Z7_89C21A40LGRJC0A6CAE7SVL2O1

Teclas de Ayuda de acceso Rápido

ALT + 1 Inicio

ALT + 2 Noticias

ALT + 3 Mapa de sitio

ALT + 4 Búsqueda

ALT + 5 Preguntas frecuentes

ALT + 6 Atención al ciudadano

ALT + 7 Quejas y reclamos

ALT + 8 Iniciar Sesión

ALT + 9 Directorio telefónico

Letra:

Contraste:

Clic aquí para ir a la página gov.co
jueves, 9 de mayo 2024
09/05/2024
Síguenos
Z7_NQ5E12C0LO02E0QOBJGLM10OC2

Trabajar para vivir

Por Daniela Esquivel, comunicadora Ciudades Sin Borde*, Bogotá

Tienes 20 años, estás en la universidad y quedas embarazada de tu primer hijo. No tienes quién te ayude a cuidarlo, así que lo llevas a clases contigo. Tres años después, quedas embarazada de tu segundo hijo y decides que por su bienestar es mejor interrumpir tus estudios y montar un negocio para poderles proveer mayor estabilidad económica, pero la inseguridad está muy elevada y te roban constantemente a mano armada. 

Esta es la historia de Joselyn Prieto, una mujer de 31 años, quien salió de su país dadas las desfavorables condiciones sociales y económicas del mismo. ¿Su país? Venezuela, ¿su destino? Colombia, un país hermano que, en teoría, comparte sus costumbres y cultura, pero que no la recibió de la mejor manera, al menos no al principio. Joselyn y su familia eligieron llegar a vivir a Bogotá por la cercanía a sus familiares y por tener mayores oportunidades laborales.

Pero devolvámonos un poco. En Venezuela, Joselyn estudió Licenciatura en Biología y Química, montó una salsamentaria. Viajaba constantemente a Colombia y en uno de sus viajes se dio cuenta de que, aunque Venezuela no estaba tan mal, en Colombia podría tener mejores condiciones de vida. Junto con su esposo decidieron que lo mejor era migrar a Colombia y buscar alternativas. La alternativa nació en el sector de belleza, que siempre le gustó. Realizó estudios técnicos - profesionales en aplicación de uñas. Terminados estos estudios, empezó a buscar trabajo. Al principio, recibió múltiples rechazos por su nacionalidad, e incluso tuvo que escuchar expresiones como: “las venezolanas son muy estrambóticas”, pero ella continuó con la certeza de que en Colombia sí había nicho para su mercado y encontró un lugar que le brindó la posibilidad de empezar y, a pesar de no tener la mejor prueba inicial, logró impresionarlos con una técnica en 3D que no se utilizaba mucho en el país. Es en este momento cuando empieza su historia laboral en Colombia, gracias, en gran parte, a esta empresa que decidió darle una oportunidad sin que su nacionalidad fuera un impedimento. 

Aun cuando fue rechazada por varias empresas, el bar de uñas que la contrató le brindó todas las oportunidades de crecimiento que ella buscaba. No solo la apoyaron financieramente al contratarla, sino también profesionalmente, pues le pagaban capacitaciones para mejorar sus técnicas de trabajo, y laboralmente creció mucho: empezó como manicurista y terminó siendo administradora. Joselyn, después de trabajar 3 años en el bar de uñas, el primero en América Latina, decidió emprender con su propio negocio a raíz de varias situaciones. Habiendo perfeccionado sus técnicas y adquirido conocimientos del modelo de negocio, se propuso abrir en el norte de Bogotá su propio beauty bar, motivada también por el deseo de ofrecerle a otras personas lo que no recibió ella en un principio… una oportunidad.

