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Opinión

La razón neoliberal y la universidad

18/08/2017
Por: Francisco Cortés Rodas, director Instituto de Filosofía, UdeA

"...Las actividades propias de la vida universitaria, que deberían ser evaluadas de acuerdo con criterios de excelencia académica e investigativa, se juzgan de acuerdo con su “impacto”, que es la palabra mágica para medir lo que se hace en la universidad..."
 

La universidad que se desarrolló bajo el esquema conceptual del liberalismo, primero en Europa, Estados Unidos y posteriormente en América Latina, fue concebida como entidad autónoma, financiada por el Estado, orientada a la docencia y la creación de conocimiento. En nuestra época neoliberal la universidad ha sido sometida a los procesos económicos del mercado, la administración y la empresa.

La educación se ha convertido en una mercancía. La ciencia y las humanidades son destruidas al imponerles los principios universales de la competencia y la mercantilización. El interés en la comercialización de la ciencia sugiere que los sistemas de investigación nacionales respondan a la presión del mercado para hacer que la academia sea así más eficiente.

La norma de vida que define el neoliberalismo obliga a cada uno a vivir en un universo de competencia generalizada. Esto sucede en las empresas, las finanzas, el comercio, las instituciones estatales y en la universidad. La lógica del mercado, propia de la esfera mercantil y financiera donde reina el capital, se traslada a otras esferas “produciendo una subjetividad contable mediante el procedimiento de hacer competir sistemáticamente a los individuos entre sí” (Laval y Bardot, 2013).

El cambio que se ha producido en la universidad a nivel global se caracteriza por algo muy simple: los profesores, grupos de investigación, libros, revistas, obras de arte, son evaluados y clasificados con los mismos criterios con los que se valoran las actividades de un gerente o un emprendedor comercial.

Las actividades propias de la vida universitaria, que deberían ser evaluadas de acuerdo con criterios de excelencia académica e investigativa, se juzgan de acuerdo con su “impacto”, que es la palabra mágica para medir lo que se hace en la universidad.

Esta revolución mundial en la educación, impulsada entre nosotros por la Ocde, se ha implementado de diferentes formas. Así, las universidades públicas tienen, según un estudio hecho por la Universidad de Antioquia, un hueco presupuestal de 800.000 millones de pesos. Su situación de desfinanciación ha llevado a que algunos rectores hayan planteado que la alternativa es: o se reducen las universidades públicas o se acaban.
Teniendo en cuenta lo dicho se pueden analizar los sistemas de medición implementados por Colciencias para calificar la producción científica.

En estas mediciones, las ciencias sociales y las humanidades son evaluadas a partir de los estándares creados bajo la perspectiva neoliberal de la ciencia, produciendo como consecuencia la reducción de la universidad. ¿Y qué se reduce o elimina? Pues todo aquello que no sea indexado por la racionalidad neoliberal. Profesores, programas, revistas, facultades. Veremos.

Asistimos así al despliegue de la cultura de la sociedad neoliberal, en la cual la universidad se orienta básicamente por el valor de mercado del conocimiento y se distancia de la formación de los ciudadanos en las humanidades. ¿Cómo resistir la racionalidad neoliberal que desafía a la universidad liberal y humanista? ¿Cómo enfrentar el debilitamiento de la democracia que produce la eliminación de la educación humanista y de las ciencias sociales? Preguntas difíciles, pero preguntémosles a los candidatos.

Este texto fue publicado en el periódico El Colombiano el martes 15 de agosto de 2017


Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos.  Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

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