evento inaugural del IV Festival-Concurso Nacional Infantil y Juvenil Pianissimo que dirige la maestra Ana María Orduz Espinal. Esa tarde, a pesar del extraordinario cartel de pianistas invitados y del auspicio de la Vicerrectoría de Extensión de la Alma Mater, no se avizoraba un lleno del teatro. Pero esto no preocupó ni incomodó a los organizadores. La suerte estaba echada.

Al ingresar esa tarde al Teatro, no pude dejar de recordar la mañana lejana de principios de 1972, cuando inicié mis estudios en la Universidad de Antioquia y en el acto inaugural, un rector de apellido Duque, nos dio la bienvenida con una presentación del Dueto de Antaño. No se adonde se fueron 45 años, pero esta tarde, los espíritus de tantos seres que han pasado por este recinto, me llenan de nostalgia y de alegría. La velada, fue pensada para que ningún pianista se sentara en solitario frente al instrumento. Obras a cuatro y seis manos, con preferencia por autores colombianos, fueron magistralmente interpretadas al piano por los invitados.

Jorge Gómez y Manuel Zapata, abrieron el evento con un pajarillo que, al empezar, fue interrumpido por el sonar de unos capachos. Los pianistas suspendieron la interpretación entre indignados y sonrientes, pero al ver el angelito que tocaba los capachos de manera impecable, aceptaron su acompañamiento que fue redondeado con un seis por derecho.

La maestra Consuelo Mejía, gran pianista que renunció a la vida religiosa por dedicarse al piano, junto a su alumna Cristina Marín, continuaron con una Recreación, un Vals y dos Polkas del poeta y compositor payanés Gonzalo Vidal. Luego el turno fue para la anfitriona, maestra Ana María Orduz Espinal, profesora de la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia y, al igual que Andrés Orozco, alumna destacada del Instituto Musical Diego Echavarría. Su pregrado fue Suma Cum Laude en la Universidad de Memphis (EEUU) y obtuvo maestría y doctorado en la Universidad de Iowa (EEUU) bajo la dirección de los doctores Réne Lecuona y Alan Huckleberry.

Ana María interpretó, en compañía de Daniel Vega, un Pasillo, composición de un chileno con alma colombiana: Mario Gómez Vignes. El maestro Gustavo Isaza, quien estudió durante 6 años en el Conservatorio Tchaikovsky y en el Instituto musical Gniessin de Moscú, estuvo acompañado por Natalia Ramírez, egresada de maestría de EAFIT bajo la dirección de la maestra Blanca Uribe y una destacada promesa para el piano en nuestro medio. Interpretaron algunos aires de la región andina colombiana como guabinas, pasillos y danzas de la joven compositora Sandra Arboleda.

Y el Pianissimo iba en Crescendo.  A continuación el turno fue para esa gloria del piano colombiano llamada Teresita Gómez. La bohemia, la enamorada de la vida y del tango, la mujer que ha sabido sortear las mas difíciles situaciones sin desfallecer ante las adversidades; ejemplo de las juventudes y orgullo de la tierra.

Acompañada por Sara López Marín, nos dejaron navegar por las gélidas notas de un Invierno Porteño, galardonando a ese grande de la música latinoamericana llamado Astor Piazzolla. Margarita Troectsch es una enamorada de la docencia para niños que se inician en el piano. La consagrada pianista panameña nos deleitó en compañía de Jessica Alarcón con El socavón del Canajagua, un aire típico panameño de Edgardo Quintero con un arreglo del pianista Luis Troectsch, esposo de Margarita. Pusieron también la nota jocosa con el Tema y Variaciones de los Palillos Chinos: La pobre alumna salió disparada del piano y por poco cae al foso del Camilo Torres. Pero faltaba por subir al escenario la otra gloria del piano colombiano: la maestra Blanca Uribe, galardonada y distinguida por las más prestigiosas instituciones musicales a nivel mundial.

Acompañada por Andrés Escobar, otra joven promesa del piano nacional, interpretaron un repertorio con aires cubanos entre los que destacaron La Camagüeyana, Los Muñecos y Los delirios de Rosita, del compositor cubano Ignacio Cervantes, considerado “la más importante influencia de la música cubana del siglo XIX”.

La presencia del maestro Alan Huckleberry en el escenario sería el presagio de un final esplendoroso. Docente de la Escuela de Música del Colegio de Artes y Ciencias, adscrito a la Universidad de Iowa, el doctor Huckleberry ha mantenido una estrecha relación con la Universidad de Antioquia a través de su alumna, la también doctora Ana María Orduz Espinal. Juntos han venido trabajando en el desarrollo y crecimiento del Festival-Concurso Pianissimo que tan excelentes resultados empieza a mostrar después de tan corta existencia. En compañía de Julián Alzate, el Dr. Huckleberry interpretó un Porro (un gringo tocando Porro) del querido compositor antioqueño Bernardo Cardona, (el mismo del grupo Frivolidad y tío del guitarrista Julián Cardona).

Y el final fue apoteósico: Diego Arango, Diego Zapata y Sebastián Ramírez, tocaron a seis manos ese tema inolvidable de nuestro folclor, El Pescador, compuesto por el maestro José Barros y en un arreglo para seis manos de Juan David Osorio. Con este arreglo quedó demostrado a cabalidad que, después de la voz humana, el piano es el instrumento rey; es en si mismo una pequeña orquesta. Una fría noche ha caído sobre la ciudad universitaria y los asistentes a esta inauguración hemos presenciado un espectáculo sin precedentes en la historia del piano en Medellín.

El teatro, que inicialmente estaba con pocos asistentes terminó con más de la mitad de sus sillas ocupadas. Allí quedaron otra vez en la penumbra del recuerdo los espíritus de los seres que lo han colmado durante los últimos 45 años. Pianissimo va in Crescendo y pronto sonará Fortissimo.