En su emprendimiento Beauty Experts integra diferentes servicios para los bogotanos y bogotanas, que van más allá de las uñas e incluyen tratamientos capilares y también servicios para cejas, pestañas y más. Además, cambia el paradigma de llamar al trabajador “empleado” y les llama colaboradores. A diario lleva a su tercera y única hija mujer al emprendimiento -sus otros dos hijos ya van al colegio-; las labores de madre no pueden quedar de lado. Con su experiencia siendo empleada y madre estipula el horario de sus colaboradores en cuatro días de trabajo y tres de descanso. Hoy lleva un año con su emprendimiento y les da trabajo a personas de diferentes nacionalidades: venezolanas, colombianas e inclusive asiáticas. A futuro, Joselyn tiene varios proyectos para su negocio, pero siempre con su misión de vida comandando cada decisión.

En busca de nuevos caminos

Más de siete millones de venezolanos y venezolanas han dejado su país para migrar a diferentes lugares del mundo en busca de mejores oportunidades a causa de la crisis social, económica y política enfrentada en su territorio. A pesar de que Colombia no ha sido tradicionalmente receptor de migrantes, al País han llegado más de 2.800.000 personas venezolanas en los últimos años. Antes de eso, y según el último censo nacional realizado en el 2018, solo 956.000 personas extranjeras residían en el país.

Iniciado el éxodo migratorio desde Venezuela, el primer gran reto para Colombia como país de acogida fue la documentación de quien llegaba al territorio, pues la expedición de documentos válidos era la primera puerta de entrada a la prestación de servicios y cobertura en derechos como la salud, la educación y el empleo. La Gran Encuesta Integrada de Hogares 2021 del DANE concluyó que Bogotá es la segunda ciudad de Colombia, después de Medellín, con más población migrante venezolana formada y con educación superior, lo que la convierte en un centro de desarrollo y productividad. Según registros de Migración Colombia, la Ciudad ha recibido cerca del 24 % del total de la población venezolana que ha llegado al país, la cual llega a la Capital principalmente en busca de más y mejores oportunidades laborales que les permitan tener un ingreso estable para subsanar otras necesidades.

A causa del creciente flujo migratorio de venezolanos y venezolanas, Bogotá ha tenido que implementar diferentes políticas, programas y acciones para atender a esta población y sus diferentes necesidades. Para muchos bogotanos y bogotanas la creación y puesta en marcha de estos programas ha generado molestias, pues alegan que esas oportunidades y beneficios deberían ser brindados prioritariamente y en mayor medida a las y los nacionales. Según datos de la encuesta sobre la percepción de la migración del Proyecto Migración Venezuela, cinco de cada diez colombianos cree que las y los migrantes venezolanos ocupan los puestos laborales de los nacionales. Lo anterior, también muestra que, para otras personas, la inclusión laboral de la población venezolana es primordial para la integración, la inclusión y el crecimiento socioeconómico.

Una vez hecho un avance en el tema de regularización, la inserción laboral se hace primordial. Para Txomin Las Heras, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, “esto es el gran paso, aunque no sea el único, que le permite a los migrantes venezolanos integrarse a la vida socioproductiva del país. En este sentido, es el gran reto que tienen las autoridades del país en sus diferentes niveles (nacional, regional, local), pero es un proceso bidireccional, ya que es un reto también para la propia migración que tiene que adaptarse al mercado laboral colombiano: hay unas diferencias entre Colombia y Venezuela, y la migración venezolana tiene un esfuerzo que realizar en este sentido”.

A pesar de que hay muchas personas venezolanas que podrían llenar vacantes en empleos formales en la ciudad, pocos llegan a ese punto. Primero, por la discriminación y xenofobia que se da hacia la población venezolana; segundo, por la regularización, que aunque ha avanzado, aún está en una fase muy primaria. Producto de lo anterior, la gran mayoría de personas venezolanas que trabajan en Bogotá no cuenta con un contrato formal de trabajo, sino con uno verbal. Según un informe del Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP) de Colombia, el 75 % de las personas venezolanas en Bogotá trabaja en el sector informal. Muchas de ellas se desempeñan en ventas ambulantes, limpieza doméstica, atención a mesas en restaurantes, entre otros. “Yo soy licenciado en procesos gerenciales, y todos mis cinco compañeros también tienen sus carreras profesionales. Uno es arquitecto, otro licenciado en medicina nuclear, la cocinera es enfermera y, mira, hoy estamos todos trabajando en este restaurante en Bogotá atendiendo, cocinando o limpiando”, cuenta José Paredes, un venezolano de 23 años que llegó a la capital hace año y medio.

