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Trabajo infantil, a precio de un pasaje de bus.

Medellín, 1 de septiembre de 2023

Por: Diana Alejandra Rivera Parra (@dianalerivera)
Profesional en comunicaciones regional Cali para el proyecto Ciudades Sin Borde

Según las cifras más recientes de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes (R4V), en Colombia hay 2 477 588 personas venezolanas (con corte al 31 de agosto de 2023). De esta población son los jóvenes y los adolescentes quienes están más vulnerables a la victimización y la exclusión. De acuerdo con la Gran Encuesta Integrada de Hogares del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) del año 2020, el 32,5 % de la población migrante venezolana tenía entre 10 y 24 años de edad para ese momento.

Una gran mayoría de la comunidad refugiada y migrante suele experimentar barreras de acceso a rutas de atención claras y oportunas a sus derechos básicos. Lo anterior les expone a riesgos como el tráfico de personas, la explotación laboral y la explotación sexual. Y, en particular, las poblaciones infantiles y adolescentes son dos de las más expuestas a estas vulneraciones. 

Conoce la definición del Trabajo Infantil que comparte Pilar Samana, miembro del equipo de Protección de la organización Save The Children en Cali.

En el marco de esta problemática, el proyecto Ciudades Sin Borde propone analizar el fenómeno del trabajo infantil en Colombia y, en particular, en la ciudad de Cali (Valle del Cauca), una de las seis ciudades donde se implementa el proyecto.

Te invitamos a escuchar las voces de algunos de los y las profesionales en diversas áreas del conocimiento que hacen parte del proyecto y que analizan esta problemática.

1.    Contexto en Venezuela para el año 2016

Corría el año 2016, el bolívar, moneda venezolana, completaba una depreciación del 59 %, los billetes que circulaban tenían denominaciones de 2, 5, 10, 20, 50 y 100 bolívares; Venezuela registraba una inflación equivalente a un 700 % y los habitantes del país debían transportar grandes fajos de dinero para poder comprar cualquier alimento de la canasta familiar, como la carne. Al respecto, tuvimos la posibilidad de conversar con algunos jóvenes de Venezuela que ahora viven en la ciudad de Cali, quienes nos ilustraron a través de sus memorias sobre cómo experimentaron esa época antes de migrar a Colombia:

Para ese entonces Anthony Soto tenía 12 años, estudiaba en un colegio ubicado en el centro de la ciudad de Puerto Cabello (estado de Carabobo). La distancia entre su casa y su colegio eran aproximadamente cinco kilómetros, los cuales representaban una hora de trayecto caminando. Asegura que el camino era bastante inseguro, y cree que el hecho de portar el uniforme de su colegio lo protegía de ser robado.

Pero Anthony no siempre había tenido que enfrentar el riesgo de movilizarse solo a su colegio.Antes, su madre (quien era cabeza de hogar) lo podía recoger o le enviaba un transporte para que lo llevara con bien a su casa. Sin embargo, desde el año 2016 las dinámicas en su familia desmejoraron notablemente hasta que decidieron que Venezuela no era un lugar digno para vivir.

En ese año, su madre tenía dos trabajos. Aunque eso implicaba trabajar más horas, el dinero que recibía fruto de su esfuerzo no alcanzaba para suplir las necesidades en el hogar. Existían muchas dinámicas sociales que afectaban la vida de Anthony y su familia.

Anthony en una época empezó a trabajar para poder movilizarse en bus una vez a la semana, sin embargo, los “rojitos” -que eran los buses que utilizaba para ir a su colegio- dejaron de funcionar debido a los problemas de desabastecimiento de combustible que atravesaba el país. Él hace un símil entre los rojitos y los buses del MÍO que operan en Cali (ciudad colombiana en la que actualmente vive), pues asegura que ambos son articulados. El nombre real del sistema de transporte al que él hace referencia es Transbarca (Sistema de Transporte Masivo de Barquisimeto).

Cuando Anthony empezó a trabajar, lo hizo sin contarle a su mamá. Tenía un amigo llamado Luis (de 16 años), quien vendía alimentos en uno de los mercados libres de la ciudad, conocidos en Colombia como mercados móviles. Luis tenía una tía que conseguía y enviaba productos desde Colombia en un trayecto de 743 kilómetros hasta Puerto Cabello, es decir a aproximadamente once horas de trayecto terrestre.

