Opinión

La sabiduría y el éxito no se adquieren bajo la comodidad de una vida fácil. Es en las situaciones y los momentos difíciles en donde se aprenden las más grandes lecciones de vida...De la primera persona que tienes que conseguir aprobación de sus actos y de sus palabras es de tí mismo.
 

Cada día es un reto para crecer en espíritu, habilidades y actitud, porque no todos los días son iguales y cada experiencia, por buena o mala que sea, nos pone a prueba para poner al descubierto nuestra propia esencia como seres humanos. 

“Las dificultades preparan a menudo a una persona normal para un destino extraordinario (C.S. Lewis)”.  La vida humana fluye, y a través de la experiencia, el tiempo y la cotidianidad, nos va a permitir cerrar los distintos ciclos de la existencia hasta alcanzar la plenitud y la sabiduría.

Por lo tanto, no es viable desvirtuar los distintos obstáculos que se nos presentan en el camino y que ponen la vida un poco más compleja, porque es aprendiendo a superarlos que se logra el éxito para cumplir nuestros propósitos, por más pequeños o grandes que parezcan, teniendo en cuenta que “nadie podrá hacerte sentir inferior sin tu consentimiento  (Eleanor Roosevelt)”.

Me permito citar una frase cliché que dice que “el éxito no es otra cosa que la consecuencia de hacer lo que a uno le gusta”, es por eso que no me es posible asociar este término exclusivamente con querer superar a los demás o con el poder y el estatus, porque “la gente exitosa y la gente no exitosa no varía mucho en sus habilidades, sino en sus deseos de alcanzar su potencial  (John Maxwell)”. 

En esa apuesta hacia el logro del éxito, todos somos susceptibles de ser vulnerados o de transgredir la vida ajena e incluso de auto quebrantarnos, sin importar edad, sexo, estrato socioeconómico, gremio, nivel jerárquico y/o nivel de formación. Incontables situaciones se dan a partir de la convivencia y como seres sociales estaremos siempre expuestos. Tanto, que entre más marginados y aislados estemos más vulnerables podríamos ser.  

Mark Caine, explica que el primer paso hacia el éxito surge cuando uno se niega a ser cautivo del ambiente en el que se encuentra.  Por su parte, Ray Goforth dice que hay dos tipos de personas que te dirán que no puedes marcar una diferencia:  Las que tienen miedo a intentarlo y las que tienen miedo de que tengas éxito.

Todo lo anterior, nos convoca a la conservación de ciertos valores al diálogo, a la concertación, al respeto, a la tolerancia, al trabajo en equipo y a los mutuos esfuerzos por hacer de este mundo un espacio de convivencia mejor.

En la actualidad, el sistema y los medios masivos de comunicación nos invitan a ser receptivos, a conocer otras lenguas e interactuar con otras culturas. Existen diversos recursos y materiales que nos abren una serie de oportunidades para escoger y aprovechar en beneficio de nuestro crecimiento personal.  

Es por eso que estamos comprometidos a mejorar cada vez más nuestro entorno, dando paso a las ideas y a los avances tecnológicos que servirán  de herramienta a las futuras generaciones para producir nuevos desarrollos. “El éxito trata de crear beneficio para todos y disfrutar del proceso. Si te puedes enfocar en eso y adoptar la definición, el éxito es tuyo  (Kelly Kim)”.

Por esta razón, la vida nos invita a la convivencia y a la integración; aunque debemos estar conscientes de que la experiencia no siempre nos enseña, sino que, a veces, esta también desenseña (hacer olvidar con una buena enseñanza lo malo que uno había aprendido), porque no todo lo que se vive resulta de la manera deseada, y no todo lo que se aprende, te forma para ser una mejor persona. 

La vida real y las historias de vida perfectas que exhiben las películas y las obras de literatura, están llenas de ejemplos. Por todo lo anterior, “es importante celebrar el éxito, pero más importante aún es aprender de los fracasos  (Bill Gates)”.

Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.