Opinión

El reconocimiento de las víctimas como actor político del conflicto armado en Colombia es reciente. Este importante hecho ocurrió hace tan solo una década; en medio de las discusiones sobre el desmonte y desmovilización de las estructuras paramilitares. En aquel momento, a través de la Ley 975 de 2005, el Estado colombiano reconoció el derecho individual y colectivo que tienen las víctimas del conflicto a la verdad, la justicia y la reparación.

Entre los más importantes efectos que tuvo este reconocimiento fue la creación, en 2007, del Grupo de Memoria Histórica, transformado en 2011 en el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Esta organización estatal ha tenido como responsabilidad contribuir a la construcción de paz, la democratización y la reconciliación en Colombia, a través de la defensa del derecho a la verdad y la reparación integral de las víctimas y construcción de la memoria histórica.

Entre los resultados del Centro, en los pocos años que lleva operando, está la  publicación de más de docenas de monografías sobre los más significativos hechos de violencia reciente en el país. Uno de los informes que más impacto ha tenido es el ¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad, que se ha convertido en un hito de la investigación histórica y política en Colombia.

Pero tal vez la mayor contribución del Centro la está realizando en la actualidad, con la presentación de balances e informes que deben aportar al trabajo de la Jurisdicción Especial para la Paz, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No repetición, y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas.

Al frente de este importante centro de investigación estuvo a cargo, desde su inicio en 2007  y hasta el año pasado, el profesor Gonzalo Sánchez de la Universidad Nacional de Colombia. Este distinguido investigador alcanzó visibilidad  nacional e internacional en 1987 cuando dirigió la Comisión de Estudios sobre la Violencia (1987) y presentó un segundo informe sobre la violencia en Colombia. En este informe retrató los cambios en la cultura política del país, destacando la multiplicidad de violencias que se tenía como sociedad.

A finales del pasado año, el profesor Sánchez renunció a la dirección del Centro; esto como un gesto del desencuentro con las ideas que traía el nuevo gobierno de Iván Duque. En la búsqueda del reemplazo a la dirección del Centro se han escuchado y presentado hasta hace pocas semanas muchos nombres, la mayoría de ellos criticados por la opinión pública. Una primera polémica surgió con la postulación del profesor de la Universidad Javeriana Vicente Torrijos, quien había participado en calidad de experto en la Comisión Histórica sobre el Conflicto Armado y sus Víctimas en 2014; siendo la crítica más contundente la falta de claridad frente a sus estudios académicos, que lo llevó, finalmente, a la declinación de su postulación.

Otro nombre que ha generado discusión es la del profesor de la Universidad Nacional, el historiador Rubén Darío Acevedo Carmona. A este académico se le conoce desde hace tiempo por sus posturas radicales e ideologizadas frente al reconocimiento del conflicto armado, en torno a los actores de la guerra y en relación al proceso de paz con las Farc y la implementación del Acuerdo Final. Así, por ejemplo, en sus columnas y entrevistas se le ha visto una postura de negación abierta de la existencia del conflicto armado y de las guerrillas como actor político.

Precisamente estas posturas del doctor Acevedo han provocado que su nombramiento como nuevo director del CNMH sea controversial. Variadas plataformas de defensores de derechos humanos, de organizaciones de la sociedad civil y personas que representan a las víctimas y de académicos e investigadores prestigiosos han manifestado su descontento con su nombramiento. Consideran que ésta ha sido una decisión desacertada del gobierno Duque; precisamente por las posturas que en el pasado ha mantenido el nuevo director del Centro. Y por eso todas estas organizaciones y personas han decidido comenzar con la solicitud formal de retirar los archivos depositados por ellos del Centro.

En definitiva, el nombramiento de Darío Acevedo como nuevo director del CNMH es  desacertado y pone en riesgo un de los activos colectivos más importantes en Colombia en la actualidad. El CNMH es un patrimonio cultural, es un escenario para la voz crítica y plural, es el lugar de donde viene brotando una historia sensata, imparcial y digna sobre verdad del conflicto armado en Colombia. De allí que sea necesario poner en discusión nuevamente la manera como se nombran y dirigen importantes organizaciones en el país como esta. Pues los avances colectivos logrados en el mediano y largo plazo pueden verse afectados por decisiones políticas subjetivas.

Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.