El trabajo informal, a pesar de generarles un ingreso a los nuevos habitantes de la ciudad, también conlleva situaciones negativas como: bajos salarios, condiciones laborales no favorables, explotación laboral, entre otras. Algunas poblaciones más que otras se ven afectadas: jóvenes, mujeres, personas mayores de 50 años… Por ejemplo, Patricia Arroyo, docente e investigadora del Observatorio de Venezuela cree que: “evidentemente la población femenina migrante se ve mucho más afectada por situaciones como la disparidad de salarios”. Para la investigadora, son necesarias acciones específicas hacia la población femenina, no solo por la brecha salarial que hay con ellas sino porque además “sobre ellas recae la economía del cuidado de los hogares que muchas veces les impide acceder a empleos”.

Desde la Alcaldía Mayor de Bogotá se han implementado varias estrategias para combatir las diferentes dificultades que tienen los y las venezolanas para encontrar un empleo formal. Inicialmente, la alcaldesa Claudia López ha propuesto cambiar la mentalidad y no llamarles migrantes sino nuevos bogotanos y bogotanas, para no enfatizar que hay alguien que es diferente a otros y hacer distinciones. A partir de esa narrativa se han adaptado muchas cosas a nivel distrital.

Empleo Incluyente es un programa del Distrito que incentiva la contratación laboral y formal de poblaciones históricamente excluidas (jóvenes entre los 18 y 28 años, mujeres, personas de la comunidad LGBTIQ+, adultas y adultos mayores de 50 años, personas en habitabilidad de calle, entre otras…) ofreciendo un beneficio económico a las empresas que contraten este tipo de poblaciones. A nivel nacional es el único programa que ha incorporado a población migrante internacional, como la venezolana, en este grupo de poblaciones priorizadas. Según lo explicado por Néstor Orduz, asesor del equipo de asuntos migratorios de la Alcaldía de Bogotá, hay una complementariedad en esta estrategia, pues a mayor cantidad de poblaciones excluidas a las que pertenezca un nuevo empleado, mayor el monto que recibe para que lo pueda invertir. Por ejemplo, si es mujer y además migrante, recibe más. “Con esto también estamos empujando al empresario a contratar más mujeres y esa paridad se está viendo. Estamos encontrando una cualificación muy alta en las mujeres, son expertas en muchos ámbitos. Adicionalmente, tenemos una alcaldesa mujer, abiertamente perteneciente a la comunidad LGBTIQ+, que hace que su prioridad sea esta, ¿no?, que las mujeres puedan aportar más”, manifiesta Iván Mauricio Gaitán, alto consejero para los asuntos migratorios de la Alcaldía Mayor de Bogotá.

El papel que cumple la empresa privada es vital en la vinculación laboral formal de personas venezolanas. Aún hay empresas que no conocen que el PPT (permiso de protección temporal), es un documento para personas en movilidad humana provenientes de Venezuela, que les permite la contratación formal sin tener problemas ante el Ministerio del Trabajo o Migración Colombia. Txomin Las Heras es enfático en decir que “ha faltado socializar el PPT por parte de las autoridades en los empleadores colombianos, porque son ellos los que generan empleo y si ellos no tienen confianza, no conocen o no aceptan el documento, no sirve que los migrantes tengan este documento de regularización”.

