Opinión

Con bombos y platillos fueron recibidas en Bogotá las primeras 50.000 dosis de la farmacéutica Pfizer procedentes de Bélgica. La caravana presidencial, los miembros de gabinete encargados y los responsables de la negociación se hicieron presentes en el aeropuerto El Dorado para la llegada del avión de carga que transportaba el fármaco.

Toda esta parafernalia, sumada a la emoción que expresaban las voces de los periodistas del noticiero del medio día, evocaban aquellos relatos emocionantes de las liberaciones de las personas secuestradas por las guerrillas en años pasados, la multitudinaria visita del Papa Francisco o la firma del acuerdo de paz con las FARC.

La llegada del primer lote de vacunas a Colombia es la apertura de un nuevo capítulo en la novelesca historia que estamos construyendo día a día como país en la lucha contra el virus. Novela que comenzó con el runrún de un estornudo en el oriente lejano y hoy en día es un calvario de miles de familias colombianas que han padecido los estragos sociales y personales de una sindemia (suma de dos o más epidemias o brotes de enfermedades concurrentes o secuenciales en una población con interacciones biológicas, que exacerban el pronóstico y carga de la enfermedad) sin precedentes. Es más bien una suerte de cadáver exquisito motivado por la necesaria improvisación de lo no vivido.

Logística de transporte, refrigeración y aplicación están listos hace semanas. La gente anhela su turno de poner el brazo para protegerse y proteger a los suyos. Hemos visto como millones de vacunas han sido aplicadas en los demás países de la región, como es el caso de Chile, en donde más de un millón de dosis fueron aplicadas en una semana, mientras en Colombia este hecho pareciera una quimera. Hoy, después de un trámite de nacionalización del producto tan operativo como simbólico, las vacunas ya están en el país.

¿Qué es lo que sigue? ¡Pura fe! Se ha vuelto muletilla nacional el discurso sobre el excelentísimo sistema de vacunación colombiano y lo preparado que está; además, el orwelliano programa televisivo nos informa diariamente sobre negociaciones y contratos publicados en el ostracismo y esta cantidad de dosis, aunque parece poco para contrarrestar el mayor reto en salud pública de la historia, es la primera entrega para cumplir una promesa de vacunar a más de un millón de personas en un mes a partir de la fecha.

Fuente: Noticias Caracol

Notas:

1. Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

2. Si desea participar en este espacio, envíe sus opiniones y/o reflexiones sobre cualquier tema de actualidad al correo mediosdigitales@udea.edu.co con el asunto «Columna de opinión: Título de la columna». Ver criterios institucionales para publicación.