Opinión

La educación es un elemento fundamental para que Colombia pueda alcanzar la paz. No es suficiente con la paz negativa, es decir, con la firma de un acuerdo final, la dejación de las armas, la definición de las condiciones bajo las que operarán las justicias punitiva y restaurativa, la estructuración de nuevas formas de participación política. Si no se realiza un programa orientado a la solución de los problemas económicos y sociales de los grupos más desfavorecidos, en términos de aseguramiento de medios para la subsistencia, salud, educación, trabajo, la anhelada paz terminará convirtiéndose en un programa vacío.

La paz y la educación están fuertemente entrelazadas. En la historia de la creación de los Estados, la educación ha sido una de las condiciones de posibilidad de su formación como unidades políticas soberanas, de su crecimiento económico, y del progreso social conseguido mediante el gradual aseguramiento de los derechos individuales, sociales y culturales para todos los ciudadanos.

En Antioquia tenemos un ejemplo de esta relación entre paz y educación en el Programa de Regionalización de la Universidad de Antioquia, que se creó en 1990 con el fin de llevar programas de pregrado y posgrado a varias regiones del departamento. El número de sedes regionales pasó de uno, en Urabá en 1995, a seis, en 2000, cuando el Ministerio de Educación creó las seccionales: Bajo Cauca, Magdalena Medio, Oriente, Urabá y Suroeste. En 2016 se cuenta con seis Seccionales, cuatro sedes municipales, y dos municipios con convenio para oferta educativa.

De las sedes regionales se han graduado 7.596 estudiantes. En la actualidad hay 5.955 estudiantes de pregrado. Regionalización tiene apenas 58 profesores de tiempo completo. En estudios realizados se encontró que en 2015 el 54 % de los egresados trabaja; 60 % lo hace en la región y 42 % en su profesión. La Universidad ofrece programas en profesiones tradicionales e innovadoras, como Ecología en Zonas Costeras, Tecnología en Ecología y Turismo, e Ingeniería Acuícola.

El programa de Regionalización ha contribuido a resolver, en buena parte, a lo largo de estos últimos veinte años, un problema que tienen las regiones y los municipios más pobres del Departamento. Los jóvenes de bajos recursos económicos que terminan su bachillerato, que no podían continuar estudiando, tienen ahora la oportunidad de formarse como profesionales en su misma región en una universidad pública. Hace veinte años podían salir de los municipios más apartados a estudiar solamente los hijos de las familias con más recursos. Para los demás estaba cerrada esta oportunidad. En este punto se da el entrelazamiento entre paz y educación.

La garantía estatal de condiciones de subsistencia, salud, educación, trabajo, generará el florecimiento de la democracia, de la economía y una disminución de la pobreza. El ejemplo de Regionalización de la UdeA lo muestra. Pero para que se consolide se requiere un gran apoyo financiero del Estado y del Departamento. 58 profesores es una cifra absolutamente insuficiente para tejer los hilos de la paz con una buena educación en las regiones de Antioquia.

Este texto fue publicado en el periódico ElColombiano el martes 23 de agosto de 2016

Nota

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