Aunque la tía de su amigo Luis era quien hacía la gestión de abastecer el puesto, el encargado de las ventas era él, quien debía moverse por todo el mercado haciendo diversas labores. Debido a la necesidad de tener a alguien que operará como una especie de punto fijo, Anthony fue incluido como apoyo en las ventas.

Al inicio trabajaba sólo un día a la semana en el mercado y no tenía un salario fijo. A veces podían pagarle hasta 10 000 bolívares que le permitían movilizarse una vez a la semana en bus o comprarse algo en los recreos del colegio.

En ese entonces, la bebida favorita de Anthony era el Nestea, lo describe como una especie de agua panela con limón fría que para el 2016 costaba 2000 bolívares. Asegura que al principio le gustaba poder recibir el dinero porque le permitía darse el gusto de comprarse una botella diaria.

Sin embargo, el contexto social siguió cambiando y en la casa de Anthony empezaron a faltar alimentos. Los bolívares que recibía dejaron de destinarse al Nestea de su recreo para pasar a utilizarse en alimentos como harina para la despensa de su hogar.

Entre tantos cambios, había oportunidades en las que Luis no le pagaba a Anthony con efectivo, sino que le daba algunos de los alimentos que se vendían en el puesto, tales como arroz y aceite, para que él pudiera llevarlos a su casa. Anthony asegura que el desabastecimiento no sólo era en sus hogares sino en la mayoría de las casas de clase media.

Inicialmente, Anthony empezó trabajando sólo los sábados. Cada vez que llevaba alimentos a su casa su mamá le preguntaba qué estaba haciendo, y él le respondía que le había atendido un rato el puesto a Luis en el mercado.

Posteriormente empezó a acompañar a Luis a trabajar también entre semana. Sacaban el puesto el jueves o viernes. En total, duró ejerciendo este oficio seis meses. Dejó de trabajar con Luis porque la tía no pudo seguir importando la comida.

Anthony asegura que no era el único adolescente que trabajaba en el mercado. Dice que como en Colombia, allá también había muchos niños de diferentes edades, desarrollando diversas labores. Algunos trabajaban con frutas, otros con verduras, algunos ayudaban a armar las carpas y otros recolectaban los productos que quedaban después de la venta.

Aunque Anthony en esa época no analizaba el trabajo infantil como un fenómeno´problemático, asegura que ahora que ha tenido la oportunidad de ser parte de escenarios de educación superior piensa distinto. Considera que sí existe una sensibilidad hacia los niños y niñas en ese tipo de contextos, y recuerda que sí se presentaron situaciones en las que observaba que las personas preferían comprarle a él en lugar de comprarle a personas mayores porque sentían que le estaban ayudando.

Anthony asegura que para él fue muy difícil ese trabajo porque se considera una persona muy tímida, afirma que no le gusta vender cosas y no disfrutaba lo que hacía pues le daba pena. Cuenta que a veces llegaba con bastante energía pero que, en otras ocasiones, no tanto. 
Para él era emocionante cuando las cosas se vendían, se sentía feliz. A veces, si no se vendían, no se sentía bien porque pensaba que no estaba haciendo bien su trabajo. Tenía desbalances emocionales dependiendo de si se vendía o no, aunque sabía que los resultados no sólo dependían de él.
Algunos de los consejos que le daban era que tenía que “espabilarse” para llamar la atención de la gente. El asegura que se esmeraba por pregonar “¡Buenas!, traigo tal cosa… Por favor, colabóreme”.

Cuando se sentía mal no se lo manifestaba a nadie, siente que siempre ha sido reservado con sus sentimientos. Le preguntaban si se vendió o no se vendió, él sólo respondía “sí, nos fue muy bien” pero nunca pasaba a los detalles.

Pero la historia de Anthony no es la única. En el siguiente video Germany Brito le comparte a Ciudades Sin Borde su experiencia relacionada con el trabajo infantil luego de su llegada a Colombia hace 5 años.

¿Qué es el Trabajo Infantil?

