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Opinión

¿Por qué volver a conversar sobre currículum?

21/10/2016
Por: Edisson Cuervo Montoya, Doctor en Ciencias de la Educación, Universidad de Valencia (España)

"... Debemos pues proponer conversaciones en torno al currículum en educación superior hoy, para que este concepto no se convierta (o continúe en algunos casos), como algo vacío y netamente técnico y formal..."

De entrada pareciera que la pregunta con que titulamos esta columna es de orden netamente retórico. Inquietud que se resolvería con escuetas respuestas del tono: “pues porque nos toca, porque lo indica la ley, porque es con lo que tenemos que ver cotidianamente en educación, etc, etc…”.

Pero para poder justificar el planteo de dicho título y la intención de este escrito, debemos referir que en muchos casos, al hablar del currículum en educación superior, pareciera ser que estamos hablando de un lenguaje vacío e impronunciable, indecible. No pudiendo dejar pasar de largo, un breve texto del profesor Jorge Larrosa intitulado “Una lengua para la conversación” (2006), a propósito de asuntos de lenguaje, que nos permite hacernos entender en tales alusiones críticas a la supuesta vaciedad e impronunciabilidad del lenguaje curricular.

La estrategia argumental entonces, tiene que ver simplemente con agregar la palabra currículum, donde el profesor Larrosa en su texto refiere al término lenguaje, encontrándonos como resultado, con la siguiente expresión:

“Cuando digo que ese lenguaje [del currículum] parece vacío, me refiero a la sensación de que se limita a gestionar    adecuadamente lo que ya se sabe, lo que ya se piensa, lo que, de alguna forma, se piensa sólo,  sin nadie que lo piense, casi automáticamente” (Larrosa, 2006)

Y en ese sentido nos cuestionamos en cuántas ocasiones damos por sentado (casi que automáticamente), que cuando hablamos del currículum, todas las personas con las que nos estamos relacionando profesionalmente, tienen claro el concepto.  Dándose por supuesto que cuando de este concepto se trata, exclusivamente estamos hablando, con dichas personas, de los planes de estudio o de los listados de materias de un programa académico de pregrado o posgrado.  Pasando en muchos casos a concebir el término, volviendo a parafrasear a Larrosa, como algo de lo que ya se sabe y que termina pensándose solo, sin que nadie lo piense:

“[...] Cuando digo que ese lenguaje [del currículum] se está haciendo impronunciable, me refiero, por ejemplo, a su carácter totalitario, al modo como convierte en obligatorias tanto una cierta forma de la realidad [...] como una cierta forma de la acción humana” (Larrosa, 2006)

En qué medida hemos dejado que este lenguaje que circunscribe al currículum, se haga impronunciable, desde los rasgos totalitarios que pueden acompañarle, en términos de la obligatoriedad de lo que a el mismo le atañe en las dinámicas académicas y en la planificación de los ejercicios educativos en educación superior, tanto de la enseñanza y el aprendizaje, como de las estructuras conceptuales y formales que se objetivan en los “Documentos Maestros” de los distintos programas, los “Proyectos Educativos de Programa”, las modificaciones por vía de Acuerdo de unidad académica a los “Planes de Estudio”, o las directrices que debemos emitir desde los Consejos de cada unidad académica, para el desarrollo cotidiano de lo formativo en la Alma Máter.

Debemos pues proponer conversaciones en torno al currículum en educación superior hoy, para que este concepto no se convierta (o continúe en algunos casos), como algo vacío y netamente técnico y formal, de lo que no hablamos porque ya se sabe qué es (el plan de estudios) y que no hace parte de nuestras conversaciones cotidianas porque ya es algo congelado, casi que un corsé o una camisa de fuerza, que delimita las formas de la realidad educativa. Deviniendo en el peor de los casos en el “totalitarismo” de las experiencias de formación o rígidas formas de gestión administrativa y curricular de la vida académica de nuestra Universidad.

Tal como referíamos desde la pregunta que nos titula, los asuntos curriculares deben de suyo, aludir a lo plural y a las respuestas conjuntas…, la pregunta inicial nos devuelve la responsabilidad de que sea resuelta colectivamente, como Universidad, toda vez que la respuesta a las razones de por qué volver a conversar sobre currículo, debemos construirla las personas que estamos involucrados en la academia, esto es, estudiantes, profesores, directivos y la sociedad en general.

Los asuntos curriculares no son exclusivos de especialistas, deben ser parte de nuestras conversaciones cotidianas sobre la pertinencia de la formación y las maneras de estructurar las trayectorias formativas de los futuros profesionales de las diferentes áreas de conocimiento, itinerarios formativos que deben estar en sintonía con los retos contemporáneos en educación superior, como lo son, entre otros, las estrategias curriculares para escenarios multicampus, el fortalecimiento del eje misional de investigación en pregrado, los Incentivos de prácticas profesionales o tempranas como ejercicio pleno de formación, el fortalecimiento de competencias en lengua extranjera desde el pregrado, las dobles titulaciones en pregrado y posgrado, la integración pregrado-posgrado a manera de cursos co-terminales, la flexibilización del currículo en toda la Universidad, la incorporación de las TIC como mediadores efectivos del aprendizaje, el diseño de ciclos básicos generales y por supuesto, la formación política y ciudadana para la paz.

Responder por qué debemos volver a conversar de currículo en las instituciones de educación superior de Colombia, nos lleva hoy a reconocer junto con Gimeno Sacristán en una entrevista realizada con antelación, y que fuera titulada “Conversando con José Gimeno Sacristán” (2011), que en la actualidad se debe conversar sobre currículo para procurar “un currículum justo, [...] un currículum sincero moralmente, que habla de los problemas reales y no de las nubes estratosféricas; [...] sincerarse en el sistema educativo y para ello no hace falta hacer una rebelión contra el sistema o una denuncia política, que saldrá indudablemente del proceso, sino simplemente tratar lo que es real afuera (del sistema de educativo) y convertirlo en análisis discursivo dentro, pertrechar al alumno de ideas, si fuera posible de actitudes, que es lo más complicado, y de sentimientos favorables a los derechos del ciudadano [...].


Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos.  Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

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