Pese al desconocimiento del PPT, hay empresas que ya realizan contratación de personal proveniente de Venezuela. Libardo Navarro, gerente de la empresa bogotana Memorias micros y partes ha empleado tres mujeres venezolanas. “Ellas aportan mucho al crecimiento de la empresa, nos han colaborado bastante y también han hecho buena empatía con los demás trabajadores que son colombianos; se llevan bien, se ayudan y hasta tienen reuniones con sus respectivas familias. En Venezuela nos ayudaron a los colombianos cuando migramos, ahora nosotros debemos ser recíprocos y ayudar al que viene con ánimo de trabajar, ser juicioso, aportar a la ciudad y a la sociedad, todos tenemos la misma necesidad: salir adelante”, cuenta Libardo.

 

Diferentes voces consultadas coinciden en que vincular laboralmente a la población venezolana en Bogotá no solamente es un beneficio para la persona, sino también para la ciudad y sus habitantes. Para el alto consejero para los asuntos migratorios, cuando “tú vinculas laboralmente, inmediatamente generas un bono en sistemas de salud, pensión, declaraciones de renta, pagos en IVA, generación de RUTs. Yo lo digo de manera jocosa, pero los nuevos bogotanos facturan, tenemos esa posibilidad de que cada peso que traen los migrantes, es un peso para un bono pensional que a mí como bogotano me van a dar más adelante, por ejemplo”. La economía de la ciudad también sufre cambios, un nuevo ciudadano en capacidad de ganar dinero es uno que compra en el comercio local, que utiliza el medio de transporte público, que paga un arriendo a una persona bogotana.

A pesar de campañas antixenofobia y pedagogías que se realizan en pro de la inclusión y la integración, son muchos los bogotanos y las bogotanas que no aprueban en su totalidad la vinculación laboral de migrantes de Venezuela. “Si un extranjero llega y cobra más barato, el colombiano que está en busca de una oportunidad y un buen empleo se va a ver afectado porque las empresas en busca de su economía y ahorro se van a ir por la mano de obra más barata”, esto es lo que piensa Daniel Cruz, un joven colombiano de 27 años. Aunque Ronald Rodríguez, quien lleva varios años investigando y haciendo seguimiento a la situación venezolana, es consciente del conflicto existente, es también enfático en que: “es esa tensión la que lleva a la transformación. En Bogotá el sector transporte se estaba quedando con oferta que nadie tomaba porque la población colombiana no estaba interesada en eso. Cuando llega población venezolana y encuentra que hay un nicho de oportunidad y una oportunidad de trabajo formal, se empieza a generar un interés y rompe un poco la estructura que tenía la ciudad”.

Es así como Jesús Acosta Herrera, de 57 años, se convirtió en el primer venezolano en integrarse como conductor del Sistema Integrado de Transporte Público de Bogotá. Esto fue posible gracias al programa del distrito Manejemos juntos, que es financiado por USAID, ACNUR y GIZ (cooperación alemana) y que responde a la alerta generada por la Personería de Bogotá en la que se señala que el sistema de transporte en la capital tiene un déficit de cerca de 4500 conductores. Jesús cuenta que en Bogotá le enseñaron sobre las normas de tránsito porque él lo que sabía era manejar, pero no cumplir las normas de tránsito porque eso en Venezuela no es tan común.

 

Historias como las de Jesús dan peso a la visión que otras y otros funcionarios públicos y ciudadanos tienen sobre el aporte que pueden ofrecer las personas venezolanas laboralmente. Estas personas en edad de trabajar, contrario a ser competencia, complementan el mercado laboral. Al igual que las personas bogotanas, las y los migrantes tienen dones y capacidades para aportar y desarrollar. Sus habilidades se pueden aprovechar en diferentes sectores.