El trabajo infantil es definido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como aquel que priva a los Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) de las experiencias que deberían vivir de acuerdo a la etapa del ciclo vital en la que se encuentran. Se caracteriza por afectar el bienestar físico, mental o moral de los NNA y por interferir con su escolarización.

De acuerdo a la OIT, la categorización del trabajo infantil depende de la edad de los niños, niñas y adolescentes, el tipo de trabajo que desarrollen, la cantidad de horas en las que se ejerza dicha labor y el marco normativo dispuesto por cada país.

La OIT tiene definidos dos convenios sobre el Trabajo Infantil. Uno es el Convenio 138 donde se indica que los 18 años son la edad mínima de admisión a todo tipo de empleo o trabajo que pueda resultar peligroso para la salud, la seguridad o la moralidad de los menores, y que este tipo de trabajos serán determinados por la legislación nacional o por la autoridad competente en cada país. El otro es el Convenio 182, que aborda las peores formas del Trabajo Infantil: (a) todas las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, como la venta y la trata de niños, la servidumbre por deudas y la condición de siervo, y el trabajo forzoso u obligatorio, incluido el reclutamiento forzoso u obligatorio de niños para utilizarlos en conflictos armados; (b) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la prostitución, la producción de pornografía o actuaciones pornográficas; (c) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes, tal como se definen en los tratados internacionales pertinentes, y (d) el trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños. 

Para el año 2023, 187 Estados son miembros de la OIT, entre ellos Colombia. Es importante destacar que en el marco de la política internacional todos los Estados miembros deben promover la abolición del Trabajo Infantil.

En el marco internacional también es importante resaltar la existencia de la Convención sobre los Derechos de la Infancia, la cual fue aprobada como tratado internacional de Derechos Humanos en 1989. Esta Convención es la primera ley internacional que aborda los derechos de los niños y niñas.

Esta Ley nace después de que el Gobierno de Polonia iniciara la promoción de un proyecto de convención en 1979, el cual fue declarado como el Año Internacional del Niño debido a que se conmemoraba el vigésimo aniversario de la declaración de los Derechos del Niño que tuvo lugar en 1959. 

A continuación, algunas fechas relevantes relacionadas con los derechos de los niños, niñas y adolescentes de acuerdo con UNICEF:

CRONOLOGÍA

1924
La Sociedad de Naciones (SDN), organismo antecesor de la ONU que se crea a partir del Tratado de Versalles, aprueba la Declaración de Ginebra sobre los Derechos del Niño. Desde esta se promueven los siguientes derechos de los NNA: al desarrollo, a recibir ayuda especial en época de necesidad, a tener prioridad en actividades de socorro, a la libertad económica, a ser protegidos contra la explotación y a acceder a educación.

1948
La Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo artículo 25 indica que las madres y la infancia tienen derecho a cuidados, asistencia especial y protección social.

1959
La Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba la Declaración de los Derechos del Niño, la cual se compone por 10 principios en los que se abarcan algunos principios como la no discriminación, la protección especial y el acceso a oportunidades de desarrollo.

1996
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) se articula con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con el objetivo de ratificar las normas laborales internacionales y políticas relativas al trabajo infantil.

1999
La OIT aprueba el Convenio sobre las Peores Formas de Trabajo Infantil, el cual exige la prohibición y eliminación de todas las formas de trabajo que perjudiquen la salud, seguridad o la moral de los niños, niñas y adolescentes.

2000
A través de dos protocolos facultativos de la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989, aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas, se establece que los Estados Partes están obligados a tomar medidas para impedir que los menores participen en hostilidades enmarcadas en conflictos armados y sean víctimas de la venta, explotación y abuso sexual. 

2002
Por primera vez delegados infantiles se dirigen a la Asamblea General de la ONU. Durante el período extraordinario de sesiones se aprueba el programa “Un mundo Apropiado para los Niños”, el cual describe los objetivos específicos para mejorar las perspectivas de los niños durante la siguiente década.

2010
 Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas, da a conocer el informe titulado Situación de la Convención sobre los Derechos del Niño, documento en el que se examinan los progresos alcanzados, los desafíos que subsisten en la aplicación y las lagunas en la efectividad de los derechos del niño. Además, se presentan varias propuestas respecto de la movilización de recursos y las innovaciones para promover los derechos del niño.

2011
Se aprueba un nuevo Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989, relativo a procedimientos de comunicaciones, otorgando al Comité de los Derechos del Niño el poder de presentar denuncias de contravenciones a los derechos de la infancia y llevar a cabo investigaciones.

En esta ley internacional se reconoce a las personas menores de 18 años como individuos con derecho al desarrollo físico, mental, social y a la libre expresión. En el Artículo 32 de este tratado se estipula que los niños y las niñas deben estar protegidos contra la explotación económica. Para lo anterior, se determina que cada Estado parte debe establecer una edad mínima para trabajar, disponer de reglamentación en torno a horarios y condiciones de trabajo, y estipular penalidades y sanciones que aseguren la protección de la infancia.

¿Cuál es la realidad del trabajo infantil en Colombia?

En el caso de Colombia, el Ministerio del Trabajo es el encargado de determinar las actividades peligrosas y condiciones de trabajo nocivas para la salud e integridad física o psicológica de las personas menores de 18 años de edad. Este Ministerio señala las siguientes actividades como las peores formas de trabajo infantil: esclavitud, trata de personas, servidumbre por deudas y otras formas de trabajo forzoso, reclutamiento forzoso de niños y adolescentes para utilizarlos en conflictos armados, prostitución, pornografía y actividades ilícitas.

Cabe señalar que existen algunas formas de trabajo infantil que son veladas por dinámicas familiares, así lo asegura Carolina Rodríguez, psicóloga de la ONG Save The Children, quien indica que labores como el cuidado de hermanos menores hacen que la población infantil deje de desarrollar actividades propias de su edad, tales como hacer las tareas del colegio y realizar prácticas recreativas para invertir, en cambio, horas o tiempo de vida en actividades propias de las personas adultas.

En el siguiente audio Carolina Rodríguez, psicóloga de Save The Children, comparte algunos consejos para no asignar roles de cuidado a nuestros menores.

Es importante indicar que la edad mínima de admisión al trabajo en Colombia son los 15 años. En ese sentido, los y las adolescentes entre esta edad y los 17 años que desarrollen actividades laborales deben contar con una autorización expedida por el Inspector de Trabajo o, en su defecto, por el ente territorial local, y gozar de protecciones laborales consagradas en el régimen laboral colombiano, en las normas que lo complementan y en los tratados y convenios internacionales ratificados por Colombia, que forman parte del bloque de constitucionalidad.

Es de mencionar que los y las adolescentes autorizados para trabajar tienen derecho a la formación y especialización que les habilite para ejercer libremente una ocupación, arte, oficio o profesión.

En Colombia, para el último trimestre de 2022, la tasa de trabajo infantil (TTI) fue de 3,4 %, equivalente a 369 000 personas, de acuerdo a las cifras publicadas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) en el Módulo de Trabajo Infantil (MTI) de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH). De acuerdo a los resultados publicados, Cali, ciudad capital del Departamento del Valle del Cauca, se ubicó como la segunda ciudad del país con mayor presencia de trabajo infantil, registrando una tasa de 2,4 %. La única ciudad que registró una peor tasa que Cali fue Popayán, la cual registró una tasa de 2,7 %. Frente a lo anterior se destacan algunas cifras que develan la complejidad del fenómeno:

  • Al realizar una discriminación por sexo de los menores que laboraron durante el último trimestre de 2022 en el país, se encontró que el 69,5 % (257 000 personas) eran hombres y el 30,5 % (113 000 personas) eran mujeres.

  • En cuanto a los rangos de edades, se identificó que el 70,01 % de menores que laboró en el periodo de tiempo indicado, tenían entre 15 y 17 años, mientras que el 29,9 % restante tenían entre 5 y 14 años. Lo anterior evidencia que un porcentaje significativo de menores no cumple la edad mínima tipificada por el Estado colombiano para ejercer algún trabajo.

  • Las tres principales razones que las y los menores indicaron como las que los llevaron a trabajar fueron: tener su propio dinero (37,1 %), tener que participar en la actividad económica de su familia (33,3 %), deber ayudar con los gastos de la casa, y ayudar a costearse el estudio (15,5 %).