Uno de los sectores que más empleo y aporte a la economía puede generar es el del emprendimiento. Según cifras de la Secretaría de Desarrollo Económico de Bogotá, los emprendimientos venezolanos han generado 188 000 nuevos empleos en la ciudad. Sin embargo, el aporte va más allá de lo económico. Hace más de cinco años, Alejandro Méndez, un caraqueño, dejó junto a su familia su país natal para hacer una nueva vida en Bogotá. Una vez en la capital, creó Cedrizuela, un portal de comunicaciones donde comparte información que le haga más fácil el proceso migratorio a otros compatriotas. Al tiempo y gracias a la credibilidad de su medio, incursionó con Cedrizuela fest, un festival para dar a conocer emprendimientos venezolanos: comida, servicios, productos y más. “Los emprendimientos aportan multidiversidad cultural. Entre más cosas tenemos, más cosas disfrutamos. Un ejemplo clásico es Nueva York, esa ciudad es lo que es porque es una mezcla de culturas y consigues cosas de todos los lugares del planeta. Bogotá se puede convertir en ese sitio donde hay una gran riqueza multicultural en la medida en que entendamos que no es una competencia ni es desplazar lo colombiano, es traer cosas nuevas”.

Desde la Alcaldía de Bogotá son conscientes de la importancia de los emprendimientos y a través de Impulso Local suman esfuerzos para apoyarles. Esta iniciativa busca formar, apoyar económicamente y conectar con nuevos mercados al emprendedor que se postule, sin distinción de nacionalidad. Personas colombianas y venezolanas pueden registrarse y ser beneficiadas. “El migrante muchas veces carece de acceso financiero y de solicitud de créditos para generar el emprendimiento y este tipo de programas es un gran impulso”, expresa el asesor de asuntos migratorios Néstor Orduz.

Patricia Morón es una artesana oriunda de la Península de Paraguaná. Gracias a una conocida se enteró de Impulso local y presentó todos los requisitos para ingresar al programa. Cumplió con el ciclo formativo y al momento de poder acceder al beneficio económico no pudo recibirlo porque no contaba con una cuenta bancaria donde pudieran consignárselo. Ella tuvo que pausar el proceso. Hoy, después de que ya dispone de un PPT con el que puede abrir su cuenta, está buscando apoyo por parte del equipo de Impulso local para que la puedan asesorar con entidades financieras que le permitan abrir su cuenta bancaria. Afortunadamente, Patricia hizo parte de un programa de cooperación internacional, similar al de la Alcaldía de Bogotá, con el que también se formó y accedió a ayuda económica que invirtió en materia prima y elementos para su negocio de artesanías.

   

De hecho, no solo los emprendimientos se ven afectados por la falta de servicios financieros. Un factor que ha dificultado el ejercicio de trabajos formales es el acceso a derechos financieros. Mientras una oficina de recursos humanos puede completar procesos de contratación, al final cuando piden documentación es que llegan los inconvenientes. Muchas personas venezolanas no cuentan con cuenta bancaria en Colombia para que les puedan consignar salarios; además, aún hay bancos que no admiten el PPT como documento válido para abrir cuentas bancarias. Desde la alcaldía vienen trabajando con las entidades financieras para que puedan conocer de los derechos a los que acceden las y los venezolanos con su PPT.

Es importante mencionar a la población académicamente formada que llega proveniente de Venezuela a la capital del país. Para estas personas es vital trabajar en la convalidación de títulos que les permitan desempeñarse profesionalmente en sus carreras en la ciudad. Es primordial que el proceso sea lo más eficiente y eficaz posible. Sin embargo, para Ronald Rodríguez es importante cuestionar los esfuerzos hechos para realizar la convalidación de títulos. Para él, los esfuerzos deberían estar dirigidos más a la población que requiere capacitarse a pesar de que esto genere una inversión por parte del Estado colombiano: “la economía educativa también es muy importante, una persona que se forma puede llegar a invertir y aportar más en una sociedad que una persona que ya llega formada porque todos los años de estudio implican unas dinámicas dentro del sistema”, afirma el investigador y vocero del Observatorio de Venezuela.

Con programas como Jóvenes a la U se da atención a las y los jóvenes para que puedan ingresar a educación superior, se capaciten y eduquen, y posteriormente puedan ingresar a la vida laboral. Diferentes entidades unen esfuerzos para realizar los aportes necesarios para cubrir la matrícula de las personas beneficiarias.

Carolina Casas es psicóloga de la agencia de empleo de Cafam. Ella cree que aunque las estrategias son buenas, su efectividad no es tanta. “Las dificultades en sí no son por las estrategias, sino por la recepción y acogida en las poblaciones. Por un lado, la población migrante se acostumbró a vivir de un diario, no cumplir horario, no tener parámetros para realizar una labor. En otros casos son madres cabeza de familia que tienen varios hijos pequeños y no tienen redes de apoyo de confianza para el cuidado de ellos mientras trabajan, por lo que la informalidad les permite estar con ellos todo el tiempo a donde vayan o solo trabajar por unas horas. Lo anterior genera que las estrategias que se realizan para la inclusión laboral formal tengan que tener mucho seguimiento y motivación para que lo realicen”.

Aunque hay avances, todavía hay mucho camino por delante. No obstante, luego de escuchar varias voces y posturas, la experiencia, resultados y visiones hacen pensar que es posible la inclusión laboral y la integración colombo venezolana en la ciudad. Funcionarias y funcionarios, ciudadanía y organizaciones están en la misión, pero solo uniendo esfuerzos llegarán más y mejores resultados. En este camino, para Bogotá será fundamental y de gran ayuda la Política pública para la acogida, inclusión y desarrollo de los nuevos bogotanos. Esta política fue aprobada por la Alcaldía de Bogotá en septiembre del 2023 y fue desarrollada a lo largo de dos años por 19 secretarías y otras entidades distritales, además, fue apoyada por USAID, el Banco Mundial y el gobierno de Canadá. “Si tenemos políticas que puedan sumar dones, talentos, habilidades y experiencias; el desarrollo de una ciudad se da. Los países que históricamente han recibido más migración internacional, son los países con mayor desarrollo”, sentencia el asesor de la Alcaldía de Bogotá y politólogo Néstor Orduz. 

Una inclusión laboral, pero también social, permitirá la integración de la población migrante con la población de acogida. En la medida en que la inclusión sea interinstitucional, multisectorial y dimensional, mayor será el acercamiento de las personas de ambas poblaciones, quienes en el camino derrumbarán prejuicios y podrán tener más empatía, lo cual será primordial para reconocer en el otro y la otra a un ser sujeto de derechos. 

“Detrás de las cifras de migrantes hay seres humanos: una hermana, un hermano, una hija, un hijo, una madre o un padre. Los derechos de los migrantes son derechos humanos. Deben ser respetados sin discriminación… Debemos ampliar y diversificar las vías de migración basadas en los derechos para avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible y afrontar la escasez de mano de obra en el mercado laboral. Y necesitamos un mayor apoyo internacional a las inversiones en los países de origen para que la migración sea una opción, no una necesidad”, fue el mensaje de António Guterres, Secretario General de la ONU, con ocasión del Día Internacional del Migrante 2021.

 

Z7_89C21A40LGRJC0A6CAE7SVL241
Z7_89C21A40LGRJC0A6CAE7SVL2K2
 
Universidad de Antioquia | Vigilada Mineducación | Acreditación institucional hasta el 2033 | NIT 890980040-8
Recepción de correspondencia: calle 70 No. 52 - 21 | Apartado Aéreo 1226 | Dirección: calle 67 No. 53 - 108 | Horario de atención
Conmutador: [57 + 604] 219 8332 | Línea gratuita de atención al ciudadano: 018000 416384 | Fax: [57 + 604] 263 8282
Peticiones, quejas, reclamos, sugerencias, denuncias, consultas y felicitaciones
Política de tratamiento de datos personales
Medellín - Colombia | Todos los Derechos Reservados © 2020