  • En el país, los sectores de agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca concentran a 133 000 de los y las menores que trabajan. Le siguen actividades de comercio y reparación de vehículos (78 000), industrias manufactureras (49 000) y alojamiento y servicios de comida (45 000).

  • La mayoría de los niños, niñas y adolescentes que trabajan no reciben remuneración o ganancia (157 000), mientras que 73 000 reciben hasta un cuarto de salario mínimo, 69 000 entre un cuarto y medio salario mínimo y 70 000 más de medio salario mínimo.

  • En relación con el trabajo doméstico, el DANE indica que en el total nacional la población de 5 a 17 años que trabaja, sumada a los que realizan trabajo doméstico no remunerado en su hogar por 15 horas o más, fue de 1,18 millones de niños, niñas y adolescentes.

  • Con esto, la tasa de trabajo infantil ampliada por trabajo doméstico y de cuidado no remunerado fue de 11 % para el total nacional, 9,1 % para cabeceras y 16,1 % en centros poblados y rural disperso. En este segmento, las mujeres tuvieron una tasa mayor, con 13,7 %, mientras que la de los hombres fue de 8,4 %, con una brecha de 5,3 puntos porcentuales.

Contexto de los niños, niñas y adolescentes en la ciudad de Cali

De acuerdo con una entrevista realizada a la teniente Adriana Corrales, jefe del Grupo de Protección a la Infancia y Adolescencia de la Policía Metropolitana de Cali, los niños, niñas y adolescentes (NNA) suelen estar muy expuestos a diversas formas de explotación y afectación asociadas al trabajo infantil. A continuación, se destacan algunos de los puntos más relevantes de la entrevista y que permiten entrever la dimensión de la problemática.

Riesgos de los NNA frente a la exposición y uso de drogas armas

De acuerdo con la jefe del Grupo de Protección a la Infancia y Adolescencia de la Policía Metropolitana de Cali, los niños, niñas y adolescentes (NNA) que se encuentran ejerciendo trabajo infantil en lugares públicos como los semáforos son muy vulnerables a ser contactados por personas inescrupulosas que ante sus necesidades les vinculen a delitos como la venta de drogas o el porte de armas de fuego.

Riesgos de los NNA frente al consumo

Otro de los riesgos a los que están expuestos los NNA que ejercen trabajo infantil de manera informal es el consumo de estupefacientes. La teniente Corrales asegura que al menos el 40 % de los NNA presentes en los semáforos son consumidores de estupefacientes, y señala además algunos casos en los que todo el núcleo familiar de los menores es consumidor de sustancias psicoactivas.

Riesgos de los NNA frente al consumo extorsivo

En cuanto al consumo de estupefacientes, la teniente Corrales advierte sobre la existencia de personas que inducen el consumo en menores ofreciéndoles pruebas gratis, para posteriormente pedirles favores o retribuciones.

Riesgos de los NNA frente a las bandas de mendicidad

Sobre el trabajo infantil, Corrales señala que ya se han identificado bandas de menores que promueven la mendicidad en otros NNA. Afirma que, en Cali, en el marco de la temporada decembrina, se incrementa la presencia de NNA en lugares no aptos para su desarrollo, como los bares y discotecas. Recuerda además que, en Colombia, conforme lo establecido en la Ley 1098 del Código Nacional de Infancia y Adolescencia, los niños, niñas y adolescentes no pueden trabajar si son menores de 15 años y aquellos que se encuentren en esa edad, deben contar con una autorización de sus padres para poder emplearse.

El trabajo infantil y la migración

Para entender la problemática del trabajo infantil también resulta importante conocer diversas dinámicas sociales como la migración y el desplazamiento forzado. Actualmente, se estima que en el Valle del Cauca hay aproximadamente 196 931 migrantes de origen venezolano, lo que ubica al departamento como el quinto con mayor congregación de población proveniente de dicho país. Esto conforme a cifras presentadas en el Boletín “Mercado Laboral de la población Migrante”, correspondiente al periodo abril 2022 - marzo 2023, elaborado por el Ministerio de Trabajo. Este documento precisa que más de la mitad de la población venezolana localizada en Colombia está entre los 18 y los 39 años, lo que les posiciona como un grupo con potencial fuerza de trabajo. 

En el caso particular de Cali, los flujos migratorios de llegada a la ciudad en 2023 reflejan que mensualmente se reciben entre 900 y 1000 personas de origen venezolano, de acuerdo a cifras de Migración Colombia.

Según indicó Diego Fernando Padilla, subsecretario de Atención Integral a Víctimas y Migrantes, en entrevista con Caracol Radio, Cali tiene un promedio de 180 000 personas migrantes, quienes en su mayoría son de origen venezolano. Lo anterior, de acuerdo a Carolina Rodríguez, psicóloga de la ONG Save The Children, representa un reto adicional en materia de protección de niños, niñas y adolescentes pues el fenómeno del trabajo infantil en la ciudad empieza a incluir a infantes de otras nacionalidades que en algunos casos están pidiendo dinero con sus familias en lugares transcurridos de la ciudad como semáforos, centros comerciales y transporte público.

Si bien el trabajo infantil es una práctica generalizada sí es claro que afecta de manera diferencial a las infancias migrantes “pues se ha demostrado que entre los niños trabajadores, los niños migrantes son los que reciben menor salario, los que trabajan más horas, los que asisten con mayor irregularidad a la escuela y los que enfrentan un mayor índice de mortalidad en comparación con los niños locales”. A este escenario hay que agregar que Colombia no estaba preparada para afrontar la emergencia humanitaria derivada de las olas migratorias provenientes de Venezuela a partir del año 2016, pues la tendencia de Colombia ha sido la de un país expulsor debido a las dinámicas propias del conflicto armado interno. Esa falta de preparación institucional ha demorado la implementación adecuada de políticas públicas que garanticen los derechos de la población migrante y es por ello que los derechos de los NNA que migran se han tardado en posicionarse en la agenda pública como un problema urgente y que demanda atención. 

Pese a lo anterior, y teniendo en cuenta que los derechos humanos son universales, los niños, niñas y adolescentes que se encuentren en condición de movilidad humana seguirán siendo sujetos de derechos y deberán ser amparados por las leyes y las autoridades nacionales e internacionales.

El fenómeno del trabajo infantil no es exclusivo de Colombia. De acuerdo con cifras de la OIT se estima que en América Latina y el Caribe al menos 8 millones de niñas, niños y adolescentes se encuentran en situación de trabajo infantil, de los cuales 5,5 millones realizan trabajos peligrosos. Como alternativa para combatir este flagelo, se dio origen a la Iniciativa Regional América Latina y El Caribe Libre de Trabajo Infantil, en la cual participan 31 países de la región.

Una de las metas de la Iniciativa es poder lograr que una primera generación en la región esté libre del flagelo del Trabajo Infantil. Desde esta propuesta, en alianza con la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de la OIT y la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), desarrollaron una herramienta con dos metodologías: a) el Modelo de Identificación del Riesgo de Trabajo Infantil (MIRTI) y b) el Índice de Vulnerabilidad al Trabajo Infantil (IVTI). Estos utilizan la información estadística de los países para identificar los territorios más vulnerables al trabajo infantil y cómo algunos factores sociales inciden en el desarrollo de esta problemática. El objetivo de esta herramienta es la definición de acciones multisectoriales que combatan el trabajo infantil.

Colombia fue parte del grupo de países piloto en la implementación del MIRTI. Una de las necesidades preexistentes era mejorar la focalización de niños, niñas y adolescentes trabajadores. Para ese entonces, la cantidad de menores que estaban trabajando en el país era de 797 000, y la tasa del trabajo infantil correspondía al 7,3 %.

En Colombia, el MIRTI se dio en paralelo con la elaboración de la Política Pública para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección Integral al Adolescente Trabajador 2017-2027. Es importante destacar que en Colombia también existe un Sistema de Identificación y Registro del Trabajo Infantil (SIRTI), el cual está a cargo del Ministerio del Trabajo.

Para implementar este modelo en Colombia se tuvo en consideración que en el país existía información estadística adecuada para implementar la metodología. En ese entonces había tres precedentes de este tipo de modelos predictores, los cuales eran ejecutados por: Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Prosperidad Social y el Departamento Nacional de Planeación (DNP); lo cual permitiría la comparación y evaluación de resultados. También se tuvo en cuenta que en el país el modelo sería implementado por las entidades ya mencionadas, el DANE y el Ministerio de Trabajo, las cuales lideran la política pública de prevención y erradicación del trabajo infantil y protección integral al adolescente trabajador.

Volviendo a enmarcar la problemática del trabajo infantil en el ámbito internacional, cabe destacar que su erradicación está comprendida en el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 8, particularmente en la meta 8.7, que busca “adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas modernas de esclavitud y la trata de seres humanos y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, a más tardar en 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”.

Aunque esta agenda sugiere plazos próximos a vencer, Claudia Coenjaerts, directora regional de la OIT para América Latina y el Caribe, aseguró en el marco de la conmemoración del Día Mundial contra el Trabajo Infantil que, aunque la región ha logrado importantes avances de continuar al ritmo de desescalada actual en contra del flagelo del Trabajo Infantil, se necesitarían más de 25 años para erradicarlo por completo.

Combatir el trabajo infantil es un reto multisectorial, en el que el sector empresarial tiene un papel fundamental al promover que en sus cadenas de suministro y áreas de influencia no se presente este flagelo, también al proteger a los y las adolescentes que trabajan bajo el régimen de protección especial.

Causas relacionadas con el fenómeno del Trabajo Infantil

El trabajo infantil es una problemática multicausal que no sólo se explica por factores estructurales asociados a dificultades de orden económico, social o familiar, sino que incluso tienen su origen en concepciones de tipo cultural o en los imaginarios asociados a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes en los contextos en los que viven. En ese sentido, a continuación se presentarán algunas de esas causas a la luz de lo analizado en algunos documentos de investigación que se han adentrado en el estudio de la problemática:

Condiciones sociales, económicas y culturales:

Entre el 8 y el 9 de mayo del año 1997 se realizó la primera Reunión Iberoamericana Tripartita de Nivel Ministerial sobre Erradicación del Trabajo Infantil, evento del cual surge la Declaración de Cartagena de Indias sobre Erradicación del Trabajo Infantil. 

Sobre esta Declaración, en el trabajo de monografía de la Universidad de La Sabana de Bogotá “Análisis de algunos factores culturales involucrados en la aparición y mantenimiento del trabajo infanto-juvenil y su relación con la erradicación del mismo” sus autoras Abay García, Hanna; Moreno Montero, Alexandra; Niño Medina, Carla Ivonne señalan que el trabajo infanto-juvenil está relacionado con la pobreza, la cual es el resultado de condiciones políticas y económicas.

Además, partiendo del análisis de la Declaración de Cartagena sobre Erradicación del Trabajo Infantil refieren estas mismas autoras otras causas relacionadas con esta problemática, tales como: “la baja concordancia entre políticas sociales y políticas económicas, la desigualdad en materia de acceso a servicios sociales básicos, la baja calidad y los costos de la educación básica, la conformación numerosa de familias pobres, la concepción cultural del trabajo infantil y el supuesto de que los niños, niñas y jóvenes son irremplazables en el desarrollo de algunas actividades debido a supuestas destrezas concedidas por su edad”.(García, Montero y Niño, 2012, pág. 15).

No obstante, según esta misma fuente, las anteriores no son las únicas causas del trabajo infantil, pues según otros autores (Pérez, M, 1990 como se citó en García, Montero y Niño, 2000), otras problemáticas relacionadas identificadas son:

  • La insuficiencia de ingresos que obliga a que mayor número de miembros de la familia participen en el mercado laboral. 

  • Un aparato escolar que se preocupa más por el cumplimiento académico que por la proyección educativa.

  • Un clima escolar con deficiencias en los ámbitos afectivo y psicológico que impulsa a los jóvenes a buscar alternativas de realización personal en labores ocupacionales.

  • Hogares monoparentales.

  • La vinculación de los acudientes en ocupaciones que permiten la vinculación de ayudantes.

Como se enunció al principio, las causas de tipo socioeconómico no son las únicas que explican la existencia y permanencia del trabajo infantil como problemática. Se ha identificado que también hay factores de tipo cultural que muchas veces naturalizan esta práctica y la incorporan como algo normal en el imaginario de las familias y de algunos grupos sociales. Así, por ejemplo, se ha identificado que “algunas familias pobres generalmente no consideran el trabajo infanto - juvenil como una forma de explotación, sino como una realidad económica, e incluso como una experiencia benéfica, en la medida que enseña a los menores a ser responsables desde muy temprana edad”. (DNP, Organización de las Naciones Unidas para la Infancia y la Familia - UNICEF, 1994, p. 67, citado por García, Montero y Niño, página 17, 2012).

Por otra parte, algunos padres y madres de familia asimilan el trabajo infantil como una forma de crianza que les permitirá edificar en sus hijos ciertos valores o hábitos deseables para su estructura familiar pensando que -por ejemplo- un niño que trabaja aprende a ser más responsable, cumplido o simplemente es “su obligación”.

En suma, el trabajo infantil es una realidad inminente en nuestras sociedades y para el caso de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes migrantes constituye un mayor riesgo debido a las dinámicas propias de la migración pues la incertidumbre y ausencia de garantías supone un escenario de mayor vulnerabilidad para ellos y ellas. Así mismo, es un fenómeno que no debe entenderse a partir de un solo factor, sino que debe analizarse de cara a los contextos en los cuales ocurre con el fin de identificar las diferentes causas que confluyen a ella y a partir de eso aplicar o abordar el esquema normativo o de transformación de imaginarios a que haya lugar.

De ahí que esta problemática demande una confluencia de esfuerzos institucionales, familiares, comunitarios y en general de toda la ciudadanía que permita acercarnos al fenómeno del trabajo infantil para entenderlo, transformar los imaginarios a su alrededor y así poder mitigarlo y eliminarlo.
Las situaciones de movilidad humana no son un impedimento para garantizar la protección de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes pues los derechos también migran y es deber de todos y de todas velar por su cumplimiento.

 

Referencias 

Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes (R4V) (https://www.r4v.info/es/home).

Dirección de Metodología y Producción Estadística - DIMPE (2020). Gran Encuesta Integral de Hogares https://microdatos.dane.gov.co/index.php/catalog/780

Meza, A. (2016, diciembre) Venezuela emite billetes de mayor denominación ante la caída del bolívar. El País. https://elpais.com/economia/2016/12/08/actualidad/1481152419_426334.html

Entrevista realizada a Anthony Soto Andueza (2023, 30 de mayo) Joven de Venezuela, Cali (Valle del Cauca). 
Trabajo Infantil. Organización Internacional del Trabajo. https://www.ilo.org/global/standards/subjects-covered-by-international-labour-standards/child-labour/lang--es/index.htm
https://ilo.org/dyn/normlex/es/f?p=NORMLEXPUB:12100:0::NO::P12100_ilo_code:C138. Convenio sobre la edad mínima, 1973
https://www.ilo.org/dyn/normlex/es/f?p=1000:12100:0::NO::P12100_ILO_CODE:C182. Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999
https://www.coe.int/es/web/compass/convention-on-the-rights-of-the-child#:~:text=La%20Convenci%C3%B3n%20sobre%20los%20Derechos,ni%C3%B1os%20en%20un%20%C3%BAnico%20documento. Convención sobre los Derechos del Niño.

“Historia de los Derechos del Niño”. En UNICEF. Disponible en: https://www.unicef.org/es/convencion-derechos-nino/historia

Entrevista realizada a Carolina Rodríguez (2023, 19 de julio) Psicóloga de Save the Children, Cali (Valle del Cauca).
Entrevista realizada a la teniente Adriana Corrales, (2023, 27 de julio) jefe del Grupo de Protección a la Infancia y Adolescencia de la Policía Metropolitana de Cali, Cali (Valle del Cauca).

“En Cali hay cerca de 180.000 migrantes”. En Caracol Radio, 04 de enero de 2023. Disponible en: https://caracol.com.co/2023/01/04/en-cali-hay-cerca-de-180-mil-migrantes/

Trabajo infantil y migración. En: Organización Internacional para el Trabajo (OIT). Disponible en: https://www.ilo.org/ipec/areas/Migration_and_CL/lang--es/index